El amor es así, confuso, pero porque nos creemos la idea equivocada. Llega un punto en el que ya no sabes si estás idealizando o es real. Entonces empiezas a normalizar actos que en el fondo te rompen, pero no dices nada, porque claro, hay quienes sostienen que el amor duele y que nada es fácil en esta vida. Romantizar de esa manera actos negativos te puede llevar a vivir una historia desgastante, de esas que te dejan huella para toda la vida y te vuelven la persona más insegura. Hay hábitos que permites en una relación, que son tóxicos, pero los confundes con amor y ya es tiempo de que te quites la venda de los ojos. No es sano que tu pareja se comporte de esta forma, antes de justificarlo, pregúntate si estás cómoda con eso. Ten en cuenta que no hay argumento válido para que te traten con la punta del pie.
Lo peor es que muchas conductas se disfrazan a la perfección y ahí es cuando te acostumbras, te empeñas en querer ver las cosas buenas, porque en el fondo sabes que no está bien y no te sientes preparada para lidiar con la verdad. Si prestas un poco de atención y echas un vistazo al pasado te vas a dar cuenta de que las señales siempre estuvieron ahí. Ninguna relación tóxica comienza de la noche a la mañana, son pequeños actos que se van agudizando hasta que pierdes el control de tu amor propio, autoestima y dignidad. Estás con alguien que dice amarte y al mismo tiempo te hace sentir el ser más miserable.
Dice que eres todo para él
Siendo sincero, me asusta la manera en la que las personas usan esta frase y la relacionan con algo positivo. Puede que al romanticismo le haga honor, pero no. Que te diga que eres todo para él, te está diciendo que no hay nada más importante en su mundo que tú. Eso significa que te necesita todo el tiempo. Quiere dejarlo claro para que no te sorprendas en el momento que empiece a enviarte mensajes las 24 horas del día. Eso no es sano.
No puede vivir sin ti
De la mano con el punto anterior, amar no es dependencia emocional. Un hombre que necesita de ti para todo es alguien que no tiene control sobre sus propias emociones. El único mensaje que está dando es que no puede con sus inseguridades, porque la desconfianza hace que sus nervios se alteren y si no le respondes de manera inmediata se crea historias en la cabeza. Que alguien te controle de esa manera no tiene nada que ver con amar.
Su válvula de escape
Entiendo, la pareja está para apoyarse en las buenas y en las malas. Es alguien que te levanta el ánimo, pero… no tiene nada que ver con que le soluciones la vida. Es decir, amar no es hacerte cargo de los problemas de la otra persona. Cada uno tiene sus preocupaciones y fantasmas sin resolver. No es sano que tu pareja te haga creer que sin ti no puede avanzar en ningún proyecto. Es demasiada responsabilidad para tus hombros.
Eres su felicidad
A ver, tu pareja es tu compañero, es la persona que estará contigo en las buenas y en las malas. Definitivamente, te puede brindar un montón de carcajadas, pero eso no significa que sea la razón de tu felicidad. Ni él ni tú son responsables de eso. No te creas la idea de que de ti depende que él se sienta cómodo. El bienestar emocional es algo en lo que tiene que trabajar cada uno por su parte.
Si él no va, tú tampoco
Este punto es muy común en las parejas, normalizan la toxicidad. Llega un momento en el que su pareja se vuelve indispensable para todo. Tanto que dejan de hacer actividades cotidianas. No se trata de hacer todo juntos, necesitan tener su propio espacio, un tiempo a solas, en el que puedan desenvolverse con sus amigos, familiares o cualquier otro ámbito.
¿Tienes que contarle todo?
Estoy de acuerdo en que la honestidad en una pareja es pieza clave. Sin embargo, hay cosas que está bien que te guardes, no te sientas culpable por no relatarle tu día entero a tu pareja. Ser transparente no significa que tenga que saber hasta lo que piensas. Te mereces tus propios secretos.
El 50 y 50
En lo personal me atrevería a decir que este concepto ya es cosa del pasado. Ya no se trata de dividir todo en partes iguales, es decir, hay veces en las que uno de los dos está pasando por una mala racha y tiene que dar menos. No sólo estoy hablando en términos económicos, en general. No siempre tienes el ánimo de andar por ahí con una cara bonita colaborando en todo y está bien.
Es tu pareja, no tu padre ni tu madre
Estoy a favor de que te preocupes por tu pareja y que recibas lo mismo de su parte. Sin embargo, no es sano que tomen el papel de padres. No tienes que estar detrás de él diciéndole lo que debe hacer y lo que no. Es desgastante, su deber es hacerse cargo de las consecuencias de sus actos. Es muy tóxico querer corregir sus errores.
Peleas disfrazadas de pasión
Desde luego, que las discusiones con tu pareja son normales, pero eso no significa que deban ser frecuentes. Incluso llega un punto en el que tú inconscientemente buscas el conflicto, porque sabes que se van a reconciliar en un encuentro intenso. Cada vez que eso sucede, la relación se va rompiendo poco a poco.
Ignorar el problema
A veces, la idea de mantener la paz es muy contraproducente en las relaciones. ¿Hasta qué punto vas a callarte? Lo peor que puedes hacer es tragarte tus sentimientos, eso es ir añadiendo una gota más al vaso, hasta que se derrame. No es sano evitar el conflicto, porque por eso mismo luego terminan discutiendo por tonterías, pero en realidad es eso, que se queda ahí y nunca hablan.
Si te la hace, te la paga
Imagínate hasta qué punto de toxicidad tienes que llegar con tu pareja, para que su relación se vuelva un campo de batalla. Es decir, ya sólo estás esperando que te haga algo para pagarle con la misma moneda. Se supone que están juntos para comprenderse, no para hacerse daño cada vez que puedan.
No hay nada que decir
Este es el otro extremo de las relaciones. Están los que discuten por todo y los que prefieren no decir nada. Si una pareja no se comunica, no avanza, no pueden crecer juntos, porque prácticamente el otro se termina volviendo un desconocido. Están ahí, uno al lado del otro, pero no de manera consciente. Es importante que aprendan a hablar con respeto, incluso sus diferencias. Lo peor que pueden hacer es caer en el uso de indirectas, la agresión pasiva es un enemigo que los consume lentamente.
Celos descontrolados
A menudo, la gente suele relacionar los celos con el amor, esa idea tonta de que te desesperas porque amas tanto a la otra persona que no quieres perderla. Sin embargo, eso no es amar, los celos son sinónimo de posesividad, abuso y un montón de inseguridades. Tu pareja necesita trabajar en sí mismo, reforzar su confianza y soltar traumas del pasado. Si no lo hace y te quedas, será un infierno.
La última conexión
No hay justificación para que alguien esté revisando cada minuto lo que hace su pareja en redes sociales. Si en realidad sospechas de que está siendo desleal a tus espaldas, lo mejor es que tengas la valentía de confrontarla. Pregúntate, ¿confío en él?, ¿Es sano que todo el tiempo quiera saber qué está haciendo? Es imposible que controles su andar, es tu pareja, no te pertenece ni tú a él, ambos merecen privacidad.
Reconocer la toxicidad
Sin duda, el punto más complicado de la lista. A nadie le gusta que le digan que algo no está bien en su relación. Sin embargo, es momento de que aceptes tanto tu parte negativa como la de él. Si quieres salvar lo que tienen es posible, siempre y cuando, ambos pongan de su parte. Confía en tu intuición, ¿Quieres seguir ahí? A veces, es la costumbre la que no te deja soltar. Sólo piénsalo.
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