¿Qué pasó? El cuento que un día te prometió mientras te tomaba fuerte de la mano, cayó hasta el fondo y ahí quedó tu dignidad. Te enamoraste y confiaste en que construirían un vínculo bonito. Quizás no imaginaste algo perfecto, pero tampoco a un hombre que remueve tus heridas cada vez que puede. Sin duda, duele demasiado cuando pisotean tu dignidad, porque te hace enfrentarte a tus miedos e inseguridades, pero duele el doble cuando esa persona es tu esposo. Sí, el mismo que le grita al mundo que te ama, pero te humilla porque no trabajas.
Es muy duro, entender que ya no queda nada de la persona de la que te enamoraste, porque conforme avanzó el tiempo, los pedazos de su máscara han ido cayendo. Pasó de decirte que te ama, a reprocharte, por quedarte en casa, por limpiar, por cuidar a los hijos, por prepararle de comer y una lista interminable, que claramente para él no significa nada. Te has vuelto más temerosa, ahora piensas mil veces antes de hacer algo, porque no quieres despertar al ogro que habita en su alma, el que no se toca el corazón para pisotear el tuyo.
¿En qué momento te perdiste, mujer?
Sé que no es fácil aceptar que te están haciendo daño, que no se necesita que te pongan una mano encima para romperte y dejarte cicatrices para toda la vida. En su relación el respeto se acabó, ya ni recuerdas la última vez en la que sentiste tu autoestima por los cielos. ¿En dónde dejaste tu valor? Estás dejando que te grite, te insulte, te critique y te menosprecie, por miedo a perderlo. Por eso te callas, aceptas y te guardas todo el dolor.
Él nunca te lo va a decir, porque un hombre con esa cobardía no tiene las agallas para aceptar que se siente inferior, que necesita humillar al otro, para descargar el montón de inseguridades que le sacuden la cabeza. Sin embargo, eso no es una justificación, hay un montón de gente rota por ahí y no por eso dañan a los demás. ¿Hasta cuándo? Tu esposo te hace sentir mal, te quita méritos, te ridiculiza, aprovecha cualquier situación para ofenderte.
No le importas
Ese hombre ya se acostumbró a que puede descargar toda su negatividad en ti y no vas a hacer nada al respecto. Está afectando tu paz y el hecho de que tú seas resiliente no es razón para que toleres sus malos tratos. Antes que a tu esposo, te tienes que querer a ti, pero si crees que lo suyo todavía se puede rescatar, entonces establece límites. Déjale claro que no estás conforme con su actitud y que esperas que cambie o tendrás que tomar medidas drásticas. Es importante que tú te empieces a respetar, para que tu esposo y cualquier otra persona también te respeten.
No permitas que la soledad te hunda
A veces, es el miedo el que no te deja avanzar, el que te impide soltar una relación nociva. Desde luego, no es fácil salir del círculo vicioso, pero tienes que empezar por aceptarte a ti. Estar contigo es lo que te va a liberar, ¿Qué te asusta? Conocerte no es tan malo como parece, en el momento en el que descubres que no necesitas a un hombre, pero que si quieres eliges estar con él, tu perspectiva del amor cambia totalmente. Ya no es la codependencia la que te engancha, es tu voluntad y por eso se vuelve más fácil poner el punto final cuando las cosas marchan mal. Jamás pierdas tu dignidad por amor, porque si eso sucede en esa relación hay todo, menos amor.
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