Me esforcé en darte mi amor, mi tiempo, mi atención y hasta mi aliento. Me concentré enteramente en hacerte feliz, hasta tuve ciertas fallas en mis proyectos personales por enfocarme solo en ti. Por demostrarte que soy un buen hombre, que te ama, que lucha por ti, que se esfuerza en hacer que las cosas vayan bien. Pero parece que fue demasiado para ti, ¿acaso esperabas menos de mí? ¿Quieres que te amen sin medidas, pero no demasiado?
Ahora entiendo que solo te has aprovechado de mí, de mi buena voluntad, mi paciencia y mi inacabable amor por ti. Has fingido quererme para recibir la seguridad que te daba, te has mantenido a mi lado porque era la opción más segura que tenías, pero a fin de cuentas, solo una opción para tu vida. No fui más que eso y hasta ahora lo veo.
Me enseñaron a amar, a respetar y a ser siempre honesto. Me enseñaron a valorar el amor de una mujer, a respetar sus decisiones, a apoyarla siempre en sus sueños, a ser leal, fiel y digno. Y pensé que tú merecías todo eso, pero no me has dejado más opción que apagar el amor que te tenía. He tenido que darme de frente contra la realidad de tu amor hacia mí. Nunca hubo amor genuino de tu parte, nunca hubo respeto real. Solo fui un match seguro para ti, alguien con quien siempre podrías contar, pero alguien que no te despertaba pasión.
¿Cómo se puede ser ese tipo de persona? Me tomaste desprevenido, ingenuamente creí que eras una mujer honorable, capaz y apasionada. Fingiste ser todo eso para verte con otros ojos, hiciste que me enamorara de ti para aprovecharte de los beneficios que generaba a tus intereses. ¡Qué idiota fui! Confiar en ti ha sido de los peores errores que he cometido, me engañaste sin que me diera cuenta, me mentías a cada rato, pero estaba ciego de ti.
Estuve a punto de perder la locura apegado a tu amor ficticio. Y todavía insistes en que me amas, hay que ver que la vergüenza no es tu fuerte. Ya no te amo, y la verdad me siente no haberlo dicho mucho antes. Me di cuenta poco a poco de la verdadera esencia de tu alma. De tu inmadurez y tu falta de empatía. Diste por sentado que como hombre no me afectaba tu desamor, ¿qué mundo es este en el que por ser hombre crees que no siento, que no me duele, que no tengo emociones?
Soy una persona que disfruta del amor y lo vive al máximo, que respeta a su pareja más que a nada ni nadie. Y tú vienes a decirme eso. No tienes alma, me rompiste el corazón, pero te supero, ya no te amo. Ahora entiendo que las personas desagradables vienen en cualquier género, en cualquier ámbito y de cualquier forma.
Me cansé de ser tu conejillo de indias. Y me entristeces que trates así a las personas. Cuando de verdad quieras asentar tu vida al lado de hombre que te ame y te respete, puede que te cueste la vida encontrarlo.
Valora a cada persona que llegue a tu vida, sé siempre honesta y deja de ver estereotipos.
Texto original: albertespinola.com © Todos los derechos reservados.