Ellas son las mujeres a las que no les asustan los nuevos amores, las que se cansaron de respetar el tiempo, que según dice la gente es el indicado. Son las que lloraron durante toda la noche y sintieron que el alma se les salía del pecho, pero se volvieron a levantar. Son las que se ilusionan, sufren más, pero terminan siendo las más amadas. Porque no importa cuanta maldad se les presente en el camino, al final siempre se vuelven a levantar y sus mejillas recuperan su brillo.
Las rompieron y mucho, ya no están igual de intactas que ayer, pero saben que su corazón sigue latiendo y con eso les basta y les sobra. Diles cínicas, locas, aventureras, diles cómo se te antoje, ya les da igual. Lo único que quieren es seguir bailando, sonriendo y viviendo cada instante como si no hubiera un mañana. ¿Sabes por qué terminan siendo más amadas? Porque un alma tan bonita y transparente, tarde o temprano, recibe todo lo que da.
Por fortuna, cada empujón les ha enseñado el verdadero significado de amar. Ahora saben que amar no es sufrir, no es sacrificarse todo el tiempo por el otro. Amar es ser libre, no depender de lo que hace o deja de hacer el otro. Las mujeres que se ilusionan lo hacen genuinamente, pero ya no están dispuestas a permitir que las encadenen. Saben muy bien que merecen un amor en el que su dignidad y su autoestima no estén en riesgo.
Sufren más, porque no les asusta quitarse los filtros, se entregan con cada una de sus debilidades y manías. Son tan honestas que hasta sus miedos terminan tendidos sobre la mesa. Esas son las mujeres que terminan siendo las más amadas, incluso por aquellos que las tuvieron y no las valoraron. Son las que dejan una huella tan profunda en el alma que difícilmente alguien borra su lugar.
Dicen que son complicadas, cambiantes e intensas. Es real, porque no se quedan calladas, se acostumbraron a levantar la mirada y también la voz. Ellas no están esperando que llegues y les solucione la vida. Es cierto, muchas veces han sido las salvadoras, pero después de tanta decepción han entendido que no están para compadecerse por quienes no valen la pena.
Las mujeres que se ilusionan terminan siendo las más amadas, porque aprenden a quererse por encima de todo. Cada experiencia les ha ayudado a sanar sus grietas solitas y abrazar sus emociones.
Y sí, quizás, les ha tocado lidiar con un montón de patanes, porque tienden a encontrarle el lado bueno a todo. Sin embargo, se han vuelto más fuertes, más astutas, más libres. El drama no lo han perdido y se sabe. A ver, ¿qué es la vida sin un poquito de acción? Les gusta la adrenalina, pero no acostumbrarse a las melodías dramáticas. Ya no van a ser esas que se quedan ahí, escuchando promesas que nunca les van a cumplir y luego bajan la mirada decepcionadas.
Amar es doloroso, cuando te ciegas y no te pones como prioridad. Las mujeres que se ilusionan ya lo entendieron y no piensan dar un paso atrás. Fue duro, darse cuenta de que amar demasiado no es amar y que ser codependiente te puede llevar a vivir el mismo infierno.
Ellas fueron las mujeres a las que les costaba muchísimo poner límites, porque tenían pavor de que las dejaran. Llegó un punto en el que su vida se volvió cíclica, un ir y venir en relaciones insanas que les restaban su brillo. Ahí descubrieron que querían sentirse necesitadas y que su valor dependía de lo que hacían por los demás. Fueron las que siempre encontraban un pretexto para seguir rescatando. Pero, eso se acabó.
Pensándolo bien, eres muy afortunado, sí tú. Si un día te encuentras con una mujer que se ilusiona demasiado, no la dejes ir, porque ella será capaz de ver en lo más profundo de tu ser y valorar cada una de tus inseguridades. Es la mujer que te va a impulsar y llenarte la vida de momentos bonitos. Con ella los días parecerán cortos, pero siempre vas a tener ganas de vivir uno más.
Quédate con ella, no hay ni una gota de mentira en su alma.
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