El amor y las relaciones de pareja, ¡qué tema tan complejo siempre!, ¿verdad?
Tu vida está dedicada a esto por completo, y muchas veces puedes hasta dejar de vivir por amor, por la vida que has elegido vivir y por con quien has elegido vivir. “Por tu vida de pareja”
Todo empieza por el enamoramiento, y las mariposas en la barriga, y por esos días en los que sólo quieres y piensas en estar el resto de tu vida con esa persona. Haces planes de boda o de convivencia y cuando menos lo esperas ya estás viviendo con tu hombre, compartiendo cama, y vivir, todos los días de tu vida.
Seguro que hay muchas parejas que se llevan genial, pero resulta que hay una realidad de la cuál no podemos huir o una realidad que no podemos callar. Una realidad en la que existen muchas parejas que ya no se aman y que se aguantan con poca amistad, por comodidad, por los hijos, etc. Cuando digo comodidad, me refiero a que muchas veces no se puede cambiar de vida por culpa de hipotecas, por la economía e incluso por lo que la gente dirá. (Entre muchísimos más motivos)
Y así, miles y millones de personas viven en pareja, sin amistad y como desconocidos compartiendo esa misma cama que a veces se convierte en una mar helado, sin ni siquiera un roce o una mirada antes de cerrar los ojos, de espaldas y aguantando ronquidos y demás… ¿Cierto?
Todo lo que estoy redactando, seguramente, si lo estás leyendo es porque te interesa, y tal vez, te sientas identificada.
Y bueno, el motivo de esto, es para hacer una breve reflexión.
Ya en esta situación, vives y crees que eso es lo que te ha tocado vivir, que ese es tu mundo y que ya no podrá haber nada más allá afuera. Te apegas a esta vida que vives, por miedos o por desconfianza a lo desconocido y e aquí esta historia que voy a contar seguidamente, una historia de unas ranas en un pozo, que te hará ver algo que te podrá ayudar a dar un paso si te es necesario.
Había una vez, una rana en un pozo, ella vivía en su mundo, su pozo, y allí pasaba sus días y sus horas. Pero resulta que una vez vino otra rana y le dijo:
—¡Hola!, ¿sabes una cosa?, yo vengo del mar y el mar es mucho más grande que tu pozo.
Entonces la rana del pozo, le dijo:
—Pero ese mar, no puede ser más grande que mi pozo. Mi pozo es el más grande de todos y el único que hay, no hay nada más grande.
Y la rana del mar le dijo:
—No, claro que sí, es más grande, es muchísimo más grande.
La rana incrédula, no lo podía creer y le preguntaba que si ese mar era 2 veces su pozo, 10 veces su pozo, hasta que era tanta la duda y la incredibilidad de la rana del pozo, que se decidió a ir con la rana del mar, para comprobar por sí misma, si eso era una realidad.
La rana del pozo de camino al mar sonreía y se decía a sí misma que era imposible, que ella vivía en su pozo y que al ser lo que ella conocía, no podía existir nada más grande o mejor que su pozo.
Pues bueno… ¿Sabes qué es lo que sucedió?
Que cuando la rana llego al mar y vio esa inmensidad (vio en que realidad vivía ella), y vio que su pozo era una realidad muy pequeña, al lado de ese inmenso mar…
¡Le estallo la cabeza de semejante susto!, y murió…
Reflexión:
Tu vida podría ser como la de la rana del pozo, ¿verdad?.
Y crees que no se puede cambiar, porque crees que sería muy difícil volver a vivir una nueva vida.
Creyendo incluso así, que la vida que tienes, es la que te ha tocado, pero no es así.
Si sales y apuestas y dejas tu pozo, ¿porqué no?, podrías volver a vivir y encontrar ese maravillosos mar inmenso que tal vez estás deseando y soñando.
Un mar inmenso y lleno de nuevas posibilidades. Un mar lleno de vida y de amor.
¿Qué me dices a esto? ¿Te gustaría buscar un nuevo mar o prefieres tu pozo?