Si has llevado una vida llena de empatía hacia los demás, quizá te cueste un mundo decir que “no” a las personas. Y es comprensible porque desarrollas un apego emocional y tus sentimientos dependen de cómo se sientan los demás respecto a ti. Sientes que si le fallas a alguien, sería un golpe muy duro para tu corazón, aunque en el fondo sufres por no poderte negar porque ya estás demasiado cansada.
Entonces, debes aprender a decir NO cuando quieras y debas hacerlo, no solo para tener control sobre tu vida si no para garantizar tu bienestar. Muchas personas se pueden aprovechar de ese rasgo empático, se acercan a ti de una forma que no puedas negar tu ayuda o te hacen ver como culpable por ello. Ya basta de eso, no puedes ser la heroína de todos, tu empatía no es un súper poder, es un don que debes usar con cuidado.
Para poder ayudar a las personas que amas, debes aprender a tener control sobre ti misma y decir “no” cuando quieras hacerlo y cuando corresponda porque hay cosas en las que puedes ayudar y hay cosas en las que no.
Decirle que sí a todo te enferma, hasta habrá cosas que no sepas cómo resolver e igual dices que sí, y si no lo consigues entonces ya te sientes mal por quedarle mal a alguien más. ¡Ya no sigas con esa actitud tóxica! Te haces daño, tu libertad está sujeta a los deseos y necesidades de otros.
Piensa primero en ti. Y si te cuesta demasiado decir NO, entonces ponte la obligación de pensar antes de dar una respuesta, sin importar de qué se trate. Es la tarea que tienes para empezar a tener el control. En ese tiempo que te tomas para pensar, debes ir a lo extremo, pregúntate si de verdad quieres hacer lo que te han pedido como favor, ¿sí o no? Si tu respuesta es no, entonces niégate, aunque te duela, aunque te haga sentir mal. Si no empiezas a hacerlo nunca podrás adaptarte.
Escucha la petición, tómate tu tiempo y razona, ¿qué tanto esfuerzo requiere eso? ¿No es algo que podría hacer la misma persona y solo te lo pide para evitar trabajar sabiendo que tú siempre dices que sí? ¿O se trata de algo que está fuera de tu alcance? Si solo de pensarlo ya sientes cansancio y frustración porque no quieres hacerlo, ¡NO LO HAGAS! No pienses más, no te vayas al otro lado de la analogía que es que si no lo complaces te sentirás mal. Eso es absurdo.
Entre más hagas esa actividad antes de aceptar o negarte, te será más fácil decir no, y entre más digas que no, menos culpa sentirás. ¿Sabes por qué? Porque vas a empezar a ver los beneficios saludables de negarte cuando debes hacerlo, estás más tranquila, enfocada más en tus metas, tus tareas y tus objetivos. Disfrutas más de tu tiempo libre sin pensar en los problemas de otros y en cómo debes resolvérselos.
Aprende de una buena vez a decir NO, así sin sentirte culpable. Esto aplica para peticiones absurdas o para personas que te tienen como herramienta de solución para sus vidas. Primero tu bienestar, luego el de los demás si es posible.
Texto original: albertespinola.com © Todos los derechos reservados.