La gente suele pensar que es fácil lidiar con los nudos en el corazón, asumen que se trata de un mal día, pero no tienen idea de que llevas toda una vida luchando contra esos pensamientos que te gritan a cada segundo que no eres suficiente. No es sencillo salir de esa oscuridad, hay días en los que sientes que todo está bien y otros en los que quieres huir. Te miras y ya no te reconoces, estás tan apagada, por fuera y por dentro. El brillo que te mantenía de pie se ha vuelto opaco, ya perdiste las ganas de estar. ¿Te sientes así? Estas 10 señales son la prueba de que no eres la fuiste porque lo que tienes es depresión.
Es bastante molesto que relacionen la infelicidad o un problema en la familia, con tener depresión. Todos pasamos por momentos duros, las emociones se alteran y de pronto nos sentimos decaídos, pero eso no tiene nada que ver con el trastorno depresivo. La depresión se trata de una guerra que parece infinita, que hiere y te rompe en cada paso. Tu estado de ánimo cambia y esos pensamientos oscuros se vuelven tu sombra. Es posible que estés experimentado lo siguiente:
Perdiste la esperanza
Algo en ti te dice que vas a salir de esta, pero al mismo tiempo te sientes sin ganas, por más que intentas mantener una sonrisa en el rostro, sabes que estás disimulando y eso duele. Sientes que la vida se te está yendo entre las manos, los momentos, la gente que quieres. Te culpas por estar así y eso te hace sentir el doble de triste. Esa sensación de que no sirves para nada y que todo lo que sucede a tu alrededor es tu responsabilidad. Estás poniendo demasiado peso sobre tus hombros. Te has vuelto muy despiadada a la hora de juzgarte, parece que no importa lo que hagas nunca será suficiente para cumplir tus propias expectativas.
Ya no disfrutas
¿Has sentido eso de estar y no estar? Te has acostumbrado a salir con tus amigos, familiares, posar para la foto. Es muy fácil hacerle creer a los demás que estás bien, pero sabes que por dentro ya no puedes más. Lo único que quieres es que acabe. Cada vez que estás en un evento, cuentas las horas para volver a casa y refugiarte en tu lugar seguro. Ya nada te provoca satisfacción, dejaste de hacer lo que te gustaba, esos pasatiempos que te llenaban de energía y carcajadas. Ahora, te has vuelto una experta en postergar. Todo dejas para mañana, aunque sabes que no vas a mover ni un sólo dedo para que así sea.
Dormir es un problema
Ya llegaste al punto de tu vida en el que vives en un círculo vicioso, no duermes lo suficiente, todo el tiempo estás cansada. Eso hace que te sientas mucho más abrumada que el resto de la gente, porque te es imposible seguirle el ritmo a los que sí descansan de manera habitual. El insomnio te miente, hace que tu mente no pare y te diga que no vas a salir del hoyo en el que estás. Lo malo es que le terminas creyendo, estás tan rota, tan insegura y tan asustada, que te crees su cuento. Además, la falta de sueño te puede llevar a episodios de ansiedad. Así te sientes, quieres evadir todo durmiendo, pero no siempre puedes.
Estás ansiosa
A menudo, la ansiedad y la depresión, se toman fuerte de la mano e interrumpen tu vida sin previo aviso. Eso hace que además de decaída te sientas mucho más nerviosa, como si algo en ti te preocupara, pero no sabes qué. Vives con esa tensión en el pecho y te dan miedo muchas cosas. Si no controlas tu mente, tus pensamientos te hacen imaginar escenarios trágicos y ahí es cuando tu corazón se acelera, esas taquicardias que no te dejan en paz, te hacen temblar y no te dejan mantener la concentración.
Todo te irrita
Cuando no puedes canalizar tus emociones debido a la depresión, es muy común que te sientas mucho más irritada, todo te molesta, incluso cosas que antes te agradaban. Es una manera en la que tu mente escapa, así se protege, evade esos pensamientos y te centras en descargar tus miedos en los demás.
La comida es tu enemiga
Cuando tienes depresión es muy habitual que inicie una lucha entre tu peso y la comida. Sin darte cuenta, ahora tienes una relación muy conflictiva a la hora de ingerir alimentos. Lo mismo puedes tener atracones repentinos que no querer probar ni un solo bocado. De alguna manera, se vuelve tu válvula de escape, pero al no controlar la situación te vas al extremo, en el que comer se vuelve un calvario.
Un torbellino de emociones
Quisieras mantener la calma, ignorar esos arranques que tienes cuando tus emociones se descontrolan, pero es imposible. Hay algo en tu interior que es más fuerte que tú. De pronto, no entiendes por qué estás llorando y pasas de ese estado de ánimo a una furia que asusta a los que te quieren. No es nada personal, pero esas subidas y bajadas te hacen sentir la persona más inestable, por eso te callas, no quieres sentirte juzgada.
Pensamientos terribles
Por supuesto, que valoras la vida, pero ya has llegado al punto en preguntarte si sería mejor que no estuvieras aquí. Esos pensamientos suelen ser muy comunes en las personas con depresión, se sienten tan atrapadas que no encuentran otra salida. Si la idea te está dando vueltas en la cabeza, es momento de pedir ayuda, no te quedes sola. No confíes en lo que te dicen tus pensamientos y deja que tu red de apoyo te dé una mano. Hay quienes no te van a juzgar ni gritar.
El dolor físico
El cuerpo humano es demasiado sabio, si no escuchas a tu mente y a tu corazón, tarde o temprano se terminarán manifestando a través del cuerpo. Son muchas las personas que acuden al médico por malestares repentinos, tales como: dolor de cabeza, estómago, espalda, pero no se les detecta ningún problema. Sin embargo, cuando el paciente se trata el cuadro depresivo, dichos malestares desaparecen.
Problemas de memoria
Si últimamente no tienes ni idea en dónde tienes la cabeza, quizás estás deprimida. Pues, es común que este trastorno afecte tu concentración. Desde luego, tiene que ver con los síntomas que te mencioné en un principio, es decir: la falta de sueño, los problemas de apetito y el dolor que estás cargando.
Cabe aclarar, que este texto es sólo una guía para que puedas determinar si estás pasando por un momento depresivo, es indispensable que si presentas los síntomas acudas cuanto antes con un especialista. Toma en cuenta que no se trata de algo del momento, la depresión no desaparece de la noche a la mañana.
Si llevas un buen tiempo sintiéndote así e incluso crees que has empeorado, no debes tomarlo a la ligera. Son muchos los que estás luchando, no te rindas por favor, los expertos te pueden ayudar a salir de ahí. Empieza por aceptarlo y recupera a esa mujer que un día fuiste. Sé que te cuesta creerlo, pero tú puedes, vas a recuperarte, no será fácil, pero necesitas recoger tus pedazos para volver a empezar.
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