A veces, es mucho más fácil juzgar, ver las cosas desde afuera te hace aventar prejuicios por montones. Sin embargo, cada persona que se atraviesa en tu camino tiene una historia que no cuenta y que probablemente es la razón por la que termina en un triángulo amoroso. ¿Por qué una mujer decide ser la amante?, ¿Realmente no le importa lo que diga la gente? No estoy justificando la infidelidad ni mucho menos, pero es muy común que sea la mujer a la que atacan, pocos le cuestionen su falta de lealtad al infiel.
Es la amante la que tiene que lidiar con señalamientos, a la que esconden, a la que humillan y no la estoy victimizando. Porque de alguna manera, ella decide emplear ese papel e ignorar cualquier comentario negativo. Ya la ciencia nos ha dicho que algunas de las razones por las que un hombre termina siendo infiel, es porque quiere demostrar su hombría, se siente solo, incomprendido o simplemente busca satisfacer sus necesidades, sin importarle el daño emocional que le pueda ocasionar a su pareja. Pero, ¿Y la tercera persona?, ¿Por qué acepta ser la amante?
Ser la amante
El hecho es que ninguna mujer debería lidiar con un maltrato tras otro. Ser la amante, es aceptar, sumergirte en el caos latente, porque una persona está siendo lastimada y la otra no tiene los pantalones de admitir que la relación ya terminó en lugar de ser infiel. La amante decide ponerse ahí, en medio de un amor tan fracturado, que la energía que absorbe es sumamente mala. En un principio, quizás su parte enamorada haga que ignore esas banderas rojas, pero después no dice nada, permite que la situación la consuma hasta que se vuelve muy complicado salir de ahí.
Lo peor, es que también son muchas amantes a las que envuelven con una mentira, las que descubren después que esa persona tiene pareja y ahí es cuando se rompen, pero es tanto su dolor que se conforman con ser la otra, en lugar de dejar ir. La psicología lo confirma, una mujer enamorada es capaz de todo, porque está idealizando a un máximo nivel, confía en cualquier cosa que le diga el infiel. Está tan ilusionada, que deja de lado sus valores, ese hombre pisotea sus creencias y se humilla tanto que ya no es ella.
Además, la amante entra en un punto de negación, no está lista para soltar. Sabe que estar ahí la desgasta y que son más tristezas que sonrisas, pero de todas maneras ha creado un vínculo de apego tan fuerte, que se autoengaña. Entra en una lucha de poderes, en la que quiere que le correspondan y le da igual de qué manera, simplemente quiere tener la sensación de que salió victoriosa. ¿A qué costo?
Crea su propia historia
La amante no se siente como tal, ella siente que está en un proceso, en el que finalmente terminará compartiendo la vida con el hombre de su vida. Por supuesto, lo imagina como algo exclusivo, pero reconoce que por el momento no es posible. Así que se conforma con un pacto de fidelidad. En el que ella y el infiel, supuestamente, se eligen por encima de todo. Esto significa que ambos pueden tener pareja, pero sólo en lo que él concluye su relación inicial. Sin embargo, eso da a pie a que el infiel le llene la cabeza de mentiras, mismas que la amante sabe que no va a cumplir, pero decide creerle.
De pronto, la amante se vuelve una experta en maquillar al infiel, está con un hombre que sólo existe en su imaginación. Ella acepta verlo como la víctima en la relación, el pobre hombre desconsolado que lo único que quiere es un poco de amor, pero es imposible que lo consiga al lado de su esposa. La villana, la que le amarga la vida, no lo deja ser, no lo satisface y además, según el infiel, no quiere dejarlo. ¿Suena trágico no?
La amante, la salvadora
Esto se vuelve muy tentador para la mujer que habitualmente es la salvadora, la que ama demasiado y cree que ese amor es suficiente para cambiar a ese hombre. Ahí es donde la amante se pierde, se está dejando llevar por sus propias carencias. Esa necesidad de ser reconocida y valorada, pero irónicamente se enreda con personas que no le dan su lugar. Entonces, entra en una lucha constante, quiere demostrar que es mejor, está desesperada por sentir aprobación.
Ella cree estar enamorada, porque no ve que se está entregando desde sus traumas no resueltos y si le niegan eso, se aferra más y más. Está ansiosa porque todo lo que le pasa por la mente se vuelva una realidad. La amante es paciente, porque visualiza que una vez que pase la etapa de enamoramiento viene el amor real. Es decir, él dejará a la esposa y por fin podrán vivir su historia soñada.
Sin embargo, cuando esa etapa se alarga, la relación se vuelve mucho más conflictiva. La amante está cansada, frustrada, llena de ira, no quiere ser la protagonista de una relación prohibida. De hecho, una parte de ella tiene miedo, porque no le parece justo que después de todo lo que ha callado, exista la posibilidad de que él no deje a su esposa, pero a ella sí. Desde luego, esto despierta sus miedos e inseguridades.
La amante no lo sabe, pero está viviendo desde la dependencia emocional, ya no puede hacer su vida sin el infiel. Así que, hará lo que sea para retenerlo. Si tiene algún punto a su favor, lo usa. Por ejemplo, pueden caer en un círculo vicioso, en el que ella cree que por lograr que vuelva a sus brazos, ya lo tiene, pero no, son simples momentos de pasión que el infiel no desaprovecha. Ella le está siendo leal a un hombre egoísta, narcisista y cobarde.
La amante es manipulada
Al inicio pensó que ella sería la que iba a tener el control, la que probablemente no involucraría sentimientos, pero no. Con el paso del tiempo no le quedó más que adaptarse a la agenda de él, cuándo él quiera y en dónde quiera. Eso hace que la amante pierda su autoridad y con ello su amor propio se va apagando cada día más. Acepta que no la reconozcan como se merece y el infiel se da cuenta de que puede humillarla y seguirá ahí.
La amante muchas veces es sometida, no es necesario el uso de la fuerza. El infiel llega a manipularla a tal grado que no se puede defender. Porque la tiene bien estudiada, conoce sus debilidades y las usa a su favor. Se presenta como el hombre que más la ama, pero el que no puede hacer nada por el momento. Le vende una historia de amor y ella se la compra entera.
En conclusión, cuando el infiel y la amante se encuentran, es porque ambos se entregan desde sus carencias. No tienen la madurez emocional para tener una relación sana, simplemente se dejan llevar por la intensidad y se van de la realidad. Es por ello que a ella no le importa lo que le diga la gente y a él le da igual el dolor de su mujer.
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