Tú vives tu vida y caminas cada día hacía un futuro viviendo el presente y recordando el pasado. Y muchas veces, por no decir demasiadas, te haces la pregunta reina de la sociedad: ¿Cómo ser feliz?
Las personas nos sumergimos en la creencia firme de que la felicidad está allí afuera y que algún día nos va a llegar.
Vemos nuestra vida como un camino hacia la búsqueda de esta felicidad y tenemos la ilusión de que algún día seremos felices, sin darnos cuenta de que la felicidad no es una meta, sino una compañera de vida que aparece en ocasiones en este viaje que nos lleva, desde el nacimiento, hasta la muerte. La felicidad ya está en nosotros.
Por lo tanto, si no la sabemos ver, vivir y entender como es debido, podemos llegar al fin del trayecto (DE LA VIDA) y sentir que aún no nos ha llegado. Sentir que la felicidad nunca nos ha llegado en la vida.
¿Pero qué es la felicidad?
Es sencillamente un estado de ánimo en el alma, en el ser y en la mente, que se estimula según las percepciones que recibes del entorno en la vida. Y también es un estado de amor propio y de bienestar que reside en ti sin necesidad de buscarlo en el exterior.
Es y son periodos de tiempo que vives en persona y en tu vida, pero que no necesariamente deben ser largos o permanentes. De hecho, es mejor que así no lo sean.
El problema de la felicidad, así como de la infelicidad, es que la mente “el ego” se apega a esos momentos, por así decirlo, por el vicio al placer que ella nos aporta.
Por ejemplo, las drogas dan esa felicidad artificialmente y vendría ser un camino fácil a esta felicidad y cuando las elegimos con ansias para sentirla, la obtenemos y luego se nos devuelve en depresión. Estos procesos son los que crean la adicción.
La felicidad es más natural, por supuesto, pero de alguna forma parecida sentimos un placer del cual no podemos prescindir de él y de alguna forma también se nos puede volver una adicción, una necesidad y una búsqueda incesante.
No es malo sentir felicidad, pero sí pensar que debemos estar felices siempre y pasar la vida buscando estos estados por el mero hecho de que no sabemos valorar el bienestar neutral.
Estado neutral: “No estamos ni felices ni infelices, estamos bien y sentimos bienestar”.
La felicidad por lo tanto al ser un estado, por así decirlo, de “exaltación de la neutralidad”, como una “elevación”, tenemos que verlo cómo tal, como un destello de luz mágica que viene y se va. No que se tiene porque quedar iluminándonos continuamente.
Si así fuera, quedaríamos encandilados y tal vez ciegos.
Todos los excesos y extremos que se salgan de los estados de neutralidad son malos.
Y lo más malo no es vivir estos estados, sino depender y apegarse a ellos.
Cuando vivimos la neutralidad, ya tenemos felicidad, porque sentimos un bienestar continuo en nuestro día a día, nos dan placer las pequeñas cosas y no necesitamos de nada.
Sólo estar con un mismo, “bien”, es motivo para estar feliz y sentirse satisfactoriamente a gusto.
La neutralidad es una forma de vida en la cual se valoran muchos elementos que dejamos de valorar y que son la esencia de la vida del bienestar y el desapego.
El siguiente esquema que he realizado para que puedas entender un poco la idea en la cual creo que nos encontramos en la sociedad, te mostrará y te ayudará a entender y a obtener tus propias conclusiones:
¿Cómo ser feliz? El triangulo de la la felicidad te mostrará cómo serlo:
Neutralidad: Bienestar; valoración de las pequeñas cosas de la vida; paz y bienestar interior; amor propio y agradecimiento.
Momentos de felicidad: Son momentos increíbles los cuales hay que disfrutar, pero entender que son, eso mismo, solo momentos y que no se puede permanecer en ese estado continuamente, porque de lo contrario dejarían de tener valor y no serían momentos de magia y felicidad elevada.
Vivirlos y volver al estado de neutralidad sería un buen estado de vida. No caer en depresión porque terminan y dejas de vivirlos de vivirlos, es muy importante para no hundirte en el siguiente punto: Momentos de infelicidad.
Momentos de infelicidad: En este estado sólo valoras la felicidad, no la vida y te lamentas por todo, anhelas esos momentos sin darte cuenta de que la vida no es sólo eso. Tienes ansias de más y más y te quedas apegado en esas sensaciones de elevación, éxtasis y felicidad en aumento.
Todo esto te desorienta y crees en la búsqueda de esa felicidad eterna, crees en una vida viviendo con esos estados permanentemente.
La falta de amor propio es uno de los principales problemas por los que te encuentra en este estado, ya que esta manca de estima propia, ayuda al apego, a las creencias y pensamientos de poca estima propia y de necesidad de elementos externos a ti.
Cuando hay mucha estima propia la vida la es más maravillosa y no se necesita de nada, ni de nadie, para ser feliz.
Vives los momentos de alta felicidad y depresión sin apego y sabes volver al estado de neutralidad sin tanto problema, ya que puedes valorar dicho estado con una gran dosis de positivismo, de amor propio y amor por la vida.
Una reflexión breve:
Una vez un anciana les pedía ayuda a unos jóvenes porque decía que había perdido un alfiler en media calle. Pasado un tiempito la anciana se reía y les decía que el alfiler estaba perdido dentro de su casa.
Los joven exaltados le decían que si estaba loca, que como quería encontrar el alfiler a fuera si este estaba perdido en el interior de su casa.
La anciana levanto mirada a los jóvenes y les dijo dándoles una buena lección….
-¡Loca está la sociedad que hace lo mismo buscando la felicidad a fuera al exterior, cuando en realidad la tiene perdida y abandonada en su interior. ¡En su casa!
Autoría, Edición y publicación: Albert Espinola Todas las imágenes de We Heart It