Me llamo Sonia y esta es mi historia. Desde hace tiempo atrás, he venido amando a una persona que me ha dado una mala vida. Ahora me doy cuenta de que he sido prisionera de sus labios y de su ser, porque desde el principio he vivido enamorada ciegamente de él incondicionalmente.
Al principio, como toda escoba nueva barre bien, era todo de color de rosa y parecía que estaba viviendo un sueño. El sueño que siempre había estado esperando.
Él me trataba bien, sentía que me daba amor, me enamoraba con sus palabras, y regalos, y yo me dejaba llevar por su encanto y presencia.
Poco a poco, los días se consumían y yo sin darme cuenta, también me consumía a su lado. Porque muy sutilmente, él dejaba de ser quién era y dejaba de amarme. O tal vez nunca me había llegado amar.
Claro, yo como tonta, me engañaba y me hacía creer a mí misma que todo seguía igual y que más bien era yo la que me estaba volviendo exigente y metida en su vida, pero la realidad no era así. La realidad era otra.
Él siempre llegaba tarde del trabajo, o eso decía, y muchas veces ni venía y llegaba a las tantas con olor alcohol y con esencias de perfumes de mujer en sus camisas de “yupi y pijo adinerado”.
Mi situación era pésima, porque si decidía dejarlo e irme de la casa, me quedaba huérfana sin hogar, ni lugar a donde ir, ya que en este país no tenía a nadie con quién poder contar o pedir ayuda.
Era deprimente y me sentía presa por sus labios y por el acuerdo de vida que habíamos hecho desde el inicio.
Él trabajaba y yo me quedaba en casa asumiendo las tareas del hogar. Al principio me pareció bien para así poder atenderle y que así se sintiera cómodo y feliz conmigo. Pero con el tiempo lo que me dio a entender, es que yo era sólo una chacha de hogar y un polvo a su antojo para los días que allí afuera se quedaba a dos velas.
Mi triste historia es para reflexionar y dicha reflexión es para aquellas mujeres que se aventuran con hombres que no han terminado de conocer y de saber quiénes son en realidad.
El amor ciega y el enamoramiento puede llegar a ser una enfermedad que te llegue hacer cometer los errores más grandes y crueles de tu vida.
Hoy día, he podido salir de esta situación, aunque me costó lágrimas, sudor y noches de no poder dormir en un lugar digno. Pero me he recuperado y sigo adelante cautelosa con los hombres y no me dejo pisar o engañar por nadie.
Amo amar, soy amante del amor, pero ahora lo hago con más sabiduría y no me dejo convencer tan fácilmente con palabras.
Sólo atiendo y me enamoran los actos y los hechos, ya que como dice el dicho:
“LAS PALABRAS SE LAS LLEVA EL VIENTO”
Mi consejo es que: antes de aventurarte en caminos descocnocidos, sepas muy bien con quien eliges caminar. Antes de darlo todo por alguien, descubre bien si su corazón te podrá lastimar.
Sonia.
Autoría, Edición y publicación: Albert Espinola Todas las imágenes de We Heart It