Las acciones con intenciones negativas hacia otros siempre se descubren. Tal vez logren hacer daño, tal vez se descubran a tiempo, pero no hay nada más cierto que eso, la verdad sobre los sentimientos y las acciones siempre salen al final.
Esto tiene consigo dos posiciones importantes, si alguien te hace daño, créeme que pronto lo sabrás, tarde o temprano, sucede. Y si eres tú quien esconde las cosas, no estés muy cómodo, la verdad saldrá a la luz.
A veces nos aferramos en querer descubrir todo sobre otra persona, más quienes desconfían constantemente sobre su pareja. Pero esa actitud te puede enfermar, estar a la expectativa, querer saber todos los movimientos que da una persona para tener control sobre ella es dañino. Ya basta de hacer eso, a veces, lo mejor que puedes hacer es mantener la boca cerrada y los ojos abiertos porque la verdad siempre sale al final.
¿Crees que vale la pena mortificarte y hacerte daño, pensando una y otra vez sobre las posibles acciones de los demás? No hay necesidad de hacerte pasar un mal rato, de estar mal por estar pendiente de lo que hace alguien más por temor a las mentiras y al engaño. Cuando estás en una relación debes sentir confianza. Si no la sientes, quizá sea porque estás con la persona equivocada. Y si es porque tu personalidad te hace aferrarte a ese temor, entonces necesitas abrir tu mente y darte cuenta de ese error.
No es que debas dejar pasar las señales, el propósito es que vivas en paz. Puedes confiar a riesgo de que te engañen, pero si el miedo te atrapa antes jamás podrás disfrutar de una relación o una buena amistad. A veces solo necesitas callar esas emociones y simplemente mantener los ojos abiertos para estar alerta. Sin aferrarte, sin desconfiar.
Cuando te mantienes con el temor de que alguien más te engaña ocurren varias cosas:
Pierdes la tranquilidad
Te obsesionas con la idea de que esa persona te engaña y aun si no lo hace buscas cualquier indicio que te dé una señal. Te mantienes en constante tensión y sospecha. Una mente que siempre sospecha, nunca encuentra la tranquilidad. La vida está para probarla y cometer errores, es parte del proceso de aprendizaje. Si no cedes un poco de ti, la vida será una tarea difícil que realizar.
Alejas a las buenas personas de tu vida
Si tiendes a ser ese tipo de persona que duda siempre de la lealtad y de la honestidad de otros, entonces tu destino puede ser la soledad. Pensar que todas las personas son iguales y dar por sentado su comportamiento es una total equivocación. Puedes tener dudas, tal vez quieras demostraciones de afecto que te hagan sentir confiada. Pero no puedes pensar siempre que aun la persona que está dedicada a hacerte feliz, te esconde cosas. Si lo hace, ya llegará el momento de saberlo, y si no, serás cada vez más feliz.
Te vuelves propensa a trastornos mentales como depresión o ansiedad
La desconfianza conlleva a sentimientos de ira y tristeza. Te sumerge en una oscuridad de la cual es difícil salir, sientes que tu corazón ya no puede dejar de tener miedo, que temes del futuro y las posibilidades. Te entregas a las creencias absurdas de tu mente y ya no puedes salir.
A veces, lo mejor que puedes hacer es mantener la boca cerrada y los ojos abiertos. La verdad siempre sale al final, confía en que es así. Si alguien quiere hacerte daño, eventualmente lo sabrás, y si lo consigue, entonces aprende de esa experiencia.
No puedes cerrarte y creer que todos los que llegan a tu vida tienen algo que ocultarte o algo en tu contra. Libérate de ese miedo.