La verdad es que no sabes nada de la vida hasta que la enfrentas, hasta que la experimentas y es allí que está la esencia de la existencia. Vivir en una burbuja en la que crees que nada pasa a tu alrededor es un tanto enfermizo. Nunca maduras correctamente, así que es necesario errar, conocer personas equivocadas, aprender con malicia los menesteres de la vida.
Desde que naces poco a poco vas forjando una personalidad que fluctúa entre fuerte y débil a cada aprendizaje. No puedes parar de crecer hasta convertirte en una persona completamente fuerte, esa que no se rinde ante las dificultades porque sabe que después del trabajo duro siempre hay recompensas. Esa que sabe que las cosas no le llegan en bandeja de plata si no que se las debe luchar. Esa persona fuerte es la que sabe que cada individuo es un mundo y que no puede juzgar a nadie.
Pero la revelación más grande de tu vida, esa que asentará toda fuerza en ti, será cuando tengas que forzarte a perdonar a personas que no se disculparon contigo y a aceptar disculpas que nunca te dijeron.
El rencor y los círculos abiertos te bajan los ánimos, mantener esos sentimientos de ira y tristeza por las acciones de otros es cargar un peso extra sobre tu espalda que con el tiempo te va dejando más y más exhausta, sin ánimos y sin fuerzas.
En la vida habrá personas que te hieran, que te rompan el corazón, que te hagan creer que no vales o que no eres suficiente, a veces esas personas no se dan cuenta de su error, no lo quieren reconocer o se aferran a su forma de ver la vida y se alejan sin una disculpa. Eso te frustra, desata una ira dentro de ti y sientes la necesidad de tener un cierre con esa persona, de querer arreglar las cosas, que se dé cuenta del daño que causó, que se disculpe. Pero eso es más una mera fantasía que una posibilidad.
Es cuando debes sacar toda esa fortaleza que acumulaste dentro de ti desde la infancia para tomar la firme decisión de perdonar y dejar ir lo sucedido aunque nunca tuvieran la intención de disculparse.
Es duro, muy duro, te lo aseguro, pero es lo más reconfortante y la decisión absoluta que te hace ser una persona fuerte.
No puedes quedarte del lado de la oscuridad y pensar que todas las personas serán y actuarán de la misma forma. Tampoco puedes creerte todo lo que te quisieron hacer creer por maldad. Tienes que estar siempre segura de ti misma, de la persona en que te convertiste, de lo que eres y jamás aceptar la toxicidad de otros. Debes amarte a ti misma sobre cualquiera, sobre lo que sea.
Es difícil perdonar a quien tanto daño te hizo, a quien sigue con su vida feliz y como si nada hubiese pasado, después que te rompió en mil pedazos. Hace falta mucha fuerza y un estado emocional de hierro para perdonar. Pero una vez que aprendas a hacerlo, serás mucho más feliz. Deja ir lo malo y quédate con lo bueno.
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