Llega ese momento en el que suspirar se vuelve un alivio, no es que las heridas desaparezcan, es sólo que aprendes a lidiar con ellas y ahí es cuando te vuelves amiga de la soledad. Todo eso que hicieron para romper tu corazón, ahora son lecciones y entiendes que hay capítulos en tu vida que tienes que cerrar para volver a empezar. Es cierto, es mil veces estar sola que mal acompañada. A veces, es mejor despedirnos, de esos malos amores, de las amistades que te traicionan y de los familiares que te ponen el pie todo el tiempo. Esa gente que quiere verte caer, la que te humilla y a la que nada de lo que hagas va a tener contenta, es a la que tienes que ignorar para siempre. Estas 9 señales son la prueba de que has nacido para estar sola:
Eres selectiva
Quizás fueron las decepciones, las malas intenciones de los demás o el dolor que viviste, pero dejaste de ser la misma. La que siempre estaba dispuesta para contarle su vida entera al mundo, pero ya no. Esa mujer quedó en el pasado y te convertiste en tu versión más discreta. No sientes la necesidad de contar todo, te guardas lo que te duele y lo que te alegra, para tus personas, las verdaderas, las que han demostrado estar contigo en las buenas y en las malas. Lo que menos quieres es llenarte de un montón de amistades falsas.
Te alejas de todos
La gente puede decir que estás loca, que necesitas ayuda y que no está bien, que te desconectes del mundo. ¿Sabes por qué? Les asusta ver la manera en que has construido una relación hermosa con tu soledad. No cualquiera tiene la valentía de disfrutar su propia compañía. Al contrario, huyen de sus sombras y prefieren rodearse de muchas personas para evadir lo que les grita su interior. Tú no, eres capaz de desaparecer por semanas enteras, tú no necesitas a nadie, no dependes emocionalmente y por eso lo haces. La gente que está contigo es porque tú quieres, pero no te importa quedarte sin nadie el día de mañana, sabes que al final sólo te tienes a ti.
La independencia te define
No te dejes llevar por los comentarios de las otras personas, eres una mujer que sabe muy bien lo que quiere y escondes una perfeccionista que no deja pasar ni un solo detalle. De ahí que gozas mucho de tu individualidad, te gusta hacer las cosas sola y te satisface no depender de nadie en ningún sentido. Desde el momento en el que encontraste paz al salir a tomar un café contigo, dar un paseo, ir al cine o simplemente quedarte en casa viendo tu película favorita, ahí fue cuando todo tomó sentido. Mientras tú estés bien contigo, el mundo puede rodar a su antojo. Es tu energía la que te puede levantar o derribar, ahora que lo sabes ya no dejarás que nada te domine.
Te cuestan las nuevas relaciones
Es muy complicado que la mayoría de las personas entienda tu manera de ver la vida, algo les hace creer que estás triste solo porque quieres quedarte en casa. Es por ello que te cuesta tener nuevas amistades o parejas, porque no entienden que quieres estar contigo y que probablemente la siguiente semana que te inviten a salir vas a decir que no. Es normal en ti, no dejes que nadie te juzgue de rara, sólo porque eres la oveja negra. Mientras tú te sientas cómoda da igual lo que el resto piense.
Tus amigos son contados
Sí, allá afuera, hay un montón de gente que cree conocerte, que te ve en el trabajo, en tu casa o los que te siguen en redes sociales. Quizás, se han hecho una imagen tuya, pero están muy lejos de la realidad, porque tus verdaderos amigos, los que son leales, en los que confías y que son tu red de apoyo, apenas y los cuentas con los dedos de una sola mano. No es que seas antipática ni que estés cerrada emocionalmente, es tan simple como que no vas a llegar como libro abierto con todo el que te sonríe bonito. Si la gente no tolera eso de ti, es su problema, te ha costado tanto convertirte en la mujer que hoy eres, como para regresar atrás y tratar de darles gusto.
Te aburren los dramas
La palabra es pereza, eso es lo que te provocan los dimes y diretes. Estás cansada de lidiar con gente, que lo único que aporta a los demás son comentarios negativos. No estás para convivir con los que necesitan, humillar a otros, para sentirse bien. Los chismes te provocan urticaria, estás tan enfocada en convertirte en tu mejor versión, que sería tonto de tu parte perder el tiempo en tonterías. Si los demás quieren hundirse en el drama, que lo hagan, tú ya aprendiste a seguir bailando bajo la tormenta, ya no puedes ni quieres mirar hacia atrás.
Te sumerges en las letras o en la música
A veces, la gente a tu alrededor está tan hueca que prefieres no entablar ningún tipo de conversación. Es por ello que un buen texto te hace perderte en otro mundo y no caer en absurdas provocaciones. También la música te ayuda, te sana y te calma. Es mucho mejor dejar que el ritmo te lleve a donde sea, que intentar hacer que alguien cambie. Ya no estás para perder tu energía de esa manera. No necesitas demostrarle nada a nadie. Quien no entienda tu manera de pensar puede seguir su camino. Cada quien es libre y por lo mismo no vas a obligarte a estar con alguien que apaga tu esencia.
Sin responder mensajes
Cómo les duele este punto a muchos. Y es que toca a los corazones inseguros y a los egos necios. Esos que creen que debes estar a su disposición las 24 horas del día. Tú no sientes la necesidad de estar pegada al móvil, porque has aprendido a disfrutar de tu espacio y hacer lo que realmente amas y te llena. A veces, respondes los mensajes en el momento y otras semanas después, no es nada personal, es sólo que te estás tomando un tiempo, ya sea para sanar alguna herida o simplemente para recuperar tu lado creativo. Te alejas porque lo necesitas y no debes sentirte culpable porque el otro no sabe lidiar con su soledad y quiere llenar un vacío a costa de que le respondas los mensajes. Que no se equivoquen, no estás para salvar a nadie.
Tu lado introvertido
Sin duda, hay momentos en los que ya no quieres estar en fiestas escandalosas, quieres conectar a un nivel más profundo. En reuniones en las que sí puedas hablar de todo y nada al mismo tiempo. Eres una mujer que prefiere la calidad antes que la cantidad. Ya aprendiste que la popularidad no es lo que tú quieres, antes que un montón de sonrisas, te quedas con una honesta. Esa eres tú y está bien, no intentes cambiar sólo porque alguien no tolera tu manera de ser.
No lo olvides, aquella mujer que es capaz de abrazar su soledad lo entendió todo. Sabe que está aquí para amar y no para llenar las expectativas de corazones secos. Eres esa, la valiente que no necesita de nadie, pero la que puede amar con ternura cuando se siente cómoda y no cortan sus alas. Tú eres la que decide qué tan alto quieres volar, no hay más.
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