¿Enferma por un hombre? Cuando tu vida se convierte en un calvario afectivo y el amor no deja de doler, te adentras en el oscuro mundo del apego y la adicción. Tu vida no tiene salida y no eres feliz. Buscas y no encuentras. Das y no recibes. Vives pero no vives. Y todo, absolutamente todo, está relacionado a tu pareja. Sabes que deberías dejarla y no puedes:
El problema puede ser que crees que dicha persona es todo para ti y aquí reside tu sufrimiento. Tu pareja no debe ser una necesidad, o un complemento de vida, sino más bien una alegría sin apego. Una elección. Un compañero y amigo que te da la mano para el viaje de vida que vives; y tú eres tú y él es él. Tu felicidad y no tiene que depender de él jamás. Recuerda que la felicidad es un estado, no una persona o algo físico que se busca y consigue en el exterior.
No puedes permitir que sientas en ti, que no podrías seguir en la vida sin él. Eso se le puede llamar claramente “apego afectivo” y cuando una relación te causa malestar y sigues insistiendo en ella, es porque incluso hay masoquismo personal, adicción y cero estima propia. Y por no mencionar la dignidad, porque está ni existe.
En ocasiones mujeres me han hablado de sus vidas y sus problemas, y realmente, al ver esto, te das cuenta de que este es un problema bastante común en las relaciones.
Creo que el afecto sentimental puede ser adictivo. Mujeres que tal vez han carecido de amor y cariño en su infancia, o durante algún tiempo, ahora ya de adultas, no eligen a quien amar, sino que lo agarran “sí” o “sí” a cambio de migajas de amor. Pero cuando termina de recibirse dicho amor, siguen prestando su vida a cambio de nada. Bueno sí, a cambio de perder su dignidad. Y todo por el miedo al rechazo. Por el miedo a no seguir recibiendo afecto y por el mero hecho de pensar que sin él no serán, ya, una persona querible. Que la puedan amar.
Es como conformarse con unos zapatos pequeños y sentir dolor por llevarlos; por miedo a que en la nueva zapatería de la esquina, no hayan zapatos de tu talla. ¡Como si no hubieran más zapaterías en el mundo!
Es como una droga: “sé que me hace daño pero la necesito y la sigo buscando para mi vida”. Necesito seguir sintiendo ese placer efímero que me da, cueste lo que cueste. “Lo necesito”.
Por supuesto esto no es amor. Son anhelos y apegos personales que se fomentan y manifiestan en dichas ocasiones y relaciones de la vida. Vacíos del ego que no dejan encontrar el alma. Y el problema siempre hay que solucionarlo en casa; no en las personas que nos rodean; y menos en un hombre que te desprecia y permite dicho sufrimiento en ti.
Pero el culpable, no es el amor. Eres tú misma, y por supuesto la persona que permite que estés pasando por esto, también tiene parte de culpa. Si permite tu dolor no te ama y de alguna forma también es culpable. Pero generalmente la primera persona en tener culpa de esto eres tú misma; y créeme te lo digo por experiencia, porque de adicciones conozco bastante y sé de que me hablo.
En el mundo siempre hay alguien deseando a amarte y a amarte de verdad. No ha darte esta mierda de vida que puedes llegar a vivir.
Mi consejo para ti, si te encuentras en una situación así, es que desde ¡ya!, aceptes tu problema o enfermedad afectiva y decidas dar un cambio personal y espiritual ante esto. Mediante nuevas actividades de vida, fuerza de voluntad “aunque digan que no sirve” ¡sí sirve!, y sobre todo, reforzando tu estima propia. Tu amor, el primero que tienes que tener en la vida.
Si te amas verás que no podrás permitir esto nunca más y escogerás una nueva y mejor vida. E incluso con ilusión. En realidad no es tan dificl. Sólo debes poner actitud y valentía. Mucha valentía. Dejar una adicción es de valientes. Sólo los cobardes mueren en ellas y no creo que tú seas así.
Mírate al espejo y se honesta contigo misma. Pregúntate si de verdad mereces esta vida indigna que eliges y si de verdad piensas estar así siempre. Pregúntate si tienes sentido estar viviendo una vida que no deseas por migajas de amor. Si de verdad dejarás que tu cobardía tire tu vida por la borda. ¡Duele!, sí, dichas palabras son duras, pero ante todo la verdad de tu presente, será el primer paso a dar para salir de este infierno en el que te encuentras ahora. De no ser así, tu salud emocional y tu vida personal se irá al garete. Y vivirás muerta en vida.
Medítalo y supérate ante esto. Es el reto que ahora debes afrontar. No des más la espalda a tu problema y recuerda que:
Él no debe ser todo para ti, debe ser de lo mejor de tu vida. Porque tú así lo has elegido. Has elegido lo mejor para ti. NO sigas eligiendo sufrir.
¡Ámate!
Autoría, Edición y publicación: Albert Espinola