Un hombre bueno no es aquel que jamás le ha puesto un dedo encima a una mujer, hay muchas otras cosas que rasgan el alma. No hace falta usar la fuerza, el trago amargo de la infidelidad se te clava en lo más profundo y es capaz de hacer pedazos cada una de tus inseguridades. Porque después de que te rompen, tú eres la que termina preguntándote frente al espejo qué es lo malo que hay en ti. Ahí es cuando analizas si es bueno darle o no una segunda oportunidad, ¿es posible que un infiel cambie? La ciencia responde.
Lo primero que quiero que sepas es que no estás sola. Sé que muchas veces te quedas ahí porque sientes que no tienes otra opción. Ya sabes, más vale diablo conocido que diablo por conocer. No mujer, no te autodestruyas de esa manera. Si te obligas a quedarte a su lado, no sólo te estás privando de vivir el duelo de la infidelidad, también estás firmando tu propio calvario.
Un hombre infiel es sinónimo de falta de madurez, alguien que ni siquiera tiene la capacidad de hacerse responsable de sus emociones y le da igual lo que hace con las de los demás. No se vale… Quedarte a su lado es echar una moneda al aire y esperar a ver qué tanto te puede afectar a nivel mental, emocional y físico. Y es que la infidelidad te desgasta, te vuelve una adicta a revisarle todo las 24 horas.
No estás loca, es la desconfianza que él mismo sembró y ahora cada vez que pone un pie fuera de casa, los nervios se te ponen de punta y no puedes evitar pensar que terminará de nuevo en otros brazos. Eso no es vida, no te acostumbres a un amor tan hiriente, mediocre y cobarde. El infiel es un experto en tomarle la medida a sus encuentros y minimizarlos para ser el que gana siempre. Sin embargo, perdonarlo puede llevarte a vivir una experiencia el doble de dolorosa.
Mujer, eso no es amor, no es sano que sigas enamorada de algo tan destructivo. Le estás dando lo mejor de ti a un amor que no sabe lo que es la lealtad. Amar no es mendigar, ni conformarse a sonreír frente a los demás y vivir un infierno entre cuatro paredes. Amar es respetarse, poner por delante el amor propio y la dignidad. No se trata de sufrir, es confianza, compromiso, no todos saben hacerlo y hay que huir de esos.
No le creas al infiel que llora después de su mal acto, ese es capaz de lo que sea para que lo perdones. Ese ya encontró la manera de mover tu lado bueno para que termines cediendo. Quédate con el que te demuestre con hechos que quiere cambiar. Tú no eres su madre para tomarlo de la mano y llevarlo a terapia, le tiene que nacer a él ese deseo. Es una persona inestable, con un montón de fantasmas por resolver, aunque en ese instante quiera cambiar, si no lo hace con ayuda de un especialista no lo va a lograr. Hay que romper con el ciclo desde la raíz.
Por su parte, la ciencia te dice que no pierdas la esperanza, es posible que un hombre siente cabeza tras una infidelidad. Pero se trata de él, mujer, tú no lo vas a cambiar ni con todo el amor del mundo. Quítate esa idea, porque al no conseguirlo te puedes sentir muy frustrada y decepcionada. Tanto que volteas el asunto y terminas creyendo que tú eres la culpable, cuando no es así.
La psicología explica que es posible que un infiel cambie, pero necesita hacerse responsable de su acto, de una manera consciente, no por encima. ¿Qué fue lo que causó? En el momento que entienda que sus deseos dañan profundamente a su pareja, es cuando puede trabajar en no volver hacerlo.
Por su parte, Liz Higgins, quien se desenvuelve como terapeuta en Texas, sostiene que para superar una infidelidad se necesita el apoyo de ambas partes. Es decir, si en verdad quieren rescatar su relación, tener una mente abierta es primordial. Particularmente, el infiel, si él no asume el daño emocional que genera su engaño, no hay mucho que salvar.
Lo cierto, es que así como hay quienes afirman que es posible cambiar. También, hay expertos en terapias de pareja, que explican que hay un tipo de infiel que no va a cambiar ni a jalones. Al contrario, se volverá cada más astuto para justificar su acto. Un infiel que no muestra arrepentimiento y que además te presiona a que tomes la decisión de seguir o no a su lado, de manera rápida, en realidad no quiere cambiar.
No basta con decir que lo siente, eso a ti no te sirve de nada, pero si te lastima demasiado. Tampoco te quedes con el infiel que le quiere dar carpetazo al asunto, como si nunca hubiera pasado nada. Sí, pasó y dolió mucho, si no quiere responder a tus dudas, vete, no quiere darte calma.
En fin, el infiel que se arrepiente desde el alma es el que va a cambiar, el que en verdad quiere trabajar en volver a construir la conexión que tenían, incluso mejor. Una relación en la que no hay comunicación, empatía y confianza, no te dará nada bueno.
No olvides que hay infieles que no cambian, mejoran tanto su estrategia que son capaces de llorar de rodillas.
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