Ser Mujer no es tan fácil. El mundo que te rodea te exige mucho, los estereotipos marcan formas y tendencias. Ser y estar guapa y delgada, bien pintada, bien vestida, admirada, exitosa y ser el centro de muchas miradas para ser respetada y valorada. Y todo y así, se siguen creando vacíos. Envidias y críticas. Nunca es suficiente. Debe ser preciosa, pero luego es una más. Debe ser de mundo, pero luego no se la cree. Debe tener intelecto, pero siempre se la discute y subestima.
Ser mujer no es fácil, se confunde el disfraz, y la fachada, y no se mira y se atiende al corazón. Esos sentimientos que llenan el alma y que muchas veces son marchitos por egoísmos y frialdad. Sentimientos que son apartados o no escuchados, no amados, y se siguen caminos con esa visión superficial que poco a poco consume y entristece el alma.
Ser mujer no es fácil, ella es guerrera pero se cansa y mucho. Lleva heridas que ella misma se ha curado y cicatrices que esconde bajo una sonrisa que ella misma ha dibujado. Pero no se rinde y sigue sin queja, da por hecho que debe hacer mucho y más, y ni ella se valora a raíz del absolutismo que se ha generado injustamente. La mujer hace, pero no se la cree del todo. Ella cree que la vida es así y que sus obligaciones son sólo de ella. Así sin más. Que así debe ser y que algún día tal vez todo cambie, pero sigue y no llega cambio. O si llega, pero sigue estando por debajo de una forma absurda. ¡Estúpida!
Ella toma riendas en el hogar, o allí donde está, y se carga de más durante una vida entera y se da por hecho que así debe ser. Que es su obligación. Siempre es la última en acostarse y la primera en preguntar si todo está bien por la mañana. Se preocupa por amor y eso tiene un precio incalculable. No se valora tan preciado don y tan hermoso sentir. Se aprecia mejor cuando ya no está. Cuando se convierte en recuerdo. Y luego, todo y así, se la llama puta y mala por haberse ido.
Ser Mujer no es fácil, ella quiere sentirse bien y hacer como si nada pasara, pero por dentro mil inquietudes y preguntas retumban su mente. Inseguridades que a veces, o casi siempre, las hemos creado nosotros de una forma un tanto frívola, sádica y enferma. Nunca estamos contentos y siempre queremos más. De ella se espera mucho sin pensar en dar nada a cambio, o sin ser consciente de que ella también desea y necesita. Que también merece y mucho.
Ser mujer no es fácil y sólo ellas lo saben. Pero un nuevo mundo vendrá. Aquel en el que será mucho más admirada y respetada. Un mundo en el que no habrá desigualdad o maltrato. Un mundo donde ella gobierne y comparta sus ideas, e ideales, de una forma más admirada y crédula. Real. ¡Y sin estar buena!, cualquiera podrá; sea bonita o fea, alta o baja, delgada o gorda, blanca o negra, rubia o morena. Porque no se apreciará tanto su belleza, sino su intelecto. No se valorará tanto su elegancia, sino su corazón. No se valorará tanto su posición, sino su magnificencia y altruismo. Aprenderemos mucho de ella, más que ahora, y el mundo será un lugar mejor. Un lugar parecido a un hogar en el que no falte de nada. Un lugar donde el amor y la amistad sea mutua y la admiración del hombre y de la mujer sea compartida de pies a cabeza. De corazón y alma. Un hogar más perfecto y más sencillo. Un lugar donde ella también invente y pinte. Donde ella también teorice y solucione. Donde también se escriban libros galardonando su arte y su pasión. Y un lugar en el que ella sea, y cree, la solución a muchas cosas. Un lugar en el que su alma será más libre y fuerte.
Ser mujer no es fácil, pero yo ya las envidio. Gracias por existir.
Autor: Albert Espinola