Estaba perdida en las laderas del temor. Estaba perdida y no podía encontrarme una vez más, el problema era que ya no me buscaba, ya no me interesaba ser lo que era, solo complacer lo que los demás quisieran. Añoraba en la soledad cuando vivía por mí misma, cuando sonreía más, tomaba mis decisiones y caminaba porque quería. Pero me aferré tanto a alguien que me perdí por completo en la oscuridad.
Me extrañé tanto que pensé que más nunca me volvería a encontrar. Lloraba por la nostalgia y la infelicidad. Me hice a la idea de que esa tristeza en la que vivía era donde me correspondía estar, que así era la vida, que no había nada que lo pudiera cambiar. Me cerré a las oportunidades porque temía que más nadie nunca me querría mirar. Me aferré a alguien que me dolía porque no conocía nada más. Me extrañé tanto que dolía. Dolía no poder ser la misma de nuevo, dolía verme en lo que me había convertido y no tener el poder sobre mí misma para cambiar.
Siempre pensé que así debía ser, que esa era la vida que tenía preparada y nada más. Pero pensé que sería más feliz, que estaría complacida y que podría sonreír. De haberlo sabido jamás hubiese dejado la seguridad de mi inocencia. Mi sonrisa genuina y mi visión alegre de la vida. Tal vez lo necesitaba, pasar por este infierno para madurar, pero tuve mucho miedo, me costó aprender y en ocasiones pensé que siempre sería igual.
Pero estoy de vuelta, soy esa mujer libre que existía antes de ti, esa mujer soñadora y especial, que pensaba que merecía el mundo, pero a diferencia de esa vez, ahora no me conformo con menos de eso. No aplano mis sueños ni me detengo para contestar. No tendré más miedo a nadie porque no soy una propiedad, soy una persona que piensa, siente, proyecta, planea, arma, desea y decide por sí misma.
Estoy orgullosa de quien me he convertido, no voy a negar que la horrible experiencia me ha dado una nueva perspectiva de la vida, una que me hace mejor persona. Pero tampoco voy a negar lo mucho que extrañaba mi seguridad y libertad. No hay nada más valioso que tu autonomía, tu poder de decisión, tu opinión y libertad. Lucha siempre por ello, aunque el camino sea oscuro lo puedes superar.
Yo lo superé, no fue fácil, no querría volver a pasar por el mismo infierno que pasé, pero igual ya no podría porque en comparación a la persona que fui, ya no soy la misma. Evolucioné, cambié, no voy a permitir que me vuelvan a someter, que quieran callar mi voz o que pretendan controlar mis movimientos.
Soy una mujer libre, independiente, que más allá de preocuparse por estar con alguien a su lado, se ama a sí misma y lucha por mejorar. Quien me quiera en verdad siempre podrá entrar y estar en mis brazos, pero no será fácil, no será cualquier juego de niños. Tengo barreras que deben cruzar, me protejo más que antes, resguardo mi corazón y aunque te deje pasar el sistema de seguridad no acaba allí.
Si quieres estar en mi vida necesito que te abras, que me muestres tus verdaderos colores, que me demuestres tu lealtad. Sí, cómo me extrañé, y estoy feliz de estar finalmente de vuelta. Lo superé, vuelvo a ser yo otra vez.
Texto original: albertespinola.com © Todos los derechos reservados.