Lo entiendo, en el corazón llevas cicatrices que te siguen doliendo, probablemente así sea toda la vida. Y es que hay momentos que aunque los superes te marcan para siempre y cuando menos te das cuenta te sorprendes llorando por algún recuerdo que vino a tu mente. Es posible que tu infancia no haya sido la que quisiste. Te hizo falta amor, atención, alguien que notara que sólo eras un pequeño lidiando contra el mundo. Sin embargo, no mereces tanto rencor en el alma. Te lo digo con el corazón en la mano, perdona a tus padres. Hicieron lo mejor que pudieron y ahora te toca a ti cambiar si algo de lo que te enseñaron no te gustó. ¿Cómo liberarte emocionalmente?
Por un momento, intenta ver hasta lo más profundo, no te quedes con la imagen superficial que tienes de tus padres, ¿Quiénes son? Ellos, también tuvieron que lidiar con una infancia que no esperaban, arrastraron heridas y de todas maneras se limpiaron las lágrimas para darte lo mejor. Sí, es posible que eso no haya sido suficiente para ti, pero no puedes exigirles a estas alturas lo que no pudieron darte. Nadie les enseñó a ser personas amorosas y comprensivas. Deja de culparlos y rompe con ese ciclo de dolor, porque ni ellos ni tú se merecen una relación así.
Tus padres también la pasaron mal
Esto no se trata de justificar a nadie , el hecho de que tus padres también hayan vivido una infancia oscura no significa que haya estado bien que recibieras abuso verbal, físico o emocional de su parte. Sin embargo, ahora te toca a ti, ¿Qué vas a hacer diferente para la próxima generación? Si creciste en un hogar roto, lleno de miedos, secretos y frialdad afectiva, entonces haz las cosas diferentes. Si indagas en tus antepasados te vas a dar cuenta de que han avanzado y tú tienes la oportunidad de hacer las cosas mucho mejor. Gracias a que ya eres más consciente y no deberías perder el tiempo en reproches.
Por ahí dicen que lo pasado pisado, puede que hayas vivido algo demasiado duro, quizás imperdonable y no te sientas cómodo teniendo una relación con tus padres. Es aceptable, pero suéltalo, deja ir todo ese sentimiento negativo. Estás haciendo tu parte, poniendo límites, no es el tipo de persona que quieres en tu vida y tienes el derecho a decidir, pero tampoco te amargues la existencia por eso. Estar en una guerra constante sólo te daña a ti, ahora eres un adulto y tu responsabilidad es trabajar en tu bienestar.
El trauma no te define
La vida no es color de rosa, tiene su altas y bajas, hay muchísimas personas lidiando con una batalla de la que no hablan y es posible que la relación con tus padres lo único que te haya dejado es sufrimiento, conflicto y ansiedad. Sin embargo, no ganas nada peleando con ellos, quizás ya no están dispuestos a desaprender, pero tú sí. Dale vuelta a la página, te mereces una vida sana, en la que el perdón te limpie y puedas volver a empezar. Vuelve a ti, con ese niño (a), que un día se sintió tan solo, deseoso de que alguien lo abrazara y le dijera que todo iba a estar bien. Hazlo tú, abraza a ese pequeño y dile que ahora todo estará mejor, que no tenga miedo y que más adelante encontrará el lado bonito de la vida.
Tal vez no te guste lo que te voy a decir, pero eres un adulto, los berrinches a tu edad ya no son válidos. Lo que sí es válido es que trabajes en tus emociones, que tengas la valentía de ir a terapia y decir que ya no puedes más. Afrontar tu dolor, no ignorarlo, no ganas nada diciéndole a tus padres que hicieron un mal trabajo. Eso lo único que provoca es aumentar tus inseguridades y el enfado que tienes hacia la vida. Es tiempo de que madures emocionalmente, de lo contrario jamás podrás liberarte de tus padres.
Deja de echarles en cara tu dolor
En su momento fuiste un niño indefenso, nadie te salvó, lo siento mucho por eso, pero ahora mírate. Eres un adulto, no puedes seguir ignorando tus responsabilidades. Al menos no deberías, porque así nunca vas a poder superar el pasado. Es posible que te sientas inseguro, carente de afecto, frustrado. Tal vez no te abrazaron lo suficiente, minimizaron tus emociones y acabaron con tu autoestima. Sin embargo, hundirte en ese sentimiento no te llevará a nada. Tu dolor es entendible, pero tomar acción es lo que debes hacer, da el primer paso y acepta que no puedes solo.
Si sigues con la idea de que eres mejor que tus padres por la manera en la que te criaron, sólo le vas a agregar más maldad al bote de tus emociones. Tus padres son como son, tienes que asimilar que no te corresponde cambiarlos y que si decides que sean parte de tu vida vas a tener que aceptarlos con todo y sus manías. Siempre y cuando, sus actitudes no te sigan dañando, porque si su intención es lastimarte, entonces tú eres el que debe poner límites. Tus padres no deben juzgarte y criticarte, ni tú a ellos.
Tu felicidad es tu prioridad
En el momento que abras tu mente y entiendas que tu bienestar es el que te llevará a ser feliz, tu mundo va a cambiar por completo. El dolor no es opcional, pero padecer sí, deja de alargar lo que te hiere. Te has acostumbrado a ser tú mismo quien remueve las cicatrices una y otra vez. Además, a ti no te corresponde lograr que tus padres sonrían, eso también es su responsabilidad. Dile a tu niño interior que deje de culparse por las veces en las que sus padres se enojaron, gritaron o lloraron. Eran adultos con carencias que no supieron canalizar sus emociones y que te culparon, pero nunca fue tu culpa. Lee de nuevo, no fue tu culpa.
Ahora bien, es posible que tus padres nunca puedan darte el amor con el que sueñas, intentar que lo hagan, sólo te va a desgastar y decepcionar de la peor manera. ¿Por qué te empeñas en que te amen si no se aman a sí mismos? Estás exigiendo algo que claramente no te pueden dar. Ya es tiempo de que lo comprendas y tampoco puedes hacer mucho para que ellos aprendan a amarse, es un proceso duro e individual. Enfócate en el tuyo, ¿Ya te amas? Es muy fácil juzgar al otro, pero si te vas a tus raíces te vas a dar cuenta de que te falta muchísimo por trabajar.
¿Cuáles son tus expectativas?, ¿En qué piensas cambiar? Eres un ser humano lleno de un montón de miedos y eso se ha convertido en una carga que no te permite avanzar. Deja de ver a tus padres con esos roles, míralos como seres humanos, con un montón de defectos si tú quieres, pero también con virtudes que te han convertido en lo que hoy eres. Respeta su proceso y haz algo por el tuyo, no hay más.
Si en lugar de quejarte y reclamar, agradecieras, tu corazón se sentiría mejor. Criar hijos es una montaña rusa de emociones, nunca sabes qué puede pasar. Sin embargo, gracias a tus padres hoy estás aquí, leyendo este par de líneas que comprueban que estás avanzando, eres más consciente y eso significa que estás listo para liberarte de verdad. ¡Confía! Tú puedes hacerlo.
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