Con el uso de teléfonos inteligentes y la implantación de redes sociales, la privacidad ha quedado relegada a un mito o leyenda. Hoy puedes “stalkear” a cualquier y enterarte de mucho con solo seguirle en sus redes sociales o tener su número de teléfono. ¿Y cómo afecta esto las relaciones amorosas? Pues en muchas formas. Queda de parte de los involucrados el mantener el uso de estas herramientas en su justa medida para evitar un rompimiento amoroso innecesario.
Antes que nada, la tecnología es algo que nos acerca tanto que incluso dos personas que están en continentes diferentes pueden hablar el uno con el otro e interactuar como si la distancia no existiera, pero en realidad, ¿qué tanto tiempo del día deseas estar con tu pareja? Cada persona tiene sus proyectos personales, un empleo, una responsabilidad, algo, y cuando toca separarse, lo que mantiene conectada a una pareja es ese teléfono con chats, mensajes de texto, llamadas y redes sociales para disfrutar.
El primer problema surge cuando hay demasiada necesidad de atención, es decir, está bien que cada uno se enfoque en sus asuntos, que compartan un mensaje de texto sobre cómo va su día, pero hay quienes llegan a un nivel de excesos.
Si te obsesionas con querer saber todo el tiempo lo que tu pareja hace y le llenas la bandeja de entrada con notificaciones de tu parte, estás fallando. Estás matando la relación, ambos necesitan su propio espacio y hay líneas que no debes cruzar porque en vez de “proteger la relación”, que es tu excusa, harás que termine muy rápido.
Lo terrible de no estar uno al lado del otro y tampoco saber siempre cuáles son los movimientos de tu pareja es que generas ansiedad. Necesitas ocuparte también y entender la necesidad de dejar en casa lo que es de casa, si no lo manejas te sentirás excluido, como si no fueras importante, solo porque no te contesta un mensaje. Parece absurdo, pero nos dejamos llevar mucho por las emociones y ese sentimiento de exclusión amenaza la relación.
Otro inconveniente de la tecnología a la hora de socializar y compartir tu tiempo con tu pareja, es que se vuelve una adicción. Desarrollas una necesidad irrefrenable de tener el teléfono en las manos todo el tiempo, terminas ignorando conversaciones importantes y haciendo sentir mal a las personas que te aman. Cuando estás con tu pareja tienes que enfocarte en ella nada más, esa indiferencia que surge por el uso de la tecnología puede ser devastador para una relación.
Matas una relación cuando te acostumbras a comunicarte por textos en vez de aclarar todo frente a frente. Te acostumbras a meditar antes de decidir qué decirle, emitir un juicio o un problema y cuando están de frente parece que la comunicación es nula e inexistente, sientes que necesitas pensarlo todo antes de decidir. Y eso destroza la intimidad que tengan, y la intimidad emocional es vital para sostener una relación.
Y para terminar, la comunicación excesiva a través de estos servicios de mensajería se presta para generar más discusiones, que de paso, surgen de cosas totalmente triviales y sin importancia. Ya sea por una respuesta que diste, por una palabra que usó, discusiones por cualquier detalle que te haga creer que lo que quiso decir no fue lo que las palabras reflejaron, en fin, cualquier cosa.
La comunicación efectiva y humana es esencial para una relación, es por ello que las relaciones a distancia van de maravilla mientras siguen distanciados y cuando se unen, se forma una tormenta que no baja de intensidad.
Ten un buen uso de la tecnología cuando estás con tu pareja, sé razonable o terminarás matando la relación a causa de ello.
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