Ella, allí sentada en la estación de tren, en un banco de andén nerviosa y con muchas ganas de verlo, esperando ansiosa su llegada desde París.
Él, su novio del pasado y que ya hacía más de un año que se había ido después de una fuerte discusión que tuvieron como pareja en la que ella no tenía la razón.
Su orgullo y rigidez, la mantuvo ignorante sin querer bajar del burro esperando a que el joven la llamará pidiéndole perdón, un perdón que nunca llego, ya que él no tenía motivos reales para pedirlo.
Ella, pasado el tiempo, un día, se dio cuenta del error que había cometido y con toda su humildad, finalmente, decidió ir en busca de su amor para pedirle sus disculpas merecidas. Un año después de su pleito y confusión.
Sabiendo que él llegaba al pueblo por chismorreos de vecinos, sin dudarlo y con prisas en su corazón, decidió ir con todo su amor en busca de sus brazos y aliento. Quería volverlo amar.
Las manillas del reloj daban las 15:00 en punto y, a los lejos, ya se podía ver el tren llegando mientras se anunciaba por megafonía su llegada desde París.
Su corazón latía fuerte y se levantaba en pie con un único pensamiento en su mente: “salir corriendo para abrazarlo, besarlo y darle explicaciones”.
El tren finalmente, después de su parada completa, con un pito bastante agudo y fuerte, anunciaba que los pasajeros podían comenzar a bajar; y poco a poco tras la apertura de las puertas estos iniciaban su salida de los vagones.
Ella miraba nerviosas para todas las puertas del tren, entre cabezas de personas que allí también esperaban a familiares y amigos. Su corazón parecía un tambor y sentía una sensación de ilusión y de ganas de darle una linda sorpresa que en su barriga no sólo parecía que había mariposas, sino más bien un mar entero de olas y burbujas.
Pasados unos segundos, él apareció a lo lejos, en las puertas finales del último vagón. Y ella con una verdadera y grande sonrisa lo vio y comenzó a correr hacia él en silencio esperando darle una bonita sorpresa.
Mientras corría entre la gente se dio cuenta de algo. Él estaba dándole la mano a una joven que sin duda alguna parecía ser su nueva amada, ya que compartían equipaje y se veía de una hora lejos, sin problemas, que él la atendía y ayudaba a bajar del vagón con mucha delicadez y amor. Seguro era su actual amor y pareja sentimental.
Ella al ver tal panorama, y a pura conciencia, freno muy seria y con una mano en el pecho suspiro desahogada por el instante que estaba viendo y viviendo.
Se quedó mirando paralizada y dos lágrimas cayeron de un ojo desplomándose con mucha pena y lastima.
¡Hola querid@ lector!
Esta reflexión es muy sencilla y básica, pero dice mucho sobre el perdón, el orgullo, la torpeza humana y la falta de sabiduría.
Esta joven sumergida en su orgullo y montada en un alto peldaño donde su ego quedaba subido en lo más alto, no tuvo la humildad y la sabiduría de pedir perdón en su momento, reconociendo sus errores y empatizando con su pareja.
Su comportamiento y forma de ser le ha dado una buena lección, porque dicho joven, como es lógico, ha seguido su vida y ella ha perdido el amor de él. Perdiendo más de un año de su vida en dicha postura rígida y ganado un año en soledad, esperando a que él volviera ante sus pies.
Claro está que él, como no, ha seguido su vida y seguramente ha esperado respuesta por parte de ella durante un tiempo hasta que al fin encontró, la que tal vez ahora será, la mujer de su vida.
Ella ahora se ha vuelto a quedar sola con su perdón en boca y llegando tarde a decirle lo que siente.
Ella ahora se ha dado una buena lección de vida para siempre, una lección de vida que le ha costado más de un año de su tiempo en el mundo y en la vida.
Un perdón a tiempo, le hubiera devuelto el amor que ahora no tiene y anhela.
Un perdón a tiempo, no le hubiera hecho perder un año de su vida y no le hubiera dado el disgusto que sufrió en aquel anden, de aquella estación, a la espera de un tren procedente de París.
Un perdón a tiempo le hubiera cambiado su vida.
Un perdón a tiempo le hubiera dado el amor de su vida.
Un perdón a tiempo… LE HUBIERA…
Autoría, Edición y publicación: Albert Espinola Todas las imágenes de We Heart It