El algún momento creí que en verdad estaba loca, que alucinaba, que las cosas que veía eran producto de mi imaginación. Me sentí acorralada y envuelta en una estela oscura de mentiras. Jugaron con mi mente, me aferré tanto a esta persona que ya no me siento segura de nada de lo que ocurre en mi vida. Ahora lo sé, soy víctima de manipulación.
Vivo con una persona que juega con mi mente cada día, pero no siempre fue así, no siempre fue esa enfermedad de la que no consigo deshacerme. Me hizo creer que era un buen hombre, se abrió conmigo y me contó sus desventuras, los momentos difíciles de su vida y me dejó ver sus vulnerabilidades, confié en él. Creía en él porque era honesto, cuidaba de mí y era muy detallista. Me sentí muy afortunada, ¿cuántas mujeres podían decir que estaban con un hombre que las amara y apoyara? Me sentí especial.
Pero ese hombre maravilloso del que me enamoré fue toda una mentira, cada movimiento que tuvo conmigo fue calculado para hacer que confiara en él y me enamorara. Todo ese valor que dijo tenerme se esfumó pues ahora no hace más que utilizarme para alimentar su ego, me siento tan débil para seguir luchando que me odio a mí misma por ello.
No sé cómo actuar por el miedo que me produce y porque siento mucha confusión. Me ha dicho tantas cosas que le creo, pero me confunden. Dice que nadie más me querrá más que él, que si me voy de su lado me quedaré sola para siempre; tengo miedo de estar sola, no sé cómo tomar sola una decisión porque él siempre me ha refutado cada paso que doy y ya no sé cómo hacer las cosas si antes preguntarle. No me atrevo a hacer nada si no tengo su validación.
En un principio le gustaba todo de mí, pero de pronto dejó de gustarle todo lo que hacía y todo lo que era. Primero me reprochaba como un consejo y yo por hacerlo feliz cambiaba todo lo que le molestaba. Sin embargo, sus desagrados hacia mí se convirtieron en una costumbre. Todo le sentía mal, sus críticas eran hirientes pero igual las escuchaba y debía hacer algo al respecto porque él siempre tenía la razón.
Ya no lo soporto, siento que la vida se me acaba, que ya no tengo fuerzas para resistir sus ataques, pero tengo miedo, mucho miedo. Temo estar sola en el mundo donde nadie pueda comprender quién soy, él mismo me ha hecho saber que soy demasiado débil para sobrevivir sola. Él es mi enfermedad, tengo una dependencia emocional hacia él que no sé cómo cortar, su manipulación ha llegado demasiado lejos.
Vivo con un manipulador, uno que asegurara amarme y al mismo tiempo me demuestra cuánto me odia. Si me alejo es mi culpa por no amarlo lo suficiente y si no lo hago, soy una tonta. Mis piernas están paralizadas, mi lengua inutilizada y mis pensamientos hechos trizas. Vivo con un manipulador y necesito alejarme de él, pero no sé cómo. Tengo miedo.
Si al menos alguien se diera cuenta de lo que me sucede, todos creen que es un buen hombre y que yo tengo mucha suerte de tenerlo. Tal vez no me golpea, no me obliga a nada, pero me siento tan destruida cada día como si me dieran una paliza. No quiero levantarme, vivo llena de tristeza. Mi autoestima está por el piso y las personas que me quieren de verdad están muy lejos porque yo misma los hice ir, por él, siempre por él.
Siempre estuve equivocada y ahora que deseo librarme siento la esperanza de una vida más sana y tranquila. Él es una enfermedad, un manipulador que vive en mi casa, pero ya no será por mucho porque si no lo logro sacar de allí, entonces me iré yo.
No importa lo que me tome, lo haré.
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