Muchas veces puedes vivir con estas preguntas en tus pensamientos, seguir tu vida hacia adelante, y no dar ninguna respuesta. Si honestamente las respondes a tu modo, podrás detectar cuál es tu realidad y en qué situación se encuentra en realidad tu relación de amor.
Hazte estas preguntas y respóndelas con sinceridad.
¿Qué me dice mi cuerpo?, ¿hay demasiadas cosas que no soporto de la persona que tengo al lado?
Haz caso de tu cuerpo. En ocasiones la mente puede hacerte creer que estás genial, pero tu cuerpo no dice lo mismo. Siente tu estómago, o tus sensación físicas, cuando llega a casa o cuando su presencia se hace notable. Antes de tener relaciones sexuales y en muchas otras oportunidades en el que sientes que tu cuerpo habla y no le haces caso. Medita tu respuesta.
¿Siento la necesidad imperiosa de cambiar a mi pareja? ¿O tal vez es mi pareja la que siente la necesidad imperiosa de cambiarme a mí?
Otro de los dilemas más extendidos en las relaciones de pareja. Termina el enamoramiento y se comienza a desear querer cambiar cosas de la otra persona. En el enamoramiento todo es muy lindo, pero terminado el éxtasis, la realidad, hace que, tal vez, ya no estés tan bien con dicha persona. No es fácil. Medita tu respuesta.
¿Llegamos a acuerdos o nos dedicamos a imponer nuestros criterios?
Por supuesto que en las relaciones de pareja hay que negociar. Es cuestión de dos; y siempre hay dos opiniones y gustos distintos. Si la relación vive en una constante discusión, o uno de los dos siempre tiene que agachar cabeza para contentar al otro, es porque las cosas no funcionan con normalidad. Medita tu respuesta.
¿Mi pareja y yo tenemos el mismo proyecto de vida?, ¿tenemos planes de futuro parecidos?
Las parejas que se entienden y son felices siempre comparten planes parecidos. Tienen proyectos de futuro e ilusiones compartidas. De no ser así, existen cosas que no funcionan entre ambos. Medita tu respuesta.
¿Pesan más los malos momentos que los buenos?
Cuando meditas esta pregunta y ves que los malos momentos y las discusiones pesan más que el buen rollo y la armonía, puedes darte cuenta de que la relación vive en una frecuencia errónea. Negativa y tóxica. Que no funciona. Medita tu respuesta.
¿Me da igual lo qué haga, lo qué diga, lo qué le pase?
Si la indiferencia vive en ti y en tu corazón, tendrás muchas respuestas.
¿Sigo aquí por miedo a la soledad?, ¿continúo en la relación por cuestiones económicas?, ¿o quizás por los hijos?
Soltar no es fácil. Terminar no es fácil. Pero a veces es mejor ser cortante y honesto de una vez por todas, porque si no, puedes pasarte una vida entera bajo este miedo frente a lo que sabes que deberías hacer. Puede pasarte una vida entera y luego decir: “tendría que haberlo hecho”.
Hay muchas situaciones de familia, o económicas, que a veces impiden las separaciones pero normalmente es más adecuado afrontar y soltar, que girar la cabeza para no ver la realidad y aguantar lo invivible. Los hijos se resienten de esto. No es saludable para nadie.
Puede ser mejor dejar caer un árbol enfermo que ya no se podrá poner derecho nunca más, para así volver a sembrar una nueva semilla de vida y de prosperidad. A veces saber rendirse y saber poner fin puede salvar la cosecha entera. Un árbol en malas condiciones podría terminar afectando (enfermando) a los demás e impedir que el crecimiento de los más pequeños sea el correcto. Con eso te lo digo todo. Medita tu respuesta.
Un abrazo My friend.
Autoría, Edición y publicación: Albert Espinola Todas las imágenes de We Heart It