Para esa mujer guerrera que eres, y que sin ocupar armas has ganado muchas batallas.
Hoy reconoce que esas heridas que han surcado tu cuerpo y mente, tienen sus recompensas y te han enseñado a ser la mujer que hoy eres. Una mujer con la sabiduría que podrá dar lecciones al mundo que la rodea.
Has derramado lágrimas y has luchado para que la ira no te gane y el odio no se aloje en ti. Reconoces que luchar así valió la pena. Tú no te inmutas con lo que te puedan decir, sólo sonríes.
De repente descubre realmente quien eres tú, ya no quieres ser la sombra de nadie. Ya todo aquello lo superaste; ya no lloras por las noches y por lo único que te desvelas por las noches es para seguir creciendo y supérate.
Ahora vives feliz de darte cuenta que de una desilusión amorosa puede enseñarte que no a cualquiera se le abre el amor de tu propia vida. A cualquiera no se le abre el corazón. Ahora te tendrán que demostrar primero el suyo. Y te sientes valiente, no te dejas llevar fácilmente por la corriente, aprendes a controlar tus emociones. Ya no te hieren esas viejas canciones.
Se vive realmente mucho mejor cuando ofreces perdón y decides seguir adelante. A tu edad ya no insinúas ni usas indirectas, sino que las sueltas a la cara y sin anestesia.
Te das cuenta que a pesar de las derrotas, esta vida es un regalo inmenso porque en realidad, cada decepción no es un fracaso, sino un aprendizaje.
No elegiste la vida que te tocó vivir ni los problemas que te tocó afrontar, pero ello no significa que no exista una solución o un aprendizaje. Nada puede ser perfecto, y si lo fuera no podrías valorar aquellos momentos que te han hecho sentir feliz.
A fin de cuentas, el dolor también es parte del vivir. Se vale llorar y romperse. Incluso ser débil cuando el siguiente paso es ponerse de pie y salir adelante con la cara bien alta.
Aprendiste de esos días sin sol, con truenos y relámpagos tan fuertes que te hicieron temblar. Y cuanto más grande fue la tormenta, un sol más radiante salió después de la tempestad, porque cuánto más caíste, mejor fue tu subida. Sólo hay que aprender y entender que, al igual que nosotros, el cielo necesita llorar de vez en cuando. Ahora te has convertido en un autentico arcoíris.
Admites que hace tiempo no sabías perdonar, pero ahora no le guardas rencor a nadie, ni siquiera a las personas que más te han herido, porque entendiste que sus acciones tienen que ver más con sus propios vacíos, que contigo.
Hay que saber explotar al máximo cada emoción y cada experiencia que se presenta en el camino. Pensaste que nunca serías feliz, y que tu vida estaría rodeada de malas intenciones, mentiras y caretas, pero tú supiste esperar y mantenerte con amor. Y aquí el éxito ahora es totalmente tuyo.
Mirarás atrás y será entonces cuando entiendas porqué pasó lo que pasó de la manera en que ocurrió. Y te sentirás satisfecha y feliz de que así fuera. Porque finalmente, todo sucede por una preciosa razón, y te darás cuenta de que sí es posible ser mucho más feliz de lo que imaginaste alguna vez.
Sufriste más de lo debido, te tocó quitarte la corona, y ponerte la armadura.
Y así, fue que una mañana resurges, decidida a comerte el mundo.
¡Que todos sepan que no eres mala, sino que solo estaba dañada. Que sepan que hoy eres más fuerte que ayer, gracias a ese dolo afrontado con tanto valor y empuje!
¡Que todos lo sepan!
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