Al principio duele, pero una vez que te das cuenta de que no mereces las migajas de un hombre de bajo valor, tu perspectiva respecto al amor cambia por completo. Entiendes que no es tu culpa, que su falta de responsabilidad afectiva depende de él y nada más. No importa lo mucho que ames a un hombre, nunca podrás cambiarlo para bien, si él no quiere. Después de tantas cicatrices sabes que no eres tú la del problema, entregarte desde tus raíces está bien, pero no todos están listos para recibir un amor tan genuino. Te quedaste por mucho tiempo ahí, en donde te hacían malas caras, te criticaban, te callaban. Pero ya no, esa versión tuya que aguantaba tanto, ya quedó en el pasado. Estas son las razones por las que prefieres estar soltera que con un patán.
La soltera valiente
Eres una mujer valiente, por favor, nunca lo dudes ni invalidez lo mucho que has avanzado, porque con todo y tu oscuridad estás logrando vencer tus miedos más profundos. Ahora sabes que tu felicidad no depende de alguien más y mucho menos de un hombre que lo único que hace es lastimar, descargar todas sus carencias en lo bonito que le ofreces. Sí, te hirió hasta que te olvidaste de tu esencia, pero es una historia que no se volverá a repetir por estas razones:
No quieres bajar tus estándares
Por un tiempo, te sentiste tan rota, que te creíste eso de que te tienes que conformar con una pareja que apenas y te puede ofrecer sobras. Llegaste a pensar que tener un amor sano es idealizar, cuando no es así. Te mereces a alguien que te mire a los ojos y se pierda en cada uno de tus rincones, incluso aquellos llenos de defectos. No te conformes con un patán que te hace sentir como si te estuviera haciendo un favor al ponerte en el último sitio de su lista. Ya no, no vas a ser la que cede ni la que pide perdón por cualquier cosa. Para eso mejor te quedas sola.
No te puede lastimar
Sólo aquella mujer que sabe lo que es despedirse de un amor tóxico, entiende el alivio que se siente. Es como si te devolvieran el alma al pecho, una paz que no tiene explicación y que te hace abrir los ojos. Ahora, no tienes que preocuparte por su maldad, sus errores ya no caerán sobre tus hombros. Eres una mujer libre, segura de ti misma y no te vas a volver a involucrar con alguien que goza al hacerte pedazos. Por fin, te liberaste de sus promesas falsas. Quizás fueron muchas las lágrimas durante el adiós, pero no te arrepientes.
Sus celos ya no te agobian
Es cierto, te duele, recordarte ahí, tan vulnerable, insegura, te metió tanta basura en la cabeza que muchas de las cosas que te hacían feliz te llenaron de culpa. Fueron sus celos los que te prohibían todo. Te sentías asustada, con el miedo de que cualquier cosa que hicieras despertara su furia. Hasta que te fue hundiendo y alejando de todos, eso es precisamente lo que más te dolió. Te perdiste por él, pero ahora que te encontraste ya nada volverá a ser igual.
Que se quede con sus tontas comparaciones
La verdad es que todavía estás luchando con las grietas que te dejó ese mal amor. Hay palabras que probablemente te acompañen toda la vida, pero tu amor propio es el que te va a salvar de no volver a caer. Sus comparaciones te dolieron y mucho, pero ahora sabes que lo que importa eres tú. Tus cualidades, tu manera de ver la vida, toda tú eres sagrada y no estás compitiendo con nadie más. Es contigo, para convertirte en mejor persona cada día.
¡Adiós a sus promesas falsas!
¿Cuántas cosas te prometió? Tenía una manera de mentir tan calculadora, que al mirarte fijamente a los ojos parecía que decía la verdad. No te culpes por tu ingenuidad, ya llegará alguien que sí la sepa valorar. A ti no te hace falta malicia, a él le falta muchísima bondad. Ese patán ya no te hará llorar, ya no te cancelará los planes, ni se le olvidarán las fechas importantes. Ya no te va a minimizar frente al resto, eres libre.
Sin máscaras
Qué bonito se siente cuando por fin te despides de tantas mentiras, ya no hay necesidad de fingir. Fueron muchas las veces que tuviste que aparentar frente al resto para justificarlo. Te encargaste de maquillarlo, porque sabías que si se daban cuenta de que era un patán, todo se vendría abajo. Ahora, agradeces poder verlo sin un solo filtro, duele, darte cuenta de que sólo existía en tu imaginación, pero al mismo tiempo te ayuda a soltarlo de una vez por todas.
Tu empatía no es un juego
Ese patán te enseñó a la mala, que no puedes creer eso de que todos tienen un lado bueno. Lamentablemente, en la vida hay gente muy cruel, narcisistas, disfrazados de amores para toda la vida, que lo único que quieren es acabar con tus emociones. Te cansaste de ser la comprensiva, la que buscaba la manera de solucionarle la vida, mientras acaba con la tuya. Sigues siendo una mujer empática, pero ya no vas a permitir que este tipo de pirañas emocionales te vean la cara.
Su indiferencia ya no te afecta
Te trató con el látigo de su desprecio, como si no fueras una mujer valiosa y no te merecieras explicaciones. Dejó que te agobiaras y que tu cabeza diera mil vueltas para después culparte por algo que él había hecho. Lo peor es que le creíste, te pusiste a sus pies a pesar de que te hacía sentir triste e irritable. No le importó si lo extrañabas o si te sentías mal cuando se dormían enojados, simplemente buscaba castigarte. Ahora, eso ya no existe en tu vida, quieres a un hombre que tenga la madurez suficiente para comunicarse y no dañar.
El tiempo contigo es sagrado
Estar con un patán, te hizo preguntarte, ¿Necesito esto en mi vida? Por supuesto, que no, lo que necesitabas era paz, amor y recuperar tu dignidad. La soltería te ha devuelto las ganas de todo, de ponerte linda para ti, cantarte a ti, bailar para ti. Estás aprovechando tanto este tiempo que sería completamente absurdo volver con un patán, que te exige que le rindas cuentas y que además quiere cambiar tu manera de ser. Alguien que te corta las alas, no merece tu atención.
Todo pasa para algo
En su momento no entendías nada, te costó aceptar que la relación ya había terminado, incluso estando a su lado. No fue fácil soltar la costumbre y el apego, pero ahora puedes respirar profundo, aceptas las cosas tal y como son. No te vas a enganchar con un patán que no te hace feliz. Definitivamente, no serás tú la que cierre la puerta para una nueva oportunidad. Ya soltaste lo malo, ahora viene lo mejor.
¡Adiós al estrés, las peleas, los celos, las inseguridades! Bendita la soltería que te está poniendo en el sitio que te mereces. La vida está llena de patanes, pero no todos los hombres son iguales y mientras llega uno que sí esté a tu nivel, no tienes problema en seguir gozando contigo. ¡Salud por ti y todas las solteras!
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