Si te la pasas buscando la validación de los demás para poderte sentir bien contigo mismo es porque careces de amor propio. Crees que solo serás feliz si eres capaz de cumplir las expectativas de los demás, y eso mucho más que hacerte sentir bien, poco a poco te derrumba. Pierdes tu identidad tratando de estar bien con los de más, de esa forma nunca consigues verdaderas amistades ni eres realmente feliz.
Quien realmente se convierte en tu mejor amigo, lo hace sin que tengas que probarle nada, y cuando cosas malas ocurren, al final del día, solo tienes a esa persona para apoyarte.
Todos tenemos altibajos en la vida, a veces nos pasan cosas que no podemos controlar, perdemos un trabajo, o alguien nos rompe el corazón, nos estresamos con preocupaciones, tenemos dificultades económicas, o nos cuesta encontrar nuestra verdadera pasión. A veces creemos estar en el camino correcto y luego nos damos de frente contra un muro rígido que no nos deja avanzar más. La verdad, es que estamos en un mundo en el que es difícil apreciarnos y amarnos debido a la dificultad de las circunstancias.
Pues el amor propio es esencial para poder atacar los problemas sin caer y seguir adelante con una sonrisa. Quizá sí sabes que tu bienestar debe ir siempre por delante, aun así, las dificultades siempre llegan y en esos instantes puedes dudar de ti mismo. Pero siempre habrá alguien presente para ti, alguien que no dejará de amarte, que a pesar de la negatividad que te apesadumbra, se mantiene firme a tu lado. Ese es tu mejor amigo o amiga.
Esa persona siempre ha estado para mostrarte el camino correcto cuando…
Perdiste ese trabajo que tanto necesitabas. Te hizo entender que no lo necesitabas en realidad y te motivó a encontrar tu verdadera pasión.
La persona que tanto te gustaba no te correspondió. Te hizo ver que esa persona era quien perdía, no tú.
Un grupo o una asociación de “amigos” te negó ser parte de ellos. Te recordó que ustedes son mucho más geniales y que no necesitaban ser parte de algo así.
Creías que tu apariencia lo era todo y no querías salir porque te sentías fea. Pues, tu mejor amiga te da mil ejemplos de personas exitosas que no se definieron por la belleza. Y te recordó que no eres fea, que con tu sonrisa puedes conquistar el mundo.
Cometiste un error y la conciencia no te dejaba dormir. Te recordó que solo eres un ser humano que se equivoca pero que aprende de sus errores.
Sentías que querías rendirte. Te motivó a que te mantuvieras fuerte y de pie, que siguieras adelante sin perder las esperanzas.
Dejaste ir lo que amabas para quedarte con lo que creías era “genial”. No te juzgó por quien te convertiste, así que te recordó quien eras en realidad.
Bebiste demás y te sentiste muy avergonzada. Entonces, te enumeró al menos cincuenta personas que sí fueron embarazosas esa misma noche.
No le diste a tu cuerpo el trato que merecía. Pues, tu mejor amiga te compró un helado y te dijo que eras la chica más sensual que conocía.
Te sentiste muy sola. Pero su sola presencia te hizo recordar que en realidad nunca estabas sola porque tener esa clase de amistad era lo mejor que tenías.