Si en este momento regresaras al pasado, a verte ahí, de niña corriendo por el jardín o balanceándote en un columpio, seguramente te recordarías temerosa del amor. Y es que te metieron la idea en la cabeza de que los que se atreven a entregar el corazón terminan muy rotos. Fuiste la que creció viendo personajes sacrificando todo por su pareja, normalizaron las lágrimas hasta que te la creíste. Pero no es cierto, no importa la edad que tengas, diles que no es verdad, que tú sí crees en el compromiso y la lealtad. Diles que estás cuidando tus emociones, pero que si llega alguien que te dé calma lo vas a dejar entrar. Porque amar no hiere, los patanes sí.
Qué fuerte es que te hayas creído eso, porque es sinónimo de bajar la mirada, de conformarte, de hacer como que no pasa nada, cuando sí pasa. Quiero que sepas que estás aquí para amar, no hay más. No llegaste para tener todo lo material, tu objetivo es sanar y refugiarte en las personas correctas. Te lo digo con todas sus letras, el verdadero amor jamás te hará daño. Al contrario, te llena de vida, te hace mejor persona y te confirma que todo tiene un para qué.
El amor abraza tus grietas
Vamos, no te estoy diciendo que la persona de tu vida viene a solucionarte lo que te corresponde, pero al menos se queda ahí, te acompaña en el proceso, no te juzga y te recuerda lo bonita que eres por dentro y por fuera. El amor es magia, es increíble y no estoy exagerando, te puede hacer llorar, sí, pero de alegría, no aceptes otra razón. Porque cuando alguien te trata con cariño no busca herirte, no te miente, no te engaña.
El amor es confianza pura, no hay necesidad de amargarse ni buscar discusiones absurdas. No es perfecto, en una pareja siempre habrá mil diferencias, pero eso no quiere decir que tengan que estar como perros y gatos. No te quedes con esa idea en la que decirse cosas horribles y después besarse como si nada, es sano. Los patanes son los que hieren, los que no tienen las agallas para querer bonito y te culpan hasta que pierdes la esperanza.
No pierdas la fe
Sé que no es fácil volver a creer en un hombre, que cuando un patán se atraviesa en tu camino te deja huellas imborrables y muy dolorosas. Sin embargo, tienes que ser más fuerte y recordarte que amar no es el problema, es el tipo de persona en la que confías. No te aferres a la idea de que nadie es capaz de querer, porque no es así. Ese patán te enseñó que por más que dabas lo mejor de ti, para él nunca fue suficiente e hizo que tu autoestima terminara por los suelos.
A ese patán no le importó verte llorar desconsoladamente, hizo pequeñas cada una de tus emociones y te prometiste cerrar tu corazón. Te pregunto, ¿Vale la pena?, ¿Ese hombre merece tanta importancia como para que te niegues la oportunidad de volver a ser feliz? Sé que tienes miedo, que no quieres que te lastimen de nuevo, pero la vida se te va a ir encerrada en una burbuja y prohibiendo que tu corazón se enamore otra vez.
Si te duele, no es amor verdadero
El querer no es sufrir, no tienes que obligarte a estar al lado de alguien que te trata con la punta del pie. El mundo se ha tragado la idea más equivocada y quieren contagiarte, no te dejes. Lo único que duele es estar con una persona que dice amarte y en realidad te hace sentir la mujer más sola de este mundo. Esa es la soledad que te rompe sin previo aviso, la que te hace sentirte rechazada y triste.
Decir adiós duele, despedirte de gente que amas duele, las malas intenciones duelen, pero el verdadero amor jamás te dolerá. No te confundas ni vuelvas a darle la oportunidad a alguien que se muestra distante desde las primeras salidas. A veces, dejas que el enamoramiento tome las riendas y ahí es cuando empiezas a justificar las malas acciones del otro. No, ten la valentía de echar a un patán a la primera señal, es el mejor acto de amor propio que te puedes hacer.
No estás tan rota como piensas
Definitivamente, sé cómo se siente un corazón lleno de grietas, algo en ti no puede avanzar, aunque quiera, porque te sientes aterrada. También estuve allí y las lágrimas parecían insuficientes. Me cansé de todo lo que pregunté, lo que me reproché y lo que me costaba tanto soltar. Sin embargo, volví al ruedo, el de la vida, el que te dice que no tienes otra opción que respirar profundo y salir en busca de tu felicidad.
Estás rota, sí, pero tienes un coraje que asombra, el que te ayudará a salir de esta y volver a confiar. Date la oportunidad de que esa mala experiencia sólo sea un recuerdo, no dejes que tu pasado se convierta en la sombra de un nuevo amor. Quiero que te mires, pero con todas tus cualidades, eres una mujer hermosa, por dentro y por fuera, acepta que elegiste mal, pero que tienes la posibilidad de crear una nueva historia. Eres valiente, confía en eso, porque cuando lo hagas podrás confiar en el resto.
No te conviertas en uno de ellos
Un hombre que te ama es capaz de reconocer tus heridas y buscar la manera de arroparlas. No se justifica diciendo que está de malhumor o estresado, para tratarte mal. Un patán no te hace feliz, porque no se quiere a sí mismo, es imposible que pueda darte algo que no tiene. Ese hombre solamente va por la vida descargando todas sus partes rotas en tu compasión y empatía. Deja de sentir pena por alguien que no se lo merece.
Por favor, no dejes que su mal querer te convierta en él. Ese patán quiere hacerte trizas hasta que no te quede ninguna gota de aliento y no vuelvas a intentarlo. Tú sigue siendo la misma, pero más alerta. No modifiques tus emociones, son perfectas, entregadas, intensas, son las que cualquier persona sin traumas muestra a la hora de amar.
Simplemente, vete, vete cuando te juzgue sin razón, cuando resalte tus imperfecciones, cuando te haga sentir un bulto. Vete, si no aprecia todo lo que haces, huye. No te quedes en donde no te respetan y además te provocan lágrimas constantes.
Deja de atormentarte por alguien que no tiene los pantalones de apreciar lo que vales. Estás para tener una relación sanadora, que calme tu llanto y aumente tu sonrisa.
Quédate con ese amor verdadero que te hace sentir paz. El que te inspira, te ayuda a apreciar las pequeñas cosas, al que le puedes contar tus debilidades y no las va a usar en tu contra. El que lucha por el lazo y no te chantajea con terminar a cada rato. Quédate con el que te empodera y te invita a seguir luchando contra las altas y bajas de la vida.
Ahí es tu verdadero lugar.
Texto orinal: albertespinola.com © Todos los derechos reservados.