Hay quienes se llenan la boca diciendo que la madurez llega con la edad. Quizás los años te ayuden a percibir las cosas diferentes, pero la realidad es que son los daños. Es cada grieta la que es capaz de dejarte sin aliento y al mismo tiempo te vuelve a levantar. El camino no ha sido fácil, son muchas las veces que creíste que no lo ibas a lograr y de todos modos seguiste avanzando. Eres esa, la mujer madura que tuvo los pantalones de mandar al carajo a un hombre para darle su merecido.
¿Que si fue fácil? Por Dios, hubo momentos en los que los suspiros fueron insuficientes y el dolor en el pecho te ahogaba. Lloraste hasta que las ojeras se hundieron en tu rostro y el rojo de tus ojos ardió con la luz del sol. El hecho es que tuviste que volver a amarte, aceptarte y darte cuenta de que hay hombres que sólo son para leer por un rato, que no queda más que borrar su capítulo y seguir avanzando, porque si te aferras te pierdes y ahí es cuando tu corazón queda en riesgo. Sin embargo, encontrarte con tu ‘yo’ valiente ha sido lo más bonito que te ha brindado la vida.
Una mujer madura manda al carajo cuando se da cuenta de que sus emociones son un montón de polvo en el corazón de un hombre. Ya no está dispuesta a vivir de recuerdos ni de promesas bonitas que nunca se cumplen. Ella ya entendió que su valentía es el accesorio que no le debe faltar cada vez que se arregla frente al espejo. Sin embargo, no sólo se trata de lo bonita que luzca su piel o ese tinte en sus labios, es algo más, descubrió el motor para levantar la mirada, para defender lo que piensa, para no callarse y darle prioridad a lo que sienta su alma.
Una mujer madura le da a un hombre su merecido de una manera tan sutil y elegante, que rara vez lo ve venir. Y es que es la que no deja de ser ella, divertida, cariñosa, comprensiva, perfeccionista, la que está comprometida a ser leal a cada una de las locuras que atraviesen sus pensamientos. Manda al carajo a quien no le aporte, a quien le estorbe a la hora de disfrutar de las cosas pequeñas. Es la mujer que decidió poner primero a su corazón sin ignorar lo que le dice su cerebro. Se cansó y reconstruyó su carácter, tan fuerte como el ruido de sus tacones.
Ese hombre tendrá su merecido, cuando se dé cuenta de que ya no quiere las sobras de un ex. Definitivamente, no hay nada que la quiera hacer regresar, porque aprendió a no pintar el cuento bonito y ver la realidad. Se recuerda ahí, tan triste, tan apagada y no piensa regresar. Ahora sabe que si se da toda la atención que le dio a ese amor insano, será capaz de conquistar el mundo entero.
Es la mujer madura que soltó sus complejos, la que ya no pierde el tiempo en apreciar sus defectos a la hora de dejarse llevar bajo las sábanas. Esa versión ya no te tocó y no tienes ni idea de lo mucho que ha cambiado su sabor. No hay más, sólo mírala, observa la manera tan cínica que tiene de sonreír después de que dice su opinión porque no le importa ni un poco lo que piense el resto.
Ella decidió mandarlo al carajo, enterrar ese círculo vicioso en su vida y ponerse como prioridad. No es tu talla y no sabes cómo lo agradece, qué bueno que le quedaste chico, porque vienen amores grandes para ella, de los que sí saben querer, de los que no juzgan ni minimizan. Ese es el tipo de hombre a su medida, el que no se asusta al verla tan exitosa y temeraria. El que no busca cortarle las alas.
Te dará tu merecido porque no piensa engancharse en el pasado, valora lo vivido, porque hasta lo malo la ha vuelto un ser excepcional. Sin embargo, ya no se quedará en donde no es amada. No quiere ser mejor que nadie, está luchando contra sí misma, contra ese montón de proyectos y ganas de triunfar. ¡Al carajo todo lo demás, primero su paz!
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