La gente te mira y se atreve a decir que eres fría, distante y tienes ese toque de crueldad cada vez que un corazón llega a tu vida. Hablan de ti, de lo mucho que ha cambiado, pero nadie se detiene un segundo a preguntarse qué fue lo que sucedió. Un día lo diste todo, tanto que te quedas tendida, hecha pedazos y con esa sensación en el pecho que te rompiste hasta secarte la última de tus lágrimas. Ahora, eres esa, la que prefieres ser la mala del cuento, que la ilusa de siempre.
No, no te convertiste en diabla, pero te cansaste de ser la santa. La que siempre estaba ahí, la que escuchaba, acariciaba y salvaba. Ya no, cada momento vivido te enseñó que no es bueno entregarse de esa manera, porque cuando te pones a los pies de las personas se aprovechan para pisotearte con más fuerza. Tuviste que hundirte, ahogarte de llanto en medio de la depresión para volver a levantar la mirada. Sí, a la mala, la vida te dio la mejor de las lecciones y ya no vas a ser la ilusa de siempre.
Ahora ella prefiere ser la mala del cuento , la que guarda la palidez y esconde la sensibilidad. La que es capaz de recibir una sacudida tras otra y seguir sonriendo. Ya no está dispuesta a ser la marioneta de nadie. Le da igual si la juzgan por todo, prefiere eso, que digan que su corazón es de acero y que el amor ya no tiene espacio en su vida. No es verdad, pero está bien que varios lo piensen para que se aleje todo el que no vale la pena.
La ilusa de siempre ya no existe…
Porque se fastidió de buscar la manera de reparar cosas que ella ni siquiera rompió. Ya no quiere ser la que da y da, hasta quedarse con nada. Se hartó de perdonar a personas que se volvieron expertas en suplicar para después volver a lastimar. Di que está loca, que así no va a encontrar el amor, que los gatos o los perros serán su única compañía. Di lo que quieras, porque ya aprendió a tomar las cosas de quien vengan y hay quienes no merecen ni uno de sus parpadeos.
Ahora, ella prefiere ser la mala del cuento , porque es la manera en que puede protegerse. Le costó muchísimo aceptar que hay gente que tiene como objetivo verla infeliz y si no empieza a meter las manos para defenderse terminarán arruinando su amor propio y autoestima. Esa es la razón por la que deberías dejar de decir que se volvió fría, porque no tienes idea de todas las penas que ha ido guardando en el corazón.
A veces, sólo por ser valiente, vuelve de vez en cuando a su yo del pasado. Se mira tan frágil, asustada y con ganas de que alguien la tome en sus brazos, mientras le dice que todo estará bien. Ahí es cuando ella se abraza, cuando se repite una y otra vez, que nadie la volverá a lastimar de esa manera. En ese momento se reconcilia con todo lo que no pudo hacer, porque no estaba lista y no confiaba en su brillo.
Es la mala del cuento, pero no de tu cuento…
La ilusa que conociste guárdala bien en tus recuerdos, porque no la volverás a ver de nuevo. Es la que no está para sanar a personas incompletas y corazones llenos de grietas. El dolor le enseñó que hay que tocar fondo para volver a subir. Sobre todo, que nadie puede volar a su lado en esos momentos. En los que sus emociones son un sube y baja. Por eso le gusta fingir que es la mala del cuento, aunque por dentro haya días en los que sólo quiere refugiarse en una buena alma.
Dile que es mala porque es compleja, de carácter intenso, reservada y alocada. Dile lo que quieras, porque ahora sabe que puede perderse en el dolor y volver a levantarse. Ella no es de medias tintas, te atreves a todo o mejor no le quites el tiempo. No es ni será el amor de tu vida, pero si le demuestras que vales la pena te llenará la vida entera de amor. No hay más.
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