Una mujer fuerte es aquella consciente de cada movimiento que da. No actúa de forma desesperada ni reacciona de formas que la puedan perjudicar. Ella es una mujer centrada que probablemente en algún punto de su vida hizo todo mal, y de cada equivocación aprendió a controlar sus impulsos, a reconocer su valor y a no aceptar menos de lo que merece.
Cuando a una mujer fuerte intentan engañarla, le mienten o intentan jugar juegos mentales con ella, se da cuenta. Ha tenido la experiencia suficiente para detectar ciertas señales de que alguien no tiene las mejores intenciones con ella. Y aunque muchas veces lograron engañarla, ella no toma represalias contra esas personas, por el contrario, aprende la lección que cada uno le deja, y permite que el karma se encargue del trabajo sucio.
La mujer fuerte siempre va hacia adelante, no se aferra a nadie ni deja que su alma sufra. Ella sabe cuándo debe dejar ir a quien no la valora lo suficiente. Es fuerte, puede soportar mucho y aun así no se deja vencer. Aunque el mundo quiera irse en su contra, ella no irá en contra del mundo, se limita a ser feliz con lo que tiene, a alejarse cuando es el momento adecuado, y si es de quedarse sola, lo hace. No le teme a la soledad, más bien lo ve como una oportunidad para enfocarse en sí misma.
Ella no siente necesidad de vengarse porque entiende que cada persona labra su destino, cada quien cosecha lo que siembra y no va a malgastar su tiempo y energías en personas que no lo merecen. Está muy segura de que el karma se encargará de darle a cada quien lo que merece según sus acciones.
Una mujer madura ha aprendido de cada tropiezo, cada error, cada mala decisión que ha tomado. Sus días de compasión hacia quienes le hacen daño acabaron, pero también la necesidad de hacer algo en contra de ellas. La mujer fuerte crea su propio destino sin miedo, aunque tiene barreras de protección no se niega antes las oportunidades que tiene en frente. Es consciente de que las cosas pueden ir bien como pueden ir terrible, y cualquiera sea el caso lo enfrenta con buena actitud.
Quizá muchos la hicieron llorar antes, pero ella saboreó cada lágrima, en cada fracaso veía algo de sí misma que no quería volver a ver. Aprendió a conocerse mejor que a nadie y así estar segura siempre de qué tolerar o no en el futuro. Va hacia adelante, toma riesgos, ríe, duda, llora, vive, y no se detiene, nunca lo hace.
Una mujer fuerte ha abierto los ojos sobre la vida, se dio cuenta que es demasiado corta para perder buena parte de ella aferrándose a otros, queriendo vengarse de ellos o queriendo cambiarlos. No, ella acepta su realidad y se aleja de la potencial amenaza.
Al final del día, una mujer fuerte no busca venganza, ella solo sigue adelante con su vida con la frente en alto y dispuesta a seguir experimentando, y deja que el karma se encargue de hacer el trabajo sucio.