Ella lloró durante largas noches y se preguntó una y otra vez por qué. Ahora, le toca levantar la mirada y encontrar la belleza en su rostro, aunque sienta que se ve demacrada. Y es que entendió que el divorcio es una prueba de amor propio. Es enfrentarte a tus miedos y aceptar que no eres perfecta y que por más que esperes que las cosas funcionen, eso no es suficiente. Ella fue la mujer que lo dio todo y de todos modos terminó viviendo la peor de las rupturas.
Dejar ir, duele, es para valientes, para los que tienen las agallas de decir que ya no son felices en un sitio y tienen que darle vuelta a la página. Sin embargo, hay que lidiar con la costumbre, porque esa se aferra hasta crear historias en la cabeza. Las que te dicen que no vas a poder continuar sola, pero no las escuches, siempre puedes.
El divorcio es un proceso muy duro, nunca permitas que alguien minimice lo que estás pasando, porque implica vivir altibajos emocionales que lo mismo harán que un día despiertes llena de energía y al otro no quieras saber nada de nadie. Es tu duelo, no te obligues a fingir que todo está bien cuando no es así. Incluso cuando sabes que no es sano seguir a su lado, cuesta soltar. No siempre se trata de infidelidad, hay muchos otros factores que hacen que la distancia crezca entre dos personas.
Ella ya entendió que no puede dejarse caer, que se debe querer por encima de todo, porque al final sólo se tiene a sí misma. La ruptura pone a prueba su autoestima, porque hace que se pregunte si no es suficiente como para mantener el lazo por más tiempo. Ella se culpó y dejó que sus pensamientos la llenaran de coraje, dolor y mucha vergüenza.
Cuando la relación ya está rota no hay mucho que intentar, el único alivio es soltar. Sin embargo, tuvo que enfrentarse a la primera fase, en la que la negación no le permitió aceptar lo que estaba sucediendo. Una parte de ella todavía creía que la historia terminaría con un final feliz. De pronto, la inquietud se volvió su mejor compañía y lidiar de nuevo con su soledad la hizo caer en la tentación, regresando a los brazos de un amor que en realidad jamás la llenó.
Se vuelve como una bola de nieve, en la que tus pensamientos te llevan a los recuerdos y te engañas. Quisieras que las cosas hubieran sido diferentes, pero no se puede, por más que intentes que así sea, el hecho ya está. El amor se fue agotando, se volvió seco, insano, la piedra en el zapato, que te resta mucho más de lo que te da. Por eso ella se dio cuenta de que cuanto más consciente se hacía de la situación, más entendía el por qué no funcionó.
El proyecto a futuro quedó en el aire, ya no hay que invertir tiempo ni energía en algo que se acabó. Por supuesto, esa sensación del final implica un dolor muy fuerte. La vida te cambia de la noche a la mañana y ahora tienes que volver a ti. A recordar todo lo que perdiste por quedarte al lado de alguien que no te valoraba o que simplemente no tenían suficientes afinidades para estar juntos.
El compromiso con el que soñaste ahora es para ti. Un camino duro que te va a llevar a la verdadera felicidad. Quizás al principio se te haga muy complicado, es posible que ni creas que volverás a sonreír, pero tienes que confiar, porque vendrá algo mejor. El momento en el que puedes abrazar tu amor propio de una manera muy honesta. Una mujer llena de poder, con sueños por delante.
El pasado se queda atrás, ahora tienes que centrarte en vivir el hoy, trabajar para convertirte en tu mejor versión. Hazlo por ti, para que cuando te mires al espejo te sientas muy orgullosa de la persona en la que te has convertido. Aquí es donde tus necesidades se vuelven prioridad. Mírate, estás sobreviviendo, después de tantas lágrimas escondidas.
Ahora, los nudos en la garganta poco a poco se han ido soltando y tú te ves más hermosa que nunca. Es mucho más que tu físico, es tu alma la que brilla con tantos colores bonitos.
Ella lo entendió, a veces el divorcio es mucho mejor que el matrimonio. Porque ahí sí puedes tener un ‘felices para siempre’, empieza el día que se separan. Por favor, escucha a tu corazón, no miente, si ya no eres feliz vete. No necesitas un montón de razones para escribir un capítulo nuevo en tu vida.
¡Tienes una sola oportunidad para respirar! No la desperdicies con el amor equivocado.
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