¡Comunícate! Incluso cuando sea incómodo y duela, la mejor forma de sanar es sacar todo lo que llevas dentro
Guardarte lo que quieres decir hace que te duela, que el problema se haga más grande. Cuando callas los sentimientos, las heridas y las diferencias, se va acumulando una bola de dolor en tu interior que poco a poco se vuelve más pesada y más dañina. Si vas a establecer una relación interpersonal, es vital tener una buena comunicación para que sea exitosa. Si te guardas lo que quieres decir, jamás podrán prosperar.
Esto es igual para una amistad, para una relación familiar, y más importante aún, para una relación amorosa. Sácalo, deja salir lo que sientes, tu molestia, tu opinión, sácalo todo. Si estás con alguien que te cohíbe o te hace sentir que decir lo que opinas es innecesario o que hasta puede volverse en contra tuya, aléjate. No te quedes al lado de alguien que no te quiere escuchar ni te anima a decir lo que sientes. Tienes una voz propia, debes dejarla salir.
Los pilares de una relación son la confianza, el apoyo y la honestidad, ninguno de ellos es posible sin una buena comunicación. Hablar con tu pareja te mantiene en sintonía con ella, conocen sus sentimientos, sus emociones, sus disgustos, sus gustos, sus sueños, sus planes, todo. Y es a partir de la comunicación que la relación alimenta el amor. Es esencial conocer a la persona que tienes al lado para desarrollar confianza y seguridad, ¿y cómo se logra? Con una buena comunicación.
No puedes tener miedo al decir las cosas que sientes, si temes decirlo entonces es que estás con la persona equivocada. Una relación sana debe estar siempre abierta a escuchar lo que el otro tiene que decir. Sin juzgar, sin interrumpir, con mente abierta y dispuesta a comprender. Es básico, así que no te quedes al lado de alguien que hace que cierres la boca, que no digas nada de lo que quieres, es más que no digas nada.
Por favor, comunícate, incluso cuando sea incómodo y duela, y es que si te duele, solo hablándolo podrás sanar. Todo lo que te duele, duele porque lo tienes almacenado en tu corazón, porque lo sigues reviviendo una y otra vez sin sacarlo. Si te clavas una espina, te seguirá doliendo hasta que no la saques de tu cuerpo. Siempre habrán espinas dolorosas que te pinchen, pero tú puedes sacarlas una a una para evitar el dolor y la infección.
No te conviertas en una persona triste y resentida. Sácalo, grítalo, y quien no quiere escuchar, hazle escuchar, y si se sigue negando, aléjate. No mantengas en tu vida personas que no quieren escuchar tu versión de los hechos, que no quieren saber cómo te sientes o qué opinas sobre las decisiones que ellos toman. Quiérete, por favor.
La vida es muy corta para vivirla con penas en el corazón, con palabras no dichas y con arrepentimientos eternos. Es mejor decepcionarte porque las cosas no salieran como esperabas a vivir con la duda de qué habría pasado si lo hubieses intentado, si lo hubieses hablado. Ya no temas.
Comunícate, di lo que te carcome por dentro. Saca las heridas, y empieza a sanar.
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