La amante y la esposa, dos mujeres que pueden llegar a perderse por el hombre equivocado. Entiendo que la adrenalina y el dolor del momento, te cieguen, pero tienes que saber que una persona carente de responsabilidad afectiva no merece un asiento en tu vida. En este caso ninguna de las dos mujeres gana al quedarse con alguien así. Son promesas que se lleva el aire, pero al final, ¿por qué un hombre no dejará a su esposa por su amante, aunque le ruegue?
Es claro, el hombre infiel busca satisfacer sus necesidades en alguien más, pero no está listo para dejar a su esposa, porque no tiene la madurez para cerrar el ciclo. Sin embargo, puede estar muy consciente de que no lo hará, pero se siente cómodo jugando con las emociones de su amante. En realidad, no está lo suficientemente interesado como para dejar a la mujer con la que lleva años y con la que muchas veces tiene hijos. En este caso, la amante debería huir de ahí, porque se está acercando a un desmoronamiento emocional, que seguramente va a requerir muchos años de terapia.
Ese hombre no dejará a su esposa, aunque se lo prometa a la amante, pero no sabe lidiar con su soledad. Le aterra darse cuenta de que está en un matrimonio en el que no es feliz, pero no se atreve a cortar el lazo. Prefiere quedarse con lo que ya conoce, que volver a empezar. Así que la amante se vuelve su válvula de escape sin tener que enfrentar sus responsabilidades.
El hecho de que todos los seres humanos tengamos una parte emocional a tratar, no es excusa para que un hombre infiel termine descargando todas sus carencias en dos mujeres a las que no les corresponde salvarlo. A veces, el infiel tiende a usar eso como una táctica para manipular, es mucho más fácil hacerse la víctima que aceptar su rol en la relación. De ahí que es muy común que digan que no se sienten comprendidos y amados en su matrimonio.
Además, hay que tener cuidado con esta idea del amor incondicional. Seas, la amante o la esposa, no tienes que obligarte a quedarte con alguien que te rompe de esa manera. Amar por encima de tu amor propio no es sano. Un hombre no dejará a su amante, aunque esta se ponga de rodillas, porque ya se dio cuenta de que ella seguirá ahí, haga lo que haga, no ve ninguna razón para esforzarse.
El hombre casado es capaz de alimentar esa absurda idea de la amante, en la que ella cree que lo ama mucho más que la esposa. Un juego bastante cruel de su parte, porque despierta el ego de la amante y al mismo tiempo le da igual lo mucho que eso pueda lastimarla. Pues, llegará un punto en el que, por más que haga cosas, nunca serán suficientes para que él decida dejar esa relación y quedarse con ella.
Sin duda, es mucho más fácil quedarse en una relación que ya conoce. En la que ya se acostumbró a realizar ciertas actividades, pero al mismo tiempo tener la atención de la amante. Ese hombre no le da vuelta a la página, porque su círculo de amigos y familiares le da el visto bueno a lo que ya tiene. Hay quienes no están preparados para vivir un duelo y por eso se quedan al lado de la esposa.
Lo cierto, es que el hombre casado no siempre es infeliz al lado de su esposa. Simplemente, no ve nada de malo en salir a refugiarse en otros brazos. Por un lado, tiene a una esposa que lo cuida, le ofrece calor de hogar, una familia. Pero, por el otro, está la amante que lo satisface bajo las sábanas. Las dos son perfectas para satisfacer su ego, así que siempre quiere más. Él en este caso no experimenta nada de culpa, al contrario, siempre tiene la justificación perfecta.
Sea cual sea el motivo, pon las cosas en una balanza. ¿Mereces poner en riesgo tu autoestima de esa manera? El infiel puede decir que no quiere lastimar a nadie, pero al final termina dejando grietas en el corazón que dejan traumas para toda la vida. Mujer, eres libre de estar con quien tú quieras, pero si te quedas al lado de un hombre así vas a firmar tu propio calvario.
No seas la que baje la mirada y se conforme con las sobras de su tiempo. Seas la amante o la esposa. Hay hombres que estarían dispuestos a ponerte el mundo a tus pies, pero por estar perdida en los labios incorrectos los ignoras. ¿Hasta cuándo?
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