Que nadie se atreva a decir que no lo intentaste, porque tus suspiros, aspiraciones y parte de tus sueños se hundieron por un amor que no valía la pena. Son muchas las cosas que te callaste, ya no querías sufrir más y eso se aplaude, pocas tienen la valentía de volver a empezar. Él ya no se merecía nada, ni siquiera ver tus lágrimas. Las que no le provocan ni remordimiento, le importó poco romperte y ahí fue cuando te diste cuenta de todo. Esa noche en la que sentiste que el aire estaba seco y que no te bastaba para respirar, ahí te diste cuenta de que no era justo que te estuvieras haciendo tanto daño al estar a su lado. ¿Fácil? Es decirlo, pero arrancarte a un amor tóxico del alma, es aferrarte a tu dignidad y por fin liberarte.
Y es que nunca lo entendió, tú no querías un cuento de hadas. Ya estabas cansada de las promesas falsas y las parejas llenas de apariencias. No buscabas algo perfecto, querías que unos labios genuinos te encontraran y que el calor de sus brazos te hiciera sentir que todo estaba bien. Qué ironía, te dio justamente todo lo contrario, te hizo sentir la mujer más vacía, insegura y poco atractiva. De pronto, te acostumbraste a su distancia, a sus mensajes a medias, a sus besos obligados. Te conformaste con sus caricias simples y con esa compañía que lo único que te recordaba era lo sola que estabas.
No estás loca, tienes dignidad
Lee bien, no estás mal de cabeza sólo por pedir que quien camine a tu lado lo haga con todo el amor del mundo. Te mereces un amor que te dé sonrisas, caminatas lentas, canciones bonitas, poemas que envuelven. Estás para que te tomen un montón de fotos y te den tu lugar en cualquier sitio. No estás loca, sólo tienes dignidad y ya no te vas a conformar con un amor que te desequilibra. Quieres un amor de esos que te despiertan con un beso en la frente y te invitan un café por las mañanas. Si eso basta para que te digan loca y exigente, que lo digan, porque te enorgullece.
Cuando te liberas de un amor tóxico
Te lo pido de corazón, ponte de pie y date el aplauso que te mereces, porque sólo tú sabes el montón de sombras que has tenido que derribar para liberarte de alguien que amabas profundamente. Tuviste que enfrentar la realidad y reconocer que su compañía era muy dañina. Aquellos momentos en los que el dolor emocional fue la razón por la que lloraste hasta quedarte dormida.
Te enamoraste de alguien que lo único que hizo fue romper tu espíritu, se nutría de ti para después burlarse en tu cara de tus debilidades. Ahí estabas toda destruida, sin ganas de nada y con miedo a empezar de nuevo. Sin embargo, te secaste las lágrimas y te prometiste no volver a estar en una situación tan insana. Sólo tú sabes lo que viviste detrás de esa cortina, el resto te vio feliz a su lado, pero esa no era la realidad.
En lugar de comprensión, amor y comunicación. Se volvió un vínculo desgastante, lleno de inseguridades, dudas, insultos, críticas y mucho más. No había respeto, no había felicidad, no había nada, sólo un montón de amargura que no te merecías. Así que tuviste que hacerte fuerte y seguir los siguientes pasos para recuperar tu sonrisa.
Pasos para dejar ir a un hombre tóxico
Es duro recordar a tu yo del pasado, una mujer cegada por un amor que sólo existía en tu imaginación. Te tocó sentar cabeza a la mala, cuando abusaron de ti en muchos aspectos y aunque muchos te lo advirtieron, tuviste que tocar fondo para entender que siempre tuvieron razón.
Te refugiaste en los tuyos
Cuando tomaste la decisión de soltar a ese amor tóxico, te sentiste triste, confundida, deprimida y no sabías si seguías enamorada. Fue un desafío que te hacía querer volver una y otra vez, pero todos tus seres queridos se convirtieron en la fuerza que necesitabas y poco a poco la herida fue sanando. Entendiste que tú solita te puedes levantar, pero que es muy bonito cuando deciden acompañarte.
Fuiste firme
El lazo se rompió, por más que intentes que las cosas sean diferentes es imposible y la resignación fue pieza clave en tu proceso. Te diste cuenta de que no importa el amor que sientas por esa persona, nunca será suficiente para los dos. Ya no quieres eso, regresar a un sitio en el que te hacían sentir tan poca cosa, es algo que no estás dispuesta a volver a tolerar. Se acabó y punto, prefieres recibir el dolor y dejar ir, que caer en un círculo vicioso.
Cerraste las puertas
Sin duda, no fue fácil poner el punto final, pero fue más difícil enfrentar la realidad y cortar todo tipo de contacto con ese amor tóxico. No le diste oportunidad al manipulador de que siguiera haciendo de las suyas, ya no estás para lidiar con sus chantajes emocionales. Te armaste de valor y borraste todo tipo de recuerdo. No hay más qué hablar, ya no lo quieres en tu vida.
Te mereces mucho más
Ese amor te desgastó tanto que tu autoestima se volvió una fantasía, algo que no existía y que te urgía recuperar para por fin decir adiós. Estabas atrapada, pero entendiste que te mereces algo mucho mejor. Amar no es dañar tu salud mental, física ni emocional. Si no van a respetar eso, que se vayan.
No pudiste sola
Quizás, te cueste decirlo, porque te han hecho creer que el mundo es fácil y que las relaciones no deberían implicar un problema grave, pero la verdad es que no siempre te puedes levantar sola y está bien. Eso no te hace más débil, te hace humana y buscar ayuda profesional ha sido el mejor regalo que te has dado. Son pocas las que tienen la valentía de hacerse responsable de sus emociones.
No evadiste el dolor
A veces, llegas a ser muy dura contigo, como si no te dieras cuenta de todo lo que has superado. Fuiste muy valiente, te atreviste a canalizar todas tus emociones y vaya que iban cambiando cada día. Luchaste contra la ansiedad, tu enojo, tu tristeza, pero analizaste la razón de todo y fue ahí cuando pudiste soltar de una vez por todas.
Te aferraste a tus planes
Y entonces, te viste ahí, en lo más oscuro de ti, pero encontraste la luz en tu valor. Son tus sueños los que han sanado tus heridas, esa manera en la que cada día estás más cerca de tu independencia. Esa eres tú, la que logra apreciar lo bueno en los momentos más caóticos. Tú sabes que el proceso de sanación es largo, pero ya estás en camino y no piensas echar la mirada hacia atrás. Apenas va a comenzar lo bueno.
Te felicito, lo estás haciendo muy bien, sé que los recuerdos duelen, pero se quedaron atrás. No los revivas, enfócate en el hoy, en lo que la vida te está presentando. Ya hiciste tu parte, limpiaste todo lo malo y ahora te toca disfrutar.
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