Dime, ¿Qué harías si un día despiertas y tu cuerpo se niega a todo? En el fondo quieres levantarte como habitualmente, pero no puedes. Te pesa cada fragmento de ti, te pesan tus pensamientos, el alma. De pronto, tu sonrisa se apagó, se quedó en aquellas lágrimas que soltaste por la noche y no le contaste a nadie. Pero, ¿Sabes qué? Hay veces que ni llorar puedes, pero estás ahí, roto, en pausa, como si la vida no siguiera avanzando. Entonces, se vuelve un vicio, ese estado de ánimo en el que sabes que las cosas no van bien, pero tampoco te apetece hacer un cambio. La gente te dirá que eres negativo, que estás exagerando, que te falta activarte. Pero sólo tú sabes que la depresión no es estar triste, es vivir con un monstruo que no te deja respirar.
¿En qué momento se volvió todo tan insípido? No es que las cosas ya no te interesen, es que no sientes. Estás, pero no estás. ¿Cómo le haces para explicarle eso a los demás? Te acuestas sintiendo que la soledad es tu único abrigo, lo malo es que no te suelta, ni siquiera cuando estás rodeado de gente que te ama. Ahí es cuando te vuelves un experto en fingir, las personas quieren verte sonreír, parece que eso las llena, así que les das lo que quieren. Aunque por dentro estés gritando que ya no puedes más. Dices que las ojeras son de tanto trabajo y un poco de estrés, porque no te atreves a confesar que el insomnio te visita puntualmente cada madrugada.
La depresión es mucho más que estar triste
Un día los colores se apagaron, te volviste amante de ver los días grises y ni siquiera recuerdas el momento en el que comenzó todo. Ya no atrae eso de permitir que los rayos del sol te acaricien el rostro, leer tu libro favorito, dejar que la lluvia te moje. Tu cuerpo está aquí, pero tu mente está desesperada, ansiosa, buscando un sitio en el que pueda aterrizar, pero duele, porque quieres parar y no puedes. Tus pensamientos te dicen que no vas a lograrlo, que te has vuelto una carga, que preocupas a los tuyos. Quisieras que las cosas no fueran así, pero es algo más fuerte que tú, un monstruo que decide hundirte todos los días, que se empeña en que muestres tu peor versión.
Tu corazón todavía canta, todavía esconde sueños, promesas y muchas ganas de gozar, pero está siendo presionado por la depresión, por eso te has creído eso de que no vas a poder. Lee bien, sí vas a poder, es una enfermedad mental seria, que te debilita y te transforma por completo. Tiene la habilidad de encender el botón de tus tristezas y tu apatía. Es ese monstruo que se refugia en las nubes oscuras y te dice que está por venir lo peor. Se pone firme en medio de tu camino para hacerte creer que no hay salida. Entonces, piensas que es cierto, que hagas lo que hagas, no vas a poder salir de ahí. Ese monstruo te está asfixiando.
Te aleja de todos
Te dice que no eres lo suficientemente bueno, que el fracaso sigue tus pasos, que todas las personas lo hacen mucho mejor que tú. Te dice que no tiene caso que lo intentes, porque no logras avanzar y que ser positivo es perder el tiempo. El monstruo de la depresión te culpa, quiere que pierdas el control, te agota, hace que duermas demasiado, que huyas de la realidad. No te deja concentrarte ni disfrutar, te aísla de todos y arrasa con toda tu energía.
No se quita mágicamente ni aunque toda la gente que te ama te diga que le eches ganas. Estar deprimido es algo que no decides, es un sufrimiento silencioso, no es una excusa, te está jalando horriblemente y no puedes solo. Se está llevando tus emociones, tus sueños, tus metas. Es por ello, que hoy te lo digo de corazón, sí puedes, pero no será de la noche a la mañana, ni tampoco después de leer este par de líneas. Qué más daría yo, porque así fuera, pero no es tan simple, es una condición que requiere tratamiento médico.
Necesitas ayuda
La única manera en la que podrás volver a levantarte es dándole la mano a quien te la ofrece, esas personas que te aman y que te quieren ver bien, por eso buscan la manera de ayudarte. Sí, puedes, pero no solo, necesitas ayuda. Tu mente, tu cuerpo y tu alma necesitan ayuda. No será fácil, vencer al monstruo es complicado, habrá días en los que te gane y otros en los que tú lo mirarás de reojo diciéndole que contigo no puede. Es así, no es un proceso lineal, poco a poco, con ayuda de los especialistas y tus seres amados, volverás al ruedo.
El camino no será fácil, seguramente tendrás muchas caídas más, vas a tener que curar tus heridas, pero lograrás volver a amarte y cuidar de ti mismo. No te culpes, hoy te toco a ti, mañana puedo ser yo o tu pareja, tu madre, tu hermano, tu amigo. La depresión es un monstruo que no hace distinciones, le da batalla a cualquiera. Pero, vas a lograrlo, tu mirada volverá a ser la de antes, porque te mereces esta y mil oportunidades. Al final, de eso se trata la vida, ¿No? Ir saltando un bache tras otro y este sólo será uno más.
Confía, vas a sanar.
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