Si hay algo que me gusta de esta vida, es que es muy sabia. A veces, parece que le ves la cara, pero no. Puede que se demore, sin embargo, tarde o temprano, coloca cada pieza en su sitio. Sé que fuiste esa mujer a la que le rompieron el alma, la que pensó que no volvería a ver la luz igual de bonita que antes. A la que le costó muchísimo por fin conciliar el sueño. Sé que luchaste contra tu almohada y que hasta terminaste detestando cada una de tus lágrimas.
Fuiste la que se calló muchas cosas para no salir más lastimada, pero quiero decirte que lo hiciste muy bien. No cualquiera tiene la valentía de continuar después de un dolor tan grande. Y sí, tal vez en un principio descargaste toda la furia contra esa mujer, pero luego entendiste, que no valía la pena y quien te debía lealtad era él. Ahora se lo dejas al karma, a lo peor que puede vivir una amante.
Ella se hizo un cuento, me apena un poco, porque genuinamente cree que te ganó, cree que quedarse con ese hombre ha sido maravilloso. La amante no tiene idea de lo que es una relación sana y no la estoy juzgando. Es sólo que terminó enredada en esa situación porque aún tiene muchos vacíos que sanar y se acostumbró a conformarse con un amor a medias. Esa es la razón por la que se volvió un reto tenerlo, se encaprichó para que se quedara en su cama hasta el amanecer y no se fuera a mitad de la noche como de costumbre.
Él es el que te debía lealtad
Por supuesto, ella no lo hizo sola, no se robó a nadie, el hombre decidió refugiarse en sus brazos. Quizás, tenga un montón de argumentos, pero lo que no tuvo fue pantalones para decir que ya no se sentía feliz a tu lado. Así que sin preguntarte te envió hasta la última de sus prioridades. Poco a poco la distancia se volvió evidente.
No lo vas a negar, su adiós fue desgastante, muy lento, te diste cuenta de que sus besos ya no eran los mismos. Sus caricias se sentían heladas y las palabras bonitas simplemente desaparecieron. Se estaba marchando y con él tu amor propio, porque te hundió de una manera tan cruel que creíste que no te recuperarías, pero lo hiciste. Lo que la amante no sabe es que esa sonrisa de campeona le va a durar poco y no es porque tú le desees el mal, simplemente la justicia divina o el karma, como quieras llamarla, hará de las suyas.
La energía se mueve y la amante no se salva
El Universo está pendiente de cada uno de nuestros pasos, es imposible engañarlo. Si haces algo con mala intención, las consecuencias te van a llegar cuando menos lo imagines. Da igual los buenos actos que hagas después, si te equivocaste vas a tener que lidiar con eso y aceptar la lección. A veces, muy dura, a veces, muy cruel.
Existe una ley que se llama causa y efecto, ni el infiel ni la amante se pueden salvar de ella. En el momento tú te sientes muy mal, porque no sabes que al ser engañada serás la menos afectada y la que al final vas a terminar ganando. Cuando todo está muy reciente te cuesta aceptarlo, pero la infidelidad sólo es una enseñanza, vive el duelo y luego quédate con lo bueno. Ya no vas a permitir que alguien más te siga tratando como si no valieras demasiado.
El infiel terminará derrotado, porque se está haciendo daño a sí mismo, se miente y se crea un montón de falsedades con las que claramente no es feliz. Al final, cada persona es la única responsable de construir su propio karma. No importa lo bueno o lo malo que te desean otros, si tus acciones no demuestran que te mereces grandes cosas no tendrás resultados positivos.
Tú lo estás haciendo bien, estás reparando tu espiritualidad. Puede que todavía duela, pero eso no significa que no vas a sanar por completo. Ahora, lo que tienes que hacer es enfocarte en lo bonito que la vida te tiene preparado y nada más. Se vale modificar la historia, no por orgullo, porque es la realidad. Suelta el papel de víctima y conviértete en la heroína que siempre has sido.
El premio de consolación
Me gustaría decirle a la amante felicidades, pero no puedo, sería mentirle. Esa mujer, hasta cierto punto, ingenua, sólo se está quedando con un premio de consolación, momentáneo y que tiene muchas posibilidades de romperle el alma entera. Esto porque es muy probable que el hombre vuelva a cometer una traición y ahora el rol de amante estará disponible. La vida da mil vueltas y le tocará ser la víctima en medio de una infidelidad. Es real, nada que empieza a la mala termina bien.
La amante cree que ganó, porque el hombre abandonó su hogar para ir a sus brazos, lo que no sabe es que vivirá un calvario, porque la desconfianza adornará su relación y ahí es cuando va a querer salir huyendo. Seguramente, no lo dejará por orgullo, por querer demostrarle a los demás que su amor es verdadero y prefiere sacrificar su felicidad para callar bocas. El hecho de que permanezcan juntos por mucho tiempo no es sinónimo de que su vida es miel sobre hojuelas.
Mientras tú te vas poniendo más bonita, recuperas tu estabilidad emocional, mental y física, ella se vuelve más vulnerable, ya no tiene el control como antes. Ahora, es la que se tiene que quedar en casa esperando a que su hombre respete la relación. ¿Cómo le va a hacer para estar tranquila? El dolor le va a llegar y va a tener que ser el doble de fuerte, porque no se va a salvar de haber causado tanto sufrimiento, aunque sonría frente al resto.
El papel de ser la segunda opción
Ella fue la mujer que esperaba, la que se conformaba con los mensajes a medias, los encuentros interrumpidos. Es la que pasó las fechas importantes sola y a la que dejaron a mitad de la noche entre las sábanas. Desde ese instante puso su amor propio en riesgo y no se valoró ni un poco. No dijo nada cuando la escondían y frente al resto tenía que fingir que eran amigos.
A ella nadie le va a contar, sabe muy bien lo que es ser la amante y en el fondo le aterra, porque aunque lo disimule conoce bien a ese hombre. Es posible que ahora ella sea la burla, la que no lo hace feliz, de la que huye y la que tiene que callarse un montón de cosas para no perderlo.
Ya no puede bajar la guardia, ya está dentro y no va a permitir que la vean derrotada. Su karma será no decir nada cada vez que él la engañe y eso la va a romper sin piedad. La única manera en la que podrá salir de ahí es dejando a ese infiel y recuperando su dignidad, no hay más. Si se queda toda esa mala energía que un día soltó la terminará hundiendo y quizás cuando lo entienda sea muy tarde.
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