El amor es como una droga. Seguro que tú también has sentido alguna vez que no podías dejar tu relación porque no imaginabas una vida sin él. Nos enganchamos a la euforia que nos provoca estar enamorados y a las inexplicables reacciones físicas que sentimos.
“Ser adicto al amor” podía parecer en un principio una broma más que un problema, pero después de muchos estudios se ha llegado a la conclusión que el amor puede ser tan adictivo como el alcohol o otras drogas. ¿Dónde está el límite entre el enamoramiento o la adicción al amor? A continuación te damos una serie de señales que pueden ayudarte.
La relación entre el amor y el cerebro
El amor actúa en el cerebro y en nuestro cuerpo. Cuando nos enamoramos, el cerebro aumenta el nivel de dopamina, una sustancia que produce un placer similar que el consumo de algunas drogas, y eso hace crecer el deseo de querer pasar más y más tiempo con esa persona.
De la misma manera, las partes de nuestro cerebro que están relacionadas con el juicio crítico y los pensamientos negativos, tienen poca actividad. Eso hace que no veamos las cosas que no nos gustan de la otra persona y que por consecuencia estemos en un estado de constante felicidad.
El problema empieza cuando tenemos una dependencia a ese estado de bienestar y nos negamos a prescindir de él. Ahí es cuando podemos llegar a convertirnos a adictos al amor y eso nos hace empezar a encadenar etapas de enamoramiento y desilusión constantes.
¿Por qué somos adictos al amor?
Adicción significa sentir dependencia o necesidad hacia alguna cosa en concreto. Al enamorarnos son muchas las sensaciones que hacen sentirnos bien, y si además el amor es correspondido pasamos a tener una etapa de satisfacción absoluta. Pero, empezamos una adicción al amor cuando nos adentramos en relaciones que no son buenas para nosotros, pero en vez de dejarlas ir nos aferramos a ellas con la esperanza de volver a sentir la sensación que habíamos sentido al principio.
Estate atenta a las señales
No hace falta que ahora mismo estés sumergida en una relación para ser adicta al amor. Existen diferentes tipos de señales que puedes controlar tanto antes de tener una relación como cuando estás sumergida en ella.
Debes tener cuidado si estás empezando con alguien y ya fantaseas con vivir tu vida al lado de él, si te enamoras rápidamente de una persona que acabas de conocer, si tienes la necesidad de tener alguien a tu lado siempre, si tienes problemas constantes para superar relaciones ya terminadas, o si tienes miedo a la soledad. Si es así, podrías estar sufriendo un claro cuadro de adicción al amor.
Muchas veces, aunque estemos en una relación dolorosa y que no nos hace felices insistimos en quedarnos en ella, sólo porque somos incapaces de ver un futuro en soledad. En este caso, las señales de adicción son distintas. Normalmente elegimos parejas incorrectas y con los mismos patrones de conducta, una detrás de otra. Sentimos un amor tan intenso que no nos permite ver los defectos de la otra persona y desarrollamos comportamientos de dependencia emocional, que pueden hacer que la relación se asfixie.
¿Cómo nos afecta la adicción al amor?
Aunque detectarla no sea fácil, las consecuencias que puede provocarnos ser adicto al amor o enamoramiento pueden afectar sobretodo a la autoestima e integridad de la persona. Depender emocionalmente de otra persona puede provocarnos estrés, tensión, depresión, que se verá también reflejado en el aspecto físico. Esta adicción afecta a la autoestima, ya que tener una decepción constante con el otro, genera que se pierda la confianza en uno mismo. Por eso, no esperes demasiado de nadie, es mejor estar triste que decepcionado.
¿Qué hacer si padeces una adicción al amor?
Si crees que padeces algunos de estos síntomas, lo primero que debes hacer es aceptar y ver que tienes un problema. Normalmente creemos que el problema está a nuestro alrededor, y no en nosotros mismos. Pero, una vez reconocido este punto, es recomendable visitar a un especialista para poder superarlo y vivir con tranquilidad.
Y sobretodo, debes interiorizar que la felicidad sólo depende de nosotros mismos, no de los que nos rodean. Sólo se aprende a amar de verdad a otra persona cuando nos amamos a nosotros primero. Si no sabes quererte tú, ¿cómo vas a saber querer a los demás?. Confía en ti misma y en tus posibilidades y no muevas el cielo por alguien que no se mueve por ti. Las relaciones son cosa de dos, y debe existir un equilibrio. Cuando sientas alguna de estas señales, alejate de esa relación, porque aunque sientas que ahora eres feliz, no vas a serlo para siempre. Y sobretodo, intenta no buscar la felicidad en el mismo lugar donde la perdiste.
Edición y publicación: Albert Espinola Todas las imágenes de We Heart It