Un día te cambia la vida, aprendes a vivir con los rasguños del pasado y te prometes no volver a permitir que te vean la cara. Tus sentimientos siguen ahí, eres la misma mujer, la que está llena de sueños, metas y muchas ganas de amar bonito. No estás esperando el momento indicado, lo vives. Entendiste que lo que en verdad vale la pena es guardar un montón de memorias, que te recuerden, que sigues avanzando pase lo que pase. Ya no tienes prisa, no quieres entregarte a nadie sólo por miedo a la soledad. De hecho, se volvió una de tus mejores compañías y lo agradeces. Porque gracias a la gente que no te valoró, te pudiste encontrar de verdad. Un camino lleno de rocas, caídas fuertes, pero te mantuviste firme. Son pocas las que lo logran, así que no dudes ni un segundo en aplaudirte porque te lo mereces. Estas son las 10 cosas que ya no vas a permitir, ya maduraste.
Una mujer que sabe lo que quiere
Fuiste la mujer que se quedó sin nada, la que vieron con ojos de burla y a la que humillaron hasta que se cansaron. Entregaste lo mejor de ti y de todas maneras decidieron pisotear tu corazón. Por fortuna, ya sabes que eso es problema de esa persona, si no tiene la valentía de respetar tus emociones no significa que tú estás mal. Amas así, sin filtros, sin miedos y no cualquiera está preparado para eso. Qué bueno que se fueron de tu vida, porque tú no te merecías tan poca cosa. Ahora, quien quiera entrar se lo tiene que ganar, porque no permites esto:
No estás compitiendo
Ya no tienes tiempo para estar pendiente de la vida de los demás. Mucho menos de otras mujeres, no son tus rivales, si alguien quiere descargar sus emociones negativas, adelante, que lo haga, porque a ti eso ya se te resbala. No quieres ser mejor que nadie, la lucha es contigo misma, con la imagen que ves todos los días frente al espejo, quieres sentirte orgullosa de cada uno de tus pasos. Eso de compararte con otros te da bastante pereza. Además, tienes muy claro que nunca terminas dándole gusto a todo el mundo. Es insano permitir que alguien tenga el poder de tu estado de ánimo, no encaja contigo.
La relación es de dos
En el pasado fuiste la amiga que confió en los suyos, la que contaba cada una de sus inquietudes respecto a su relación, pero eso ya cambió. Aprendiste que es muy saludable guardarse algunas cosas, no tienen que saber todo de ti y eso no te hace una amistad falsa, es simplemente que hay cosas que prefieres cuidar, que son sólo tuyas y de tu pareja. No vas a permitir que nadie arruine tu relación ni tampoco que te digan que te quedes cuando no quieres. Estás abierta a escuchar consejos, pero eso no significa que los vas a seguir al pie de la letra. Tú sabes muy bien lo que haces.
Quieres tu espacio
Definitivamente, ya no está en tus planes tener una relación en la que te absorban. Eres una mujer independiente, hay muchas actividades que disfrutas contigo misma y eso te ayuda a recuperar energía en todos los sentidos. Te gusta respirar libertad, saber que no estás encadenada a los deseos de un hombre, te da paz. Es por eso que no vas a permitir que te domine, no quieres una pareja que te esté cuidado las 24 horas del día. Si su intención es gobernar, es mejor que siga su camino, porque contigo no lo va a lograr.
El exceso ya pasó de moda
Es claro que amas divertirte, eres una mujer que goza cuando las carcajadas están de por medio. Te gustan las conversaciones largas, compartir un par de copas, bailar, cantar, no hay duda de que eso hace vibrar tu corazón. Sin embargo, ya no caes en los excesos. Tienes prioridades, puedes pasarla bien un rato y después te marchas. Eres una mujer madura, no te dejas manipular por la presión de nadie. Poner límites se ha vuelto uno de tus pasatiempos favoritos.
La venganza ya te da pereza
Es cierto, en el pasado fuiste una mujer demasiado emocional, es decir, tu corazón sigue siendo bueno, pero ya no te doblas fácilmente. Has aprendido que por más que intentes huir la gente mala se atravesará en tu camino y hay que lidiar con ello. Sin embargo, no vas a tolerar que te fallen, una vez que alguien te traiciona compra el boleto para salir de tu vida y es sin regreso. Le deseas lo mejor, pero lejos de ti. La venganza ya no es algo que te hace perder el tiempo, esa versión tuya se acabó.
No siempre tienes el control
Si hay algo que te costó muchísimo en términos de madurez, es aceptar que la vida es así, cambia de la noche a la mañana y por más que lo evites, las cosas se te pueden salir de las manos. Es por ello que estás lista para enfrentar los cambios, cuando sientes que algo te sobrepasa no te queda más que respirar profundo y dejar ir. El apego ya no es bienvenido en tu mesa y eso te ha llevado a entender tantas cosas.
No hay que demostrar nada
Lo que menos deseas es darle importancia a terceras personas. Tú eres la dueña de tus días, sabes lo que quieres y lo que no quieres contar. Es por eso que ahora no compartes tus éxitos ni fracasos con cualquiera. No buscas quedar bien con nadie, simplemente intentas dar lo mejor de ti. Sabes que las relaciones no son perfectas, pero te esfuerzas en darle una buena cara a tus seres queridos. Con eso te basta, la opinión de la gente que realmente te conoce es la que vale.
El perdón te ha sanado
Darle vuelta a la página implica dejar atrás todo el rencor que inunda el alma. Te diste cuenta de que hay gente que te daña y que no tiene ni la menor intención de disculparse, no puedes permitir que la vida se te vaya esperando a que lo hagan. Es mejor que tú sueltes, el perdón no siempre es por ellos, es por ti, para que puedas empezar de cero y que tu corazón esté en paz. Estás dispuesta a ponerte en los zapatos de los demás para entender sus carencias, no los justificas, pero tampoco quiere decir que los quieras en tu vida.
El pasado ahí se queda
¿De qué sirve decir que alguien ya no es parte de tu vida si todavía te sigue doliendo? Es verdad, hay heridas que se convertirán en cicatrices y que probablemente cada que las acaricies vuelvan a tu mente esos momentos tan duros. Sin embargo, eso no quiere decir que vayas a invertir tu tiempo en suplicarle a nadie. Si alguien sale de tus días es porque así tenía que ser y no piensas dar un paso atrás. Ahora, tanta negatividad te aburre.
Ya no cierras tu corazón
Por mucho tiempo le otorgaste un duelo a quien realmente no lo merecía y eso no fue nada sano, porque te hundiste tanto en tus emociones que no permitiste que nadie más las viera. Dejaste de vivir y de amar, por alguien que no tuvo el valor de quererte desde la honestidad. Ya no, esa mujer cerrada emocionalmente quedó atrás. Ahora, sabes que te mereces un amor profundo y aunque no llevas prisa, sabes que llegará.
Y bien, ¿Te consideras una mujer madura?
Texto orinal: albertespinola.com © Todos los derechos reservados.