Seguramente, alguna vez en tu vida escuchaste eso de que si no duele, no es amor. Te han metido esa idea tan profunda en el alma, que te has acostumbrado a tolerar un mal trato tras otro. Es cierto, las relaciones no son sinónimo de ensueño, hay cosas que de plano no vas a tolerar del otro y está bien. Tampoco se trata de que sean uno mismo, pero eso no es justificación para que la convivencia se vuelva una batalla campal. Lo siento, pero alguien te lo tenía que decir, eso no es sano. ¿Qué significa en verdad cuando entre tú y él sólo hay discusiones?
Definitivamente, las discusiones duelen, por más que intentes aparentar que no pasa nada, al terminar te quedas con ese sabor amargo. Todos los días vas agregando una raya más al tigre y llegará un momento en el que ya no puedas más. Entonces, si discuten todo el tiempo, ¿Quiere decir que no se aman? No es fácil aprender a comunicarte con el otro, sobre todo, si están acostumbrados a ir guardando lo que sienten y decirlo hasta que ya no pueden más. Sin embargo, todo se complica cuando uno de los dos no sabe manejar sus emociones y termina dejando huellas crueles, que ya no se van a borrar.
Discutir y discutir, no es saludable
A veces, peleas tanto que intentas verle el lado positivo, deseas encontrar una razón para reírte de la situación, aunque esto parezca absurdo, pero estás desesperada, quieres que alguien te diga que todo está bien. Te pregunto, ¿Realmente consideras que está bien?, ¿Te sientes cómoda y segura en tu relación? Hablar con tu pareja no debería darte miedo, mucho menos pereza, si sientes eso, es porque sabes que siempre terminan creando marea en un vaso con agua.
Lo cierto, es que detrás de cada discusión hay un montón de información que están ignorando. A veces, en lugar de enfrentarla, se vuelve más fácil ofender al otro, desviar la atención y seguir cargando, lo que no les permite avanzar. ¿Por qué peleas con tu pareja? Quizás, uno de los dos tiene una actitud dominante y el otro no lo tolera, puede que ya se hayan acostumbrado a generar esa tensión para buscar una reconciliación, esa necesidad de conflicto se ha vuelto un círculo vicioso que cada día está hundiendo más lo que tienen.
Está claro que sus personalidades no tienen que ser iguales, pero cuando hay un lado agresivo y otro pasivo, la probabilidad de que tengan discusiones constantes aumenta el doble. Es decir, quien tomó el papel de líder quiere mostrar su poder. Mientras que el otro, baja la guardia, está acostumbrado a seguir a la manada, ¿Cuál eres tú?
Lo que hay detrás de cada discusión
Lo peor de todo es que las discusiones rara vez son por algo del momento, esos son pretextos. ¿Cómo es posible que estén tan enojados porque uno de los dos no recogió los platos de la mesa? Parece una tontería, pero en realidad es la representación del montón de resentimientos que han ido guardando y ninguno de los dos hace nada. Es por ello que los reproches se hacen presentes, entre más dure la discusión, más oportunidad tienen de traer al presente situaciones dolorosas que vivieron en el pasado, pero que claramente no han superado. ¿Te suena familiar?
Si tú y tu pareja no saben cómo expresar lo que les molesta del otro, van a empezar a normalizar los silencios. Sin embargo, llegará un momento en el que no puedan controlarse y sólo tendrán dos opciones: acudir con un especialista y ambos ponen de su parte o simplemente terminan la relación. Aunque, hay quienes deciden quedarse y angustiarse de por vida, saben que el lazo está roto y ponen en juego su bienestar.
Hay parejas así de conflictivas que duran décadas, se enganchan a este círculo vicioso y extrañan cuando no discuten. ¿Por qué? Sólo estás esperando que uno de los dos encienda la mecha para expresar todo lo que has ido acumulando con el paso del tiempo. Definitivamente, compartir tus necesidades está bien, pero mediante una conversación sana, en la que se enfoquen en resolver el problema y no culpar al otro.
¿Significa que la relación ya se acabó?
Tu pareja tiene el mismo derecho que tú de expresar lo que siente. Sin embargo, ninguno de los dos debería descargar sus traumas personales en el otro, para ello existe la terapia individual. Pero esa es una decisión propia, nunca esperes cambiar al otro, no es tu obligación salvarlo ni tampoco a la relación. Si uno de los dos se rinde es más que suficiente para que concluya.
Cuando discutes todo el tiempo y las críticas, las quejas, los comentarios hirientes son interminables, significa que el vínculo está sumamente dañado. Amar es sinónimo de paciencia, si eso se termina, también el amor. Si no tienen ganas de escuchar sus emociones y ninguno de los dos es capaz de ponerse en el lugar del otro, entonces están en el sitio equivocado.
Discutir no significa insultar, reprochar ni tolerar actitudes negativas, no se trata de que te hagan llorar todo el tiempo y luego te sequen las lágrimas, para que al día siguiente vuelvan a empezar. Dime, ¿Esa es la idea que tienes del amor? Al final, eres tú quien decide en dónde quiere estar. Sólo piénsalo…
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