En este momento no puedo evitarlo, me siento ilusa, como aquella niña que confió en que le darían la muñeca de sus sueños y nunca llegó. Confié en ti, creí que si me arriesgaba de nuevo en esto del amor, probablemente las cosas serían diferentes, pero no. Estar contigo ha sido como intentar derribar un muro infinito. Me ves ahí, dando lo mejor de mí y no te mueves ni un poco. A veces, creo que te gusta verme hecha pedazos, gozas cuando tu ego es el que toma el control y yo no puedo hacer nada. Me duele, no por ti, por mí, porque siempre he sido muy inteligente para otras cosas, pero cuando se trata del amor la cosa no se me da para nada. Esta carta es para ese hombre que sólo está jugando con mi corazón.
Soy una mujer completa, no a medias
Quizás tu mujer perfecta es aquella que se conforma con amores escasos, besos forzados y pláticas interrumpidas. Déjame decirte que no soy esa, a mí no se me da eso de esconder la locura, soy a la que se le nota lo sentimental en cada poro, me gusta respirar libertad, detesto las cadenas y mis sueños son más que mi motor. No se me da lo de amar a medias, soy decidida, me quieres o no me quieres. Tranquilo, esto no me asusta, ya en el pasado me han roto el corazón, pero sigo aquí, firme y de pie, escribiendo este par de líneas para sacar todo lo que me agobia en el alma.
¿Qué te puedo decir? Mi corazón es así, ingobernable, no me hace caso cuando le digo que ahí no es, al contrario, se pone muy necio. Lo que me sorprende es su valentía, lo han sacudido tantas veces como para que tire la toalla de una vez por todas, pero no lo hace y eso me llena de orgullo. Tal vez pienses que estoy loca por decirlo, pero qué bonito es darme cuenta de que a pesar de todo no he perdido la capacidad de amar, lamentablemente no puedo decir lo mismo de ti. No te juzgo, tú tendrás tus razones para no querer, para jugar con un corazón que lo único que ha hecho desde el primer instante que te conoció, es quererte de verdad.
Yo no voy a ser tu juguete
Me cansé, te lo digo honestamente, no voy a ser la mujer que está a tu disposición las 24 horas del día, la que te responde los mensajes y no dice nada cuando tú no lo haces. No voy a ser la que se guarda cosas por miedo a que algo te disguste. No quiero ser tu juguete, estoy fastidiada de que me mires como si pudieras hacer lo que se te antoje conmigo. Eres el hombre que no quiero en mi vida, el que me sube a las nubes un día y al otro día me suelta desde arriba.
Hoy, agradezco tu existencia, eres lo que necesitaba para abrir los ojos de una vez por todas. Ahora sé que no quiero vivir con esta angustia en el pecho, con la incertidumbre de si hoy soy lo suficiente para ti. Me has roto y no sabes cuánto, me duele escribir esto, pero más aceptarlo. Hay veces en las que quisiera que se trate de una pesadilla, quiero despertar y que todo sea, como al principio, que vuelvas a ser aquel caballero encantador que hacía de todo para enamorarme. Pero no, la realidad es que nunca exististe, fui yo la que decidió ver en ti cualidades que ni conoces, me aferré a que eras la persona ideal y eso me impidió ver tu verdadera cara.
Estoy para que me amen y punto
A estas alturas ya me da igual lo malo que salga de tu boca, puedes ir con todo el mundo y decirle que yo fui la loca, la que se hizo castillos en la cabeza, la que siempre estaba encima de ti. Di lo que se te venga en gana, que tus palabras ya no me duelen y tus acciones me dejaron de importar desde que empezaste a apagar mis luces. Yo sé la historia, sé que no eres la linda oveja que vendes, sé que el lobo que hay en ti se aprovechó de la bondad que hay en mi corazón.
Sí, jugaste con mi corazón, pero hoy te dejo, porque tus miedos me estorban y tu inmadurez me enferma. Te dejo porque me merezco a la persona que sienta ganas de parar el reloj cuando está a mi lado. Alguien que sea capaz de interesarse por la música que me gusta, la que no, alguien que me pregunte por qué me gusta tanto el olor a flores secas o el aroma del café por las mañanas. Me merezco a alguien que me tome fuerte de la mano, no a quien le tiemblen las rodillas al escuchar el compromiso.
Muchas gracias, pero tu amor cobarde ya no me interesa, me quedo con mis propias inseguridades, porque cargar con las tuyas no me corresponde. Te sentiste muy cómodo con mi compañía, lo tenías todo sin tener que hacer nada, te entiendo. Espero que también entiendas que soy demasiado como para depender de alguien como tú.
Eres libre, vete en busca de un amor que te quiera también a medias, con el que puedas encajar de verdad y por favor, no vuelvas, te lo pido, porque me daría bastante lástima ver cómo tu ego se humilla, sólo porque al niño le quitaron su juguete. ¡Adiós!
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