Olvídate:
Ojalá te des cuenta de una vez que esto se trata de ser amado de la misma forma que amas. De que no debes compartir tus intimidades con una persona que no se rompe la cabeza por tu bienestar, porque esto sería una estupidez.
Ojalá te des cuenta de que el amor es más sencillo, de que se trata de compartir buenos y sencillos momentos. No de andar todo el día sufriendo por un ser humano que ni se interesa en si tú despertar ha sido bonito o correcto. Que no se preocupa por si el café que tomas está a tu gusto y caliente.
El amor de a dos es más sencillo y precioso:
Se trata de acompañar y sentir que sus males son tuyos también. Que si duele, duele para ambos corazones.
De apoyar en los buenos, pero también en los muy malos momentos. Y que de estos últimos se debe estar unidos para hacer de los problemas oportunidades, no más conflictos.
De que debes dar tu tiempo a quien te ofrezca las mejores respuestas. Sí, a esa persona que las dudas se las coma con papas. Y que nunca te las genere a ti. Alguien transparente y buen amigo que sepa comunicarse como persona. Con sentido común y con la cabeza amueblada.
Olvídate:
Olvídate de quedarte con quien no te responde a los mensajes y que sabiendo que te quedas sufriendo, no hace nada para calmar esas angustias.
Olvídate de dar tu corazón a una persona que no comprende que tú necesitas crecer en positivo. Y que las peleas, los celos y el control sobre ti, solo te hacen quedar en la miseria emocional. Olvídate porque tú no estás dispuesta como persona a semejantes calamidades.
Olvídate de vivir una vida con alguien de malas noches. Sí, de esas noches que te vas a dormir sin haber solucionado los problemas mal solucionados. De esas noches que incluso con lágrimas en las mejillas, cierras los ojos deseando que termine ya el día y noche, para quedarte en sueños y así descansar de esos malos rollos recién vividos.
Olvídate sí. El amor no es eso. Eso es conformismo, cobardía, y apego. Un sufrimiento opcional que decides vivir a cambio de nada y que te mantiene en el pensamiento de que no mereces nada. Te hace creer que es lo que te toca vivir y que seguramente nunca encontrarás el amor que siempre has deseado. Sí, ese amor sencillo y bonito. Ese que no necesitas pedir nada para sentirte bien amado y que cuando abrazas nunca sientes que estás abrazando a un enemigo o extraño, sino al verdadero amor de tu presente y tal vez futuro.
El amor de tu actual vida.
Autor: Albert Espinola © Todos los derechos reservados.
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