Si el infiel le miente a su esposa, le terminará mintiendo también a la amante. Es simple, las mujeres también engañan, pero psicológicamente el hombre es oportunista, la mayoría de las veces no se involucra a nivel emocional y esa es la razón por la que minimizan su acto. Desde su punto de vista no están haciendo algo malo, simplemente están dejando que sus instintos hablen por ellos. Pero, ¿por qué? Los hombres casados tienen el descaro de mentir y seguir como si nada.
Aunque suene bastante cínico, el hombre confía en que se puede salir con la suya y está dispuesto a poner en marcha cualquiera de sus tácticas para lograrlo. De hecho, tiene los mejores argumentos en caso de ser descubierto. No sólo te va a suplicar perdón de rodillas, también va a enfatizar sus puntos buenos. Es decir, te dirá que es un buen esposo, responsable, que nunca te ha faltado nada y que simplemente todo se le salió de control.
El hombre casado mente por ausencia de amor propio, porque necesita confirmar su valor en otros labios. Es su ego el que lo gobierna y lo vuelve hambriento de atención. Por supuesto, eso no tiene nada que ver con lo que tú vales, nunca permitas que su falta de responsabilidad afectiva te haga sentir culpable. El miente porque:
Quiere que te sientes única. Esto aplica tanto para la esposa como para la amante. Un hombre casado es capaz de bajarte el cielo y las estrellas, para que creas lo que te dice. Su objetivo es muy claro, quiere entrar en lo más profundo de tu corazón, encender tus emociones y manipular la situación para que te sientas la excepción en tu vida. Sin embargo, ¿sabe excepciones excepciones más tiene?
No eres su prioridad. Es más que claro que un hombre casado necesita mentir porque no eres su prioridad. De pronto, se ve saturado y no puede lidiar con dos mujeres o más al mismo tiempo. Por lo que las excusas se vuelven sus mejores aliadas. No tiene los pantalones de soltar una relación para iniciar otra. Así que, se mueve como mejor le conviene, da igual si el descaro se le nota a kilómetros.
No va a dejar a su esposa. Hay que ser honestos, por más que intentemos pintar el mundo de rosa, cuando la realidad grita no se puede hacer mucho. No puedes pretender disimular que un hombre casado dejará a su esposa si inicia contigo por medio de mentiras. Si él quisiera realmente entregarte su vida entera, lo haría. Pero, ya se acostumbró a que le creas sus promesas y se siente bien con eso.
Son egoístas. Si por alguna razón te quedará duda, déjame decirte que un hombre casado es egoísta. Prefiere mil veces mentirle a su amante que perderla, porque en el fondo no quiere que esté con nadie más. Sin embargo, en ese trayecto se te puede ir un montón de oportunidades sanas. Amores que realmente están dispuestos a convertirte en su prioridad y tú te estás conforme con migajas.
Abrigan sus falsedades. Cuando algo te hace daño, por ejemplo, una comida, no la vuelves a consumir. Lo mismo sucede con un hombre casado que miente, él no se va a detener, porque ya entendió que a tu lado sus falsas esperanzas toman sentido. Es capaz de verte a la cara y jurarte un compromiso que no va a cumplir, pero sabe que con eso te basta.
Se volvió un vicio. En pocas palabras, un hombre casado miente porque es un adicto. La infidelidad se ha vuelto su válvula de escape. Es decir, no dudo de que tenga problemas emocionales reprimidos y que tal vez la terapia le ayude. Sin embargo, deja de meter las manos al fuego por él. Lo más desgastante que puede hacer una mujer es intentar rehabilitar a un infiel.
No sabe construir relaciones a largo plazo. Si eres la amante estás entrando en un terreno muy equivocado. Enamorarte de un hombre casado te está diciendo que no conoce el significado de lealtad y que si deja a su esposa por ti, el sitio de la amante ahora quedará libre. No te confíes, porque la vida da un giro cuando menos te lo imaginas.
Creencias aprendidas. En definitiva, insisto, esto no es para justificar a ningún hombre casado que mienta. Sin embargo, puede que su comportamiento venga desde atrás, ha aprendido que esa es la manera de relacionarse con las mujeres. Seguramente, tiene un complejo, pero sólo un especialista puede delimitarlo. De igual manera, no es algo que a ti te corresponda, pero sí te rompe.
Falta de límites. De pronto, la mujer puede caer en esto de ser la salvadora, la buena, la que comprende todo y nunca se enoja. No importa si eres la amante o la esposa, la falta de límites pone en riesgo tu estabilidad mental, física y emocional. Te hace sentir confundida, poco amada y valorada. Tu dignidad y tu autoestima se van a ensuciar con sus mentiras.
Amante de la tensión. Imagina el grado de inmadurez que tiene un hombre casado que mente, como para sentirse vivo cada vez que lo hace. Es absurda la manera en que se regocija al ver a dos mujeres luchando por estar a su lado. Entonces, la atención se desvía, ahora la amante es la mala, la esposa es la víctima, ¿y él? Queda limpio, no es justo.
En fin, por fortuna, no todos los hombres son iguales. Hay muchos que sí valen la pena, pero no es fácil encontrarlos y está bien. Toma tu tiempo, invierte en ti, cuídate, ámate, para que llegue el indicado. Un hombre casado que miente no merece las lágrimas ni de la amante ni de la esposa. Mujeres, dejen de rebajarse a tan poca cosa.
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