A una mujer nada la hace cambiar más que le rompan la ilusión de un amor. Si llegas a su vida en un momento cumbre en que necesitaba compañía y apoyo de alguien más y le diste esperanzas de ser la persona que tanto podía amarla, pero la rompiste, ¿esperas que siga siendo la misma chica con las mismas esperanzas?
Hiciste que se enamorara, que estuviera para ti siempre que la necesitabas porque es que ella cuando ama no deja de dar todo de sí misma. Le diste razones para que creyera que tenía todo un futuro contigo y estaba tan ilusionada, tú te convertiste en su norte, en todo lo que necesitaba. Lamentablemente, para ti ella solo era una pequeña parte de tu vida, una sin tanto significado.
Actuaste como si la amaras más que nada en el mundo y al final mostraste tu verdadero rostro, solo fingías para sacar ventaja. Todas tus palabras tenían una segunda intención que era lo que te importaba, todo fueron mentiras. Una enorme red de mentiras que la rompieron y le quebraron su corazón como nadie lo había hecho. Y lo peor es que te revelaste justo cuando ella se sentía lista para abrir su alma y entregarte lo poco que no te había entregado. La rompiste en miles de pedazos, acabaste con sus ilusiones y su mundo.
¿Y todo para qué? ¿Para que pudieras seguir buscando otras opciones? ¿Porque no querías tener que elegir si no tenerlo todo? Qué egoísta.
Ella solo deseaba encontrar a alguien que la amara como se lo merece, deseaba con ansias experimentar verdadero amor, así como el que se ve en las películas. Anhela el amor que deja sin palabras, que nubla la mente, que acalambra el cuerpo de pasión, que nutre el alma y el corazón. Pero todo lo que le dejaste fue pena y dolor. ¿Crees que va seguir siendo la misma persona después de eso? ¡La rompiste!
Ella te dio todo y no la valoraste, no comprendiste que tenías a tu lado a una chica que te amaba, que hacía lo que fuera porque estuvieras bien; de esas que no se consiguen fácilmente porque sentir afecto no es lo mismo que estar dispuesta a hacerlo todo. Estuvo cuando la necesitabas, no se rindió cuando te ponías difícil, tuvo la mayor paciencia del mundo y te amó más que a nadie.
Jamás mereció ese castigo, jamás mereció esa forma de crueldad, es que nadie lo merece, pero ella menos después de haber hecho tanto por ti. ¿Y sabes qué? Las cosas no te van a salir como lo esperas porque después de perder a esa mujer maravillosa es cuándo empezará tu camino de arrepentimiento. Te vas a arrepentir del daño que le causaste, te vas a dar cuenta que cometiste un error grave al tratarla así.
Ella merecía más y lo sabes porque una mujer como ella no se consigue a la vuelta de la esquina. Te ocupaste de tus necesidades y te olvidaste de alimentar su amor y la relación en la que ella tanto trabajaba. Pero no te va quedar más que ser prisionero de la soledad, podrás estar rodeado de muchas personas y aun así su ausencia te va a afectar. Vas a extrañar con desespero todo ese amor que intentaba darte.
Vas a querer volver a ella, buscarla y reavivar la llama que sentía por ti. ¿Adivina qué?
Ya es demasiado tarde. Tus esfuerzos serán cenizas que se lleva el viento, no vas a encontrar a la persona que conociste antes. Ella será un ser humano diferente, con pensamientos y palabras diferentes. Con nuevos límites, con nuevas expectativas. Ya no será la persona que solía ser cuando estaba contigo, ya no es la misma ingenua que confiaba en tus palabras. No más.
Se quemó el alma contigo y no cometerá el mismo error. Tus excusas y tus nuevas promesas de amor no servirán de nada, jamás se volverá dejar atrapar por tus juegos de manipulación.
Te será difícil aceptarlo pero esa mujer que tanto te amó ya no existe, se ha ido. Y lo único que te quedará por experimentar después de eso es una culpa terrible y un vacío en el alma.
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