Esa mujer impresionantemente fuerte que conoces y que parece haberse ganado la lotería por tener a alguien que la ama, no es que tenga suerte, es que merece ser amada. Ella es ese tipo de persona que si no consigue amor de alguien, abre bien los ojos, sonríe y da dos pasos atrás para seguir con su vida y encontrar lo que de verdad la llena.
Esa mujer que ves que es tan amada no ha tenido suerte, ha sufrido mucho, se ha equivocado tantas veces, ha tropezado y ha llorado, todo para llegar justo donde ahora está.
Esa mujer que ahora recibe mucho amor ha conseguido equilibrarse y elevarse. Ha estado en una posición tan baja que muchas veces creyó que no lo lograría, que el dolor la consumiría y la soledad le arrebataría quién era. Pero no sucedió, cada tropiezo que tuvo la hizo más fuerte, aunque le rompían el corazón, ella se levantaba y salía adelante con un abrazo cálido de sus propios brazos.
Luchó contra los estereotipos, luchó contra todo lo que creía era correcto para aprender a ver lo que de verdad le hacía feliz y aprender a valorarse.
No creas que tuvo suerte, que esa persona que la ama y que se queda a su lado a pesar de las dificultades le cayó del cielo. Es que no es así, ella dejó ir a muchas personas de su vida que no eran las correctas, aprendió de ellas, algunas la destrozaron demasiado, otras le dejaron lecciones de vida con las que creció. Cada día era un nuevo paso hacia un destino en lo que lo más importante era su felicidad.
Aprendió a respetarse, a abrazar la soledad, a no quejarse de sus experiencias y de algunas consecuencias de sus decisiones, aprendió a sacar lo bueno de cada cosa y desechar lo malo. Aprendió a invertir sus recursos en sí misma y entendió que no podía obligar a nadie a que la amara, así como no podía obligarse a amar a alguien que la hacía infeliz.
Ella es una mujer fuerte, astuta, ella es una sobreviviente. En algún punto de su vida pensó que llegaba el final, que no tenía salida y que el resto de su existencia sería un camino miserable. Sin embargo, logró salir de allí, herida, pero victoriosa, decepcionada de la vida, pero con la esperanza de no seguir sufriendo al lado de la misma persona. Optó desde entonces en pensar primero en sí misma y su vida se transformó.
Se convirtió en una mujer libre, dueña de sus decisiones, su tiempo y sus movimientos. Se convirtió en una guerrera astuta, estuvo asustada por mucho tiempo y le costaba abrir su corazón a otras personas por temor a que le sucediera lo mismo que una vez la había destruido. Y siguió aprendiendo, entendió que ella tenía el poder de decir adiós cuando quisiera y poco a poco fue disfrutando de nuevo del calor de las personas.
Hasta que sucedió, hasta que alguien dispuesto a amarla, ansioso de tenerla a su lado la encontró. Ella desconfió en un principio, no se hizo muchas ilusiones, resguardaba su corazón, pero él le demostró que podía confiar, que a su lado no tenía que temer, la hacía sentir segura y se convirtió en una mujer amada.
Pero no fue porque tuvo suerte, pasó por mucho para finalmente estar bien y de forma saludable con alguien más, así que, se lo merece.
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