A veces, es evidente que el amor se acaba, pero hay hombres que no están dispuestos a soltarte fácilmente, se aferran a que les des otra oportunidad y si no logran convencerte se encargan de amargarte la vida en cada paso. Sí, es el dolor de un hombre que no sabe cerrar ciclos, que permite que su ego le haga creer que alguien más va a tomar el sitio que tenía en tu corazón. Eso es lo peor, que no siempre quiere volver por amor, es por orgullo y esa es una de las cosas más egoístas que puede hacer una persona. ¿Qué hace un hombre despechado? No caigas en su juego, quiere manipularte.
Sin duda, el rencor es uno de los peores enemigos, porque rara vez termina dañando al otro, es la misma persona la que se termina envenenando el alma. En su desesperación comete actos absurdos que afectan su salud física, mental y emocional. Que nadie te haga pensar que amar es caer en un círculo vicioso, alguien que te ama te deja en paz, incluso sabiendo que ya no puede estar contigo. Cuando la malicia se vuelve su mejor arma, sabes que te tienes que alejar, ponerle límites y pedir ayuda si está actuando de una manera preocupante.
El despecho duele mucho más que terminar
Un hombre que no acepta las diferencias entre ustedes, es alguien que claramente no posee la suficiente madurez emocional para canalizar la situación. A veces, su comportamiento viene desde el miedo, la agresión, la vergüenza, entre otros. Sin embargo, eso no es justificación para que toleres que te trate con la punta del pie, mucho menos si ya no son nada. Tú no le debes explicaciones, no caigas en sus chantajes, porque buscará la manera de hacerte sentir culpable.
Le da igual usar las artimañas que sean, con tal de que regreses a su lado, aunque no sea de una buena manera. Ese hombre no sabe lidiar con el rechazo, por eso se comporta irracionalmente. Lo cierto, es que el despecho es un resentimiento alarmante, porque es como una bola de nieve, si nadie le pone un alto a ese hombre no va a parar. Son sus complejos los que hablan por él, se siente inferior y por eso le aterra saber que será sustituido por alguien más. Su lado competitivo le exige que no baje la guardia.
Se hace la víctima
Aunque, está el otro lado de la moneda, cuando el hombre decide tomar el rol de víctima, quiere que lo veas con lástima con el objetivo de conmoverte y que des vuelta atrás. Esto es todavía peor porque es posible que a tus espaldas esté planeando cómo vengarse. Créeme un hombre rencoroso, rara vez se toca el corazón. En el fondo quiere darte una lección, es ese niño herido al que minimizaron, se siente abandonado, frustrado y ya no sabe qué hacer con su vida, porque se volvió dependiente de tu compañía.
Desde luego, estas señales son prueba de que el vínculo que había entre ustedes no era saludable y con sus acciones te confirma que tomaste la mejor decisión. Dicen que aquella persona que permite que el despecho se convierta en su guía tarde o temprano da marcha atrás, se arrepiente porque comete un montón de tonterías que no lo llevan a nada.
Un hombre despechado busca la manera de dañarte, en su mente se hace la idea de que eso lo llevará a la justicia, pero no es real. Está sufriendo y quiere que tú también experimentes parte de su dolor. No lo permitas, nadie tiene derecho a acosarte de esa manera. Si no puedes detenerlo, pide ayuda.
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