Tu cabeza está llena de dudas, atraviesas por una etapa en la que no te sientes segura de nada; te cuesta tomar una decisión porque necesitas proteger tu corazón antes que intentar algo que te haga feliz. Dudas de todas las personas que llegan a tu vida y no sabes cómo proceder con ellas. Pero sigues adelante, no dejas de nadar en tu mar y luchas cada día contra ti misma porque muchas veces no te sientes segura de tus pasos.
Has pasado por mucho, ya sea que una relación que considerabas real terminó saliendo demasiado mal o que muchas relaciones hayan ido mal y te hicieran creer que todo fue tu culpa. Tal vez has tenido que enfrentar problemas familiares o que en el pasado has sufrido de abuso emocional, físico y verbal. Quizá fuiste manipulada e intimidada, te hicieron dudar de todo en tu vida y la incertidumbre te mantenía cautiva.
Tal vez la ansiedad por las situaciones estresantes de tu vida te hizo desarrollar una adicción que empeoró tu estado de ánimo. Luchas tus propias batallas internas y peleas contra trastornos mentales como la depresión, la ansiedad o los deseos de dañarte.
Sin importar las cosas que te hayan sucedido y por lo que estés atravesando, debes ver que hoy sigues de pie batallando e intentando mejorar sin importar cuánto te duele y las veces que decaigas. Te mantienes fuerte porque estás decidida a hacer que el dolor pase. Debes saber que cada una de las batallas por las que has pasado te han hecho una persona más fuerte, más sabia y más bella.
Claro, no parece justo que hayas tenido que enfrentar cosas tan difíciles en comparación con otros; pero ahora tú sabes más del mundo que aquellos que se permitieron caer en el campo de batalla.
Una vez que analices todo lo que has aguantado en la vida te dirás “Vaya, en verdad he pasado por mucho”. Ciertos días reflexionas sobre todo eso y te asombras de que cosas tan dolorosas no hayan conseguido quebrarte; porque hoy sigues adelante con tu vida intentando ser feliz a cada paso. Y es que también has tenido momentos de duda en los que te preguntabas si serías capaz de seguir adelante, si podrías salir de esos pozos oscuros.
A veces vas por la vida dando un paso adelante y luego uno hacia atrás porque es que cuando crees que las cosas no pueden empeorar, lo hacen en cierta forma. Entonces te entran las dudas sobre tu propia fortaleza, tratas de aferrarte a algo o alguien pero no consigues nada de que agarrarte para no caer. Ahí ves que la única persona en la que puedes confiar mejor que nadie es en ti misma. Tú eres la única que puede ayudarte a superar todo, la única que puede controlar su forma de actuar y de abordar las circunstancias.
Hay momentos en que tocas fondo muy rápido y te quedas allí en lo más bajo por un buen rato sintiéndote mal de ti misma. Lloras y sufres y nadie sabe por lo que atraviesas, pero cuando dejas de llorar, te limpias las lágrimas, te levantas y sigues intentándolo. Tú eres una mujer fuerte que ha superado cualquier situación que haya intentado destruirte.
Pero has llegado hasta aquí.
Has llegado a un punto en que te das cuenta de que todas esas cosas que has aguantado no se comparan con lo que deseas para tu vida y con la motivación que te hace luchar para conseguirlo. Nada ni nadie te ha quebrado. Eres una luchadora incansable, te das cuenta que a pesar de lo rota que te sientes a veces, también admiras el reflejo de la persona que te mira en el espejo. Porque mucho has trabajado por salir adelante ilesa.
No hay nadie que te dé palmaditas en la espalda o que te diga que has hecho un buen trabajo porque muchas de tus batallas nadie las conoció, solo tú.
Para atravesar todo lo que tú has vivido hace falta mucho coraje y fuerza; luchar contra tus propios demonios es lo más difícil y tú lo has superado. Siéntete orgullosa de la persona en la que te has convertido, siente orgullo de tus habilidades y tu fortaleza.
Ahora sigue adelante y nunca te rindas, pasar por tantas cosas difíciles y haber aguantado tanto te enseñó a apreciar mejor el mundo. Ahora lo ves de formas que nadie más podría.