Cuando un hombre se enamora profundamente de una mujer, las creencias absurdas de que un hombre no se vuelve vulnerable se anulan. Por una mujer que ama, un hombre abre su corazón, sus brazos y su vida. Se entrega en cuerpo y alma, ama con muchas fuerzas y lucha por el éxito de esa relación, y si fracasa aun amándola, lo más seguro es que sufra por esa pérdida y las lágrimas lo acompañen un tiempo.
Cuando un hombre llora por el amor de una mujer es porque se compenetró con ella. Estaba seguro de que era con quien quería pasar el resto de su vida y sus ilusiones se rompen, y él es una persona que siente, que experimenta emociones como cualquier otra. Y guardarse ese sufrimiento podría ser contraproducente así que lo deja salir, llora con todas sus fuerzas, deja salir el dolor, la frustración y la tristeza por haberla perdido.
Guardarse el dolor no le hace bien, eso de que por ser hombre no debería llorar es absurdo, de hecho dejar que la tristeza y la frustración queden en su interior lo empeora. Lo hace una persona dura, hasta lo puede amargar y volver un hombre más frío y eso no está bien. Toda persona tiene todo el derecho de experimentar emociones y expresarlas ya sean que lo haga feliz o lo haga sufrir. Expresar lo que se siente es parte de la recuperación.
Por lo tanto, un hombre que llora por el amor de una mujer es un hombre fuerte y bondadoso, uno que está dispuesto a darlo todo por ese amor, que no inhibe sus emociones y es muy seguro de sí mismo.
Cuando un hombre llora por el amor de una mujer demuestra de qué está hecho, la humanidad lo llena, es alguien centrado, que sabe lo que quiere y lucha por ello y cuando fracasa lo sufre, pero aprende y lo supera.
Él no se vuelve un hombre frío que busca vengarse con otras personas de lo que le hacen los demás. No, él no es así, ese hombre es admirable, es fuerte, se tiene confianza y así como llora, trabaja duro para sonreír de nuevo. No se queda quieto, no se rinde ni se encierra en la oscuridad, hace todo lo necesario para sanar la herida y seguir adelante.
Ese hombre que llora por una mujer ama mucho y sabe cómo amar. Tiene mucho afecto que dar, él no ha sido descubierto por completo todavía. Tiene mucho más para dar y está ansioso de mostrarle a alguien especial todo lo que lleva dentro. Pero no te confundas, él no está desesperado. Él sabe lo que vale, sabe cuándo actuar, cuándo luchar y sus decisiones están basadas en la experiencia.
Su sufrimiento le ofrece una cubierta, una lección y una esperanza. Se vuelve más fuerte, aprende una lección de vida y ve una mejor forma de afrontar sus próximas aventuras en el campo del amor. Él es un hombre maravilloso.
Texto original: albertespinola.com © Todos los derechos reservados.