Me convertí en un muerto viviente mientras estaba contigo, el amor que te tenía me mantenía apegada y esperanzada, pero la tristeza me invadía siempre. A veces creía que podía tener tu amor, pero prácticamente todo el tiempo tenía señales de tu desamor y eso me hacía sentir terrible, me hundía en mi tristeza, crecían ojeras bajo mis ojos que me hacían lucir terrible. Despertaba cada día por inercia y caminaba de la misma forma.
Estaba perdida, lloraba cada vez que podía, me ahogaba en un mar de desasosiego y continuamente veía el final de mi vida. No concebía que no me quisieras, no entendía tu comportamiento, seguías dándome esperanzas de vez en cuando y eso me confundía más todavía. Era una mujer triste, iba por la vida sin saber a dónde ir, el futuro que tenía planeado contigo era incierto, no sentía ya nada seguro respecto a mi vida.
Empecé a alejar a las personas que se preocupaban por mí para no perderte a ti, me alejé de mi familia, mis amistades desistieron ante mi negativa, todos lejos y yo por completo sola porque ni tú me acompañabas. Aunque no había diferencia si estabas o no a mi lado, igual me sentía sola. Perdí la sonrisa jovial que tenía antes de ti, perdí la pasión por mis sueños, tú te convertiste en mi nueva pasión porque me manipulaste para que así fuera.
Jugaste con mis emociones y conseguiste hacer de mí lo que tú querías, me avergüenzo tanto de ello. Me avergüenzo de no haber sido más fuerte, pero supongo que así funciona la vida, si no sufrimos no recibimos lecciones, si no nos duele no aprendemos. Después de tanta pena, de vagar por la vida sin rumbo, de no saber cómo actuar ni cómo deshacerme del apego que te tenía, algo pasó. Empecé a verte como quien eras de verdad, empecé a ver que eras una mala persona, empecé a verte de verdad y fue cuando me di cuenta que tú no me ofrecías nada que yo quería.
Así me alejé, así pude ver por fin lo infeliz que era, lo mal que me hacías sentir. Te vi mejor y también pude verme mejor a mí misma. Fue cuando noté la horrible persona que eras que empecé a recuperarme y dejé de ser esa mujer triste y vacía.
Me apoyé en las personas que de verdad me aman, quienes se preocupan por mí. Pensé que los había perdido, pero también me di cuenta que quien te ama siempre te tiene en sus pensamientos y en su corazón y sin importar qué siempre se preocupa y tiene su mano dispuesta a extenderla para ayudarte.
El amor no hiere, el amor siempre es saludable, si estás enamorada e igual sufres entonces no es amor. Yo lo aprendí a la mala, no esperes mucho tiempo para recuperar el control de tu vida. No esperes a que sea demasiado tarde.
La vida es muy corta, ser una mujer triste es desagradable, te sometes a toda una vida de dolor por conformarte con poco y nada. Sé valiente y date cuenta de la persona que tienes a tu lado, que no te hace feliz y solo te causa dolor.
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