Hay sacrificios que te rompen, sientes la manera en que te rasgan cada rincón del alma y aunque llores toda la noche entera te tienes que armar de valor y seguir sonriendo. Dejar ir, te permite liberarte, reconciliarte con todas esas sombras de tu pasado que te jalan cada vez que quieres hacer un cambio. Las mejores decisiones implican un revuelo con el corazón, ¿por qué? Una mujer fuerte también decide dejar a un hombre aunque lo ame.
Una mujer fuerte tiene las agallas de verse frente al espejo sin filtros y descubrir que hay muchas penas que su mirada ha ido cargando y no se vale. Sin embargo, no te atrevas a decir que se marcha porque no siente nada, eso es mentira. Es la mujer que se pone a los pies del amor, la que una vez que sus ojos se enamoran no da oportunidad de que entre alguien más. Es la que da y da, porque confía en que sus sentimientos no van a ser ignorados.
Ella deja a un hombre aunque lo ame, porque descubre que no merece que la pongan en el último sitio. Se cansa de rebajarse, de vivir de las apariencias y llorar entre cuatro paredes mientras la luz de la noche la acompaña. Ese hombre acabó con su esencia, desarmó todas las esperanzas que ella había puesto en él y poco a poco fue mostrando su verdadera cara. En la que la caballerosidad no existe y la crueldad es la única manera en la que acaricia. A ese amor tan poca cosa decide renunciar.
Es tan fuerte que es capaz de tomar sus emociones y esconderlas en su dolor. Definitivamente, no se suelta con cualquiera, no le cuenta sus cosas a cualquiera y mucho menos se queda con cualquiera. Su corazón es auténtico, bondadoso, tiene ese toque dulce que atrapa y satisface. Una mujer así decide dejar al hombre que ama, porque no va a permitir que la rompan una y otra vez. Está harta de limpiarse las lágrimas por la persona que dice amarla.
Y sí, le da miedo la soledad, el rencor, el ego, todo ese conjunto que aparece cuando le dices adiós a alguien y no quieres. Sin embargo, prefiere mil veces enfrentarse a todos esos demonios que seguir conformándose con tanta deslealtad. Por ello, se marcha, porque ya entendió que el amor no es suficiente. Se necesita mucho más que cosas en común o sentir ese ajetreo químico cada vez que está cerca.
Una mujer fuerte se va porque no es escuchada, porque se siente abandonada en medio de todos sus problemas. No te equivoques, no quiere que le resuelvas la vida, pero valora a todo aquél que se queda a su lado mientras ella lo hace. Se marcha porque se da cuenta de que ese hombre que ama es un desconocido, es la construcción de la loca idea que se ha hecho en su mente. Un amor que no conoce de honestidad, porque no tiene la madurez para lidiar con ella.
Ella deja al hombre que ama, porque se siente presionada cuando deja caer sus inseguridades en ella. En el momento en que quiere vigilar las 24 horas del día y que no tolera verla bonita, exitosa, libre. Ese amor tan demandante y asfixiante es del que huye. Si alguien quiere dominarla, es sinónimo de que no tendrá una oportunidad en su alma.
Una mujer fuerte deja a un hombre aunque lo ame, porque se agota de que la comparen con otras mujeres. No está dispuesta a pelear por nadie, eso es cosa del pasado. Ahora, su crecimiento personal y su felicidad son sus metas. Por supuesto, que cree en el amor, pero en el real, no en ese que se ve bonito por fuera y por dentro está vacío.
El viaje es con ella, con todo lo que quiere sanar. Le duele y muchísimo, quisiera que el final fuera distinto, que ese hombre con el que soñó valiera la pena, pero no… así que, aunque la angustia la sacuda y el dolor parezca eterno, no va a bajar la guardia. Sabe que en el momento que lo haga puede volver a caer en la tentación.
Lo malo es que hay tentaciones que no sólo te mandan a terapia, también te marcan la vida. Y esa mujer fuerte ya no quiere una cicatriz más.
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