Es cierto, el jarrón ya no vuelve a ser el mismo, una vez que se rompe, se quedan ahí las grietas, aunque recojas los pedazos del suelo y los pegues con sutileza. Lo mismo sucede con la confianza, le entregas lo mejor de ti a esa persona que dice quererte, la que te escucha, la que se vuelve un refugio en tus momentos más turbios. Pero, ¿Para qué? Si te va a traicionar por la espalda. Eso es de cobardes, de los que no saben apreciar un corazón sin filtros. Los que no piensan antes de dañar, eso es lo que te parte, que te lo esperas de todo el mundo, menos de quien dice amarte. Esta es la dolorosa realidad de perder la confianza con quien amas tanto.
Te lo digo en serio, si sientes que tu pareja te tiene que dar sus contraseñas, mostrarte sus conversaciones y pedirte permiso para todo, mejor no tengas una relación. Eso no es confianza, eso sólo son un montón de inseguridades maquilladas. Cuando confías en el otro, los celos no existen, tienes la tranquilidad de que tu pareja puede hablar con mil personas y de todas maneras te va a respetar. Alguien que te da tu lugar, se gana lo mejor de ti. No hay necesidad de que se lo exijas, te lo demuestra en cada paso.
Perder la confianza
De pronto, lo que un día imaginaste a su lado se desmorona, quieres, pero no puedes volver a creer en lo que dice. Esa incertidumbre de no saber si lo volverá a hacer se convierte en un calvario. No hay nada más frustrante que saber que tu pareja te traicionara de nuevo, vives con dolor, desesperación y mucha ansiedad. Sí, se dice fácil, hay que darle vuelta a la página, pero nadie vuelve a confiar de la noche a la mañana.
El vínculo se fractura y con eso se crea una enorme barrera entre los dos, porque la persona traicionada se pregunta una y otra vez, ¿Qué es lo real? Se pone a pensar en todos los momentos vividos y ya no sabe si todo ha sido genuino. Es desgarrador, porque los pensamientos no se detienen y ahí es cuando pierdes el control y en el fondo sabes que lo mejor es ponerle punto final a esa relación.
Duele, porque por más que ames, eso no es suficiente para hacer como que no pasa nada. Lo peor es cuando eres una mujer de muros, de esas que no deja entrar a cualquiera a su corazón, de las que necesitan analizar meticulosamente antes de sentirse seguras. Sin embargo, confiaste, permitiste que conociera tu lado más vulnerable, cada una de tus debilidades y eso ha sido muy hiriente. Sabe que hay cosas que te rompen y no le importó en el momento de acabar con la confianza.
No es drama, es real
No estás exagerando, son tus emociones y se vale que te sientas así. Para ti que acaben con la confianza, es sinónimo de decir adiós, tal vez te tardes, pero al final sabes que así va a terminar. Definitivamente, no eres el tipo de mujer que perdona una y otra vez. Ya en el pasado diste segundas oportunidades y la verdad es que te fue peor. Te da igual si te llama loca, prefieres eso que darle las herramientas para que te siga haciendo daño.
Tú sabes que si te quedas, tus pensamientos se volverán tus enemigos, te van a decir cada segundo en dónde está, con quién, ¿Lo estará haciendo de nuevo? Y no sólo hablo de infidelidad, porque eso te carcome. Expone cada uno de tus miedos y de pronto te sientes la mujer más lastimada, menospreciada, la que no es capaz de cumplir con las expectativas de ese hombre. Esa traición te hace pedazos, que llega un punto en el que te culpas. Te atreves a decir que tal vez no diste lo mejor de ti. En tu desesperación por justificar su mal acto te hundes más y más.
Pero la confianza es mucho más que la infidelidad, cuando alguien te decepciona, también tiene que ver lo que le cuentas. Es muy triste cuando tu propia pareja es la que se encarga de ponerte en la boca de otros. No se vale que tú le digas cómo te sientes y le compartas tus miedos, para que corra a contarle a alguien más. ¿Te das cuenta? La persona que te abraza, te besa, la que te dice que te ama, tiene actitudes hipócritas, mismas de las que te la has pasado huyendo. Es ese tipo de persona con la que no quieres estar y aceptarlo duele muchísimo.
¿Se puede recuperar la confianza?
Bueno, viéndolo desde un plano no pesimista y con la disponibilidad de ambas partes es posible. Aclaro, es cuestión de que quien traiciona también quiera. Por favor, no te quedes al lado de alguien que te hiere y ni siquiera tiene los pantalones de aceptar que se equivocó. Si te pones en esa situación terminarás más rota que al principio. Lo peor que puedes hacer es asumir responsabilidades que no te corresponden, el único mensaje que estás dando es que esa persona puede hacer lo que quiera en tu vida, porque de todas maneras seguirás dejando que esté a tu lado.
Mujer, no te obligues a seguir con alguien que te hace sentir poca cosa. Una pareja que en lugar de motivarte te llena de agravios, ofensas, que te transmite su amargura y cada día que pasa te aprieta las cicatrices del pasado. Eso no es amor, no es confiar en el otro, si te tienes que callar para que él no se enoje, definitivamente ahí no es. Lo malo es que te han enseñado que hay que aguantar, que el amor todo lo puede, que no es justo tirar todos los años juntos a la basura.
Amar es mucho más…
Te enseñaron a tolerar, a bajar la mirada, a conformarte con alguien que es un buen hombre frente al resto, pero entre cuatro paredes se vuelve frío, distante, mentiroso y manipulador. De verdad, no te quedes, si no tiene la intención de cambiar. Es fácil prometer, decir que no volverá a hacer. Hasta puede ser capaz de llorar con tal de obtener tu perdón, pero, ¿Y después?
Amar no es un montón de palabras bonitas, son hechos. Alguien que en verdad quiere estar contigo te lo demuestra. Mujer, no te acostumbres a escuchar que te quieren si te lastiman cada vez que pueden.
Al final, eres tú quien tiene la última palabra, tú sabrás si le das otra oportunidad a esa persona, pero que sea por ti. No pongas por delante el concepto del amor, los hijos, la casa, lo que va a decir la gente. Escúchate a ti, a lo que verdaderamente hay en tu interior, ¿Quieres que esa persona siga siendo parte de tu vida?, ¿Su compañía te aporta?, ¿Te llena más de sonrisas que de tristezas? Pregúntate sin miedo, escarba en lo más profundo de tus emociones, porque ahí es donde está la verdad. Puedes engañar a todo el mundo, pero a ti misma jamás.
Nunca olvides que la confianza es lo más difícil de obtener, pero lo más fácil de perder.
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