¿Alguna vez te has puesto a pensar lo que sucedería si ese montón de secretos que llevas guardados en el alma empiezan a desbordarse? Seguramente, las máscaras quedarían tendidas sobre el suelo y muchos que decían ser buenos mostrarían su verdadera cara, la que está llena de crueldad y maldad. Exactamente, como la historia que ella vivió, fueron muchos años los que se obligó a quedarse al lado de un hombre que lo único que hacía era arrancarle su brillo cada día. La trató muy mal, por eso ella lo dejó y encima quedó como la mala frente a los demás.
A veces, te duele tanto la vida que decides callar, empiezas de a poco. Cuando te das cuenta de que el hombre que dice amarte en realidad es un perfecto desconocido, alguien tan distante, tan amargo e hiriente. Ella se dio cuenta de que él estaba con alguien más, las madrugadas se volvieron eternas para verlo llegar. Sin embargo, se quedó callada, tal vez fue por miedo o por vergüenza, ¿Cómo enfrentar a los demás? Le aterraba decirles que el cuento de hadas no era real.
La trató con la punta del pie
Entonces, se acostumbró, a la frialdad en la habitación, a ese aroma diferente, a las huellas en sus prendas. Se tragó todo el dolor, pero había días en los que ya no podía más y corría al baño. Ahí, cerraba con seguro y se dejaba caer, ahí era ella, tan frágil, tan lastimada, tan humillada. El dolor parecía no caber en su pecho y las lágrimas no cedían, era un círculo vicioso del que creyó que nunca saldría. Los días llorando en el baño se convirtieron en su único alivio. Después, tenía que verse frente al espejo y cubrir con maquillaje los estragos de su calvario.
Ese hombre la trató tan mal que ella terminó normalizando una grieta tras otra. Se sentía poca cosa, se miraba y se encontraba defectos por todas partes. Estaba desesperada, pero al mismo tiempo atrapada. Le daba mucho miedo romper esa cadena, pero un día todo cambió. Se cansó de que pisotearan su dignidad una y otra vez, así que decidió poner un punto final.
Cuando él quiso convencerla ya era demasiado tarde, estaba decidida, lo veía y no le creía ni una sola palabra. Dicen, que se volvió fría, que ya no escuchó sus argumentos, incluso que se burló de su mala actuación. ¿Qué conveniente no? Es más fácil decir que ella es la loca, la que no sabe mantener una relación, la que se hace historias en la cabeza. La verdad es que para ese momento ya no le importaba lo que salía de la boca de ese mal amor.
Ella lo arrancó de su vida
Sí, son muchas las mujeres que cambian de la noche a la mañana, se fastidian de tantos malos tratos y se prometen quererse como nunca. Cuando ella tomó la decisión de levantar la mirada, ya no hubo marcha atrás. Se dio cuenta de que es mil veces mejor soportar las miradas, escuchar que le dicen solterona o dejada, que seguir ahí. Si supieran que eso no le duele ni la mitad de lo que vivió.
Ese momento en su vida es memorable, se mira ahí, tan valiente, con un montón de sueños por delante. Estaba muy rota, le costaba mantenerse firme, pero de todas maneras no desistió, porque era su corazón el que ya no podía más. Estaba hundiéndose al lado de un hombre que nunca valió la pena.
Le creen a él
Lo peor es que encima de todo quedó como la mala, porque hay quienes le creen a él su versión. Son muchos los que le reprochan por no haber dicho nada, como si eso fuera justificación para lo que él le hizo. Para esa gente, ella fue la que se rindió, la que no nació para el matrimonio, la que no valoró a un hombre bueno y trabajador. Ella fue la mala del cuento, por decidir ya no remover sus heridas.
Esa gente habla por hablar, porque el día que ella se canse de sus críticas, sus miradas y sus malos tratos, va a dejar boquiabiertos a muchos. Sin embargo, está tan enfocada en mejorar como persona, que no tiene tiempo de ensuciarse con el pasado, decidió ya no mirar atrás y lo está haciendo muy bien. Decidió no envejecer con un mal amor, qué digo amor, ahí no existía eso. Era sólo codependencia, estaba atrapada, vacía y con la autoestima fragmentada. Por eso, él la manipuló a su antojo, por fortuna, de esa mujer ya no queda nada.
Ella lo dejó y con él también se fue la mujer que lo soportaba todo, la que tenía esperanzas, la que confiaba. Quizás, se volvió más escéptica en el amor, yo diría que simplemente ya no va a dejar que cualquiera entre a su corazón.
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